Escape: Brooke

Capítulo 41

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Samantha

Después de la muerte de Brooke, no he tenido cabeza para seguir con el plan de estar con la loca de Caitlin todo el tiempo. Cuando me entere seguía siendo vigilada por los escoltas de Caitlin, me mantuve lo más tranquila que pude fingiendo que no había escuchado que mi amiga había muerta, al principio no lo creí, pensé que solo era una estrategia de la que no estaba enterada, pero cuando Caitlin finalmente me dejó marchar, supe que en realidad había muerto, me encontré con un Charlie roto, Dylan más silencioso que nunca con ojos llorosos, pero sin dejar salir una sola lágrima y a Zayed con los ojos hinchados, labios secos y desaliñado, y verlos me dolió aún más la partida de mi amiga.

Mantuve la compostura todo lo que pude durante el entierro, fue como un puñetazo en la cara, siquiera pude verla mientras estuvo despierta, no pude despedirme y eso me dolió aún más.

Todos nos encontrábamos en la gran mansión luego del entierro, el silencio era casi ensordecedor, lo único que se escuchaba eran las puertas abrir y cerrarse, la comida que Joshua preparaba en la cocina y el traqueteo de los tacones de las mujeres vestidas de negro. Pero algunos estaban actuando muy extraño, como si no les doliera la partida de mi mejor amiga, de quien si me estaba preocupado era de Charlie y Zayed, no sabía cuál de los dos estaba peor.

—¿Quieren algo de té? —les pregunto a ambos. Ellos están uno al lado del otro, con la mirada perdida.

—Por favor —susurra Zayed con la voz ronca. Voy a la cocina y preparo el té en total silencio junto a Joshua, quien cocina con las demás cocineras. Para cuando vuelvo a la sala de estar con las dos tazas de té, solo encuentro a Charlie donde lo dejé.

—¿Dónde está Zayed? —le pregunto a mi amigo al tenderle la taza.

—Dijo que necesitaba aire, salió al patio —susurra.

Salgo por el pasillo que dan a la cocina y bajo los escalones en dirección al patio, él se encuentra de espaldas a mí, sentado en la grama en medio del enorme patio. A medida que me acerco a él siento el olor a nicotina y luego veo el humo que se lleva el viento.

—Zayed —lo llamo y el responde con un mmm. Me siento frente a él y me sorprende que realmente este fumando, dejo la taza de té a un lado y lo miro por un segundo, siquiera me mira a la cara, mantiene la vista en el piso.

—No sabía que fumabas —mascullo.

—Es mi segunda vez, no lo hago —contesta después de darle una fumada al cigarro, me mira por fracción de segundos dejando salir el humo y vuelve su mirada al suelo.

—¿Y por qué lo haces ahora? —cuestiono con voz queda, no quiero que él se altere, solo quiero que deje de hacerlo, porque yo sé que no es esa clase de chico.

—Sabes porqué. —Ya conozco este Zayed y no me gusta para nada que este recurriendo a alzar sus muros conmigo, quiere reservarse las cosas como siempre, no lo había hecho desde que estamos juntos, ha aprendido a decir lo que siente, las cosas que le molestan, y sabe que no es bueno guardarse ese tipo de cosas. Pero aun así, lo hace.

—Quiero que me lo digas, ambos compartimos el mismo dolor cariño —susurro tocando su mano, pero la aparta.

—No...—Ladea la cabeza a un lado y me mira a los ojos—No creo que pueda vivir sin Brooke —farfulla la voz rota—, al menos esto me ayudará con la maldita angustia, siento que me muero por dentro Sam, necesito...

—No necesitas esto Zayed, solo necesitas rodearte de las personas que comparten tu dolor, como yo, Charlie, tus padres —replico—. Solo estas dolido, como todos, ese dolor no siempre estará ahí —le aseguro. Zayed cierra los ojos y respira profundo seguido de un chasquido.

Sam, no creo que... —Se quebranta a media frase—, pueda seguir adelante, duele demasiado, arde por dentro—gimotea dándose en el pecho muy fuerte, pero lo detengo—. No creo que pueda soportar tanto dolor, no puedo, no puedo —solloza sujetando mi mano en su pecho, se inclina hacia mí, con cuidado le quito el cigarro de la mano y lo apago en el platillo de la taza del té que ya debe estar frio.

Acurruco a Zayed bajo mis brazos, el deja reposar su cabeza en mi pecho y sostiene mi mano en el de él, siento como sube y baja su torso, puedo sentir su dolor a través de su llanto, es la primera vez que o veo así, es por eso que no puedo evitar salir las lágrimas.

—Todo estará bien, yo estaré a tu lado —susurro acariciando su cabello con mi única mano libre. Después de varios minutos, él se incorpora, limpiándose las lágrimas, me mira a los ojos con tristeza y un intento de sonrisa, lleva su mano a mi mejilla y con su pulgar limpia mis lágrimas.

—Eres lo mejor que me ha pasado y la única que podría entender como me siento, agradezco que seas parte de mi vida... —Sonrío por sus hermosas palabras, sé que quiere decir algo más, pero simplemente lo ha pensado y se ha arrepentido.

—Yo también —le respondo a pesar de que no dice las palabras. Por su mirada tímida, y la forma en la que juega con mis manos sé que quiere decirlo y no lo hace porque cree que es muy pronto.

—¿Tú también qué? —Se hace el desentendido.

—¿Qué es lo que ibas a decir? Adelante dilo, no tengas miedo —le pido. Y le sonrío para que esté confiado y sienta un poco de felicidad en medio de tanta nostalgia.

—La luna está hermosa, ¿no crees? —susurra con la mirada en nuestras manos juntas.

—¿Eh? —cuestiono confundida, he quedado como ridícula al creer que se trataba de otra cosa. Escucho una risita de su parte y levanta la mirada, lo veo a los ojos algo apenada mientras él sonríe y peina mi cabello.

—Significa te amo, lo leí en algún manga—explica rápidamente—. Es una inexpresión poética en referencia a la traducción en japonés de "te amo" que le dio el escritor Natsume Sōseki a un estudiante, cambió la traducción a "la luna está hermosa". —lo miro sonriente y me río de como él ha utilizado toda una metáfora para decir que me ama.




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