Capítulo 25

Rodeada de árboles, entre tinieblas y con el miedo arraigado en lo más profundo de mí ser. Sola como en todos los momentos de mi cabeza, por instantes siento que estoy huyendo de algo, pero no sé de qué, mi corazón se acelera y mi respiración falla.

Veo mariposas a mi alrededor, pero sigo sintiendo soledad entre las tinieblas y el frío, solo quería saber que estaba sucediendo, son sueños, pesadillas, ¿o solo me estoy volviendo loca?

Camino descalza por lo que parece ser un bosque, desorientada y atemorizada, encuentro una puerta en el medio del de todos estos árboles, entro en busca de algo, lo que sea que me dé una explicación, pero estoy en el mismo lugar.

Entonces veo a mi padre, tirado en el suelo, rodeado de oscuridad, en el piso, con sangre en su pecho. Me acerco a él y lo muevo de un lado a otro, sus ojos están entreabiertos, con la fuerza que le queda toma mi mano con la suya y dice:

—Está bien, no llores, este momento tenía que llegar —dice en un susurro inaudible.

—No quiero que mueras —digo entre sollozos.

—Brooke, tienes que despertar, yo no quiero que... tu mueras —dice con esfuerzo.

—Estoy intentando, ¡pero no sé cómo! —chillo, pero no recibo una respuesta de su parte, se ha ido, no respira y siento que mi corazón se encoge, caigo a su lado y lloro con confusión y dolor, esperando poder despertar, del sueño o la pesadilla en la que estoy metida.

***

Mi padre y Helen dejaron de hablar, así que finalmente decidí entrar a la cocina y sacarlos de ese momento incómodo, y que bueno que lo hice antes de ser descubierta por alguien más, eso sería algo muy vergonzoso.

—¿Interrumpo? —cuestiono.

—Claro que no —responde rápidamente Helen, lo cual hace más evidente que si lo hice, si ella supiera que escuché lo que hablaron.

—Bueno, ¿Han visto a Jane? —pregunto con desdén.

—No, ¿Necesitas algo? —responde una vez más la rubia de cabello corto frente a mí.

—Solo necesito liberar un poco de enojo, y ella me ayudará con eso —le digo. Papá solo me mira atento y con notable confusión.

—¿Y por qué estas enojadas? —interroga él.

—Porque Charlie irá a Cambridge y no podremos estar juntos porque el vivirá en la residencia y yo iré a London Business School —le digo sin rodeos, el me mira totalmente sorprendido.

—Brooke, ¿Qué quieres decir con que no estarán juntos? ¿Van a terminar por esa tontería? —cuestiono él.

—No papá, solo no viviremos en el mismo lugar, lo que será más difícil y de algún modo eso me molesta- —Lo único que quiero en este momento es golpear algo, o juro por Dios que explotaré.

—Tranquila Brooke, solo relájate, eso se puede solucionar —trata de tranquilizarme mi padre, creo que estoy exagerando un poco.

—No me pidas que me relaje, sabes que no lo haré, solo tengo que golpear algo ya —le digo cada vez más alterada, no sé si estoy enojada por lo de la universidad o porque ahora se mucho de la relación que tuvieron Helen y papa.

—Sí que se parece a ti Zack —Helen se dirige a mi padre y yo no digo nada—. Yo te puedo ayudar, no tiene que ser Jane y sus guantes. —Agrega ella, y no me parece mala idea, solo necesito liberar un poco de mi enojo, para luego salir con Charlie a donde sea.

—Bien —acepto y mi padre inmediatamente niega con la cabeza.

—No, de ninguna manera —demanda él.

—Tranquilo, no le voy a golpear muy duro papá, si eso es lo que te preocupa —le hago saber con media sonrisa. El cree que estoy enojada con ella también por haber sido la razón de un engaño, teniendo en cuenta que no tiene idea de que yo sé un poco más que solo eso, si supiera yo no estaría parada frente a ella, él no lo permitiría.

—No hay razón para hacerlo, ¿o sí? — cuestiono con sarcasmo.

—No, somos familia ahora. —Ella realmente tiene el descaro de decir que somos familia, no la golpeo en este momento porque mi padre no lo consentiría, pero tengo todas la ganas de hacerlo.

—Tú y yo no somos familia, tu solo eres la hermana de mi tío Bryan y la mujer que se acostó con mi padre, nada más que eso —le digo y ella lo único que hace es entrecerrar sus ojos y llevarse un cigarrillo a la boca, apenas y me doy cuenta de que lo tenía en la mano desde que entré a la cocina.