Escape con el hijo del alfa

Más cerca

Luego del pequeño problema todas se reúnen en la gran mesa con Clark a su cabeza, el ambiente era tenso y los ánimos se encontraban por los suelos.

- Como ya sabrán el día de hoy comienza la acción de verdad y sé que hay rumores de que tienen que pelear entre ustedes, pero déjenme decirles que no será así.

- ¿No? Entonces con quien.

- Vamos a empezar con algo fácil para entrar en calor. ¿Cacería les parece bien?

- ¡Si!

- Muy bien quien me traiga la presa más grande en menos tiempo y sin ayuda de nadie tendrá una pequeña muestra de mi admiración. Pueden retirarse.

Las mujeres salen emocionadas menos una, Freía mordía su uña sin parar, observando los elementos sobre la mesa.

- Oh la princesa no quiere dañar sus uñas.

Maldición tengo que conseguir algo grande, observó para todos lados y por fin veo al idiota de mi pareja, va a tener que ayudarme y hacer trampa por mí. Al final me decidí por una daga y la oculté entre mis ropas, el rey no me quita la mirada de encima y eso me pone nerviosa.

- El bosque es todo de ustedes señoritas.

Todas salimos listas para intentar cazar la mejor presa y así poder obtener lo que sea que ese bárbaro esté dispuesto a dar. Mis hombres son los mejores en infiltrarse y camuflarse así que mientras ellos me buscan un animal decente yo voy por algo mucho mejor.

Entre el denso bosque oculta en un gran arbusto veo como una y otra pasa lanzando flechas, pero yo quiero algo más y por fin lo veo, esa perra es mía.

Voy lento y la sorprendo por la espalda. - Hola princesa.

- Que estás haciendo.

- Me deshago de la competencia innecesaria.

- Esto es hacer trampa.

- En la guerra y en el amor todo vale, querida.

La apuñaló en un costado de su dorso, cuando la veo caer la arrastró hasta un árbol hueco para luego cubrir este con ramas.

- No.. Me dejes aquí.

- Ya muérete de una buena vez.

Salgo corriendo dejándola atrás, en un par de minutos se desangrará y dejará de existir. Me quedo dando vueltas por el bosque esperando que me traigan mi botín, pero el tiempo pasa y nadie viene.

Escucho sonar la trompeta que indica que el tiempo se acabó y yo no tengo nada. Genial ahora que voy a hacer, tomó el cuchillo y lastimó mi pierna y espero que alguien venga por mí.

♡♡♡

- Hijo mío donde estabas.

- Salí a estirar las piernas.

- Nodal cuando aprenderás que a mí no puedes mentirme.

- ¿Ella duerme?

- Se está bañando en el manantial. ¿El dolor volvió?

- Estoy bien mamá, recuerda que hay mucho trabajo por hacer.

- Nodal no me quieras ver la cara de tonta.

- Voy a ir a ver que esté bien.

Salgo antes de que me siga preguntando cosas que no puedo responder, aunque es casi imposible engañarla al menos lo voy a intentar. Todavía hace frío y esa mujer loca sale a bañarse afuera como si la casa no tuviera un baño en perfectas condiciones.

Al llegar a la orilla la veo disfrutando bajo el sol como una sirena saludando a quien disfruta de verla. Me siento extraño, puede que la medicina ya perdió su efecto o tal vez es ella la que me está matando lentamente.

Miro a Orión quien está cuidándola, acaricio su cabeza y comienzo a quitarme la ropa para acompañarla.

El movimiento del agua me pone alerta y al voltear no veo a nadie, siento algo extraño y a la distancia noto a ese gran lobo que no deja de seguirme a todas partes. Comienzo a nadar de regreso cuando algo acaricia mi pie y me pongo histérica de inmediato.

- ¿Quién es?

En mi espalda escucho un susurro. - Adivina.

Volteo y lanzó un golpe que rápidamente esquiva con precisión. - Así saludas a tu esposo, tienes gustos muy raros Megan.

- Estás loco, no hagas esto nunca más.

- Perdón. ¿Por qué estás aquí? No tienes miedo a enfermarte.

- Sentía mucho calor y la necesidad de venir aquí.

- ¿Estás bien? Te noto extraña, acaso te duele algo.

Me avergüenza admitir que si me pasa algo así que prefiero escapar, pero claro que él no se rinde.

- Megan que sucede, me estás asustando.

- No pasa nada.

Apartó mi mirada apenada mientras cubro mi pecho con ambas manos, estoy usando ropa, pero de igual manera sé que lo puede notar.

- Estás muy roja, no me digas que tienes fiebre.

- Estoy bien ya deja de tocarme.

Forcejeo para poder escapar y Nodal lejos de dejarme ir me lleva a su pecho mientras acaricia mi cabello. - Si te duele o te pasa algo solo dilo, yo te voy a ayudar en todo lo que pueda y si no puedo entonces me quedaré a tu lado hasta que te sientas mejor.

Sus palabras hacen que comience a llorar mientras lo abrazo con necesidad, mis hormonas están fuera de control y que sea tan lindo empeora las cosas.

- De verdad me estás asustando.

- No es nada malo solo me duele mucho..

- ¡QUE TE DUELE! ¿EL BEBÉ YA VIENE?

Su preocupación y ese rostro claramente alterado logra que comience a reír. - No quiero decirte.

- Ya deja de jugar conmigo y dime ahora mismo.

- Es mi pecho.

Su mirada se va directo a mi busto y yo ya no sé dé que color estoy, pero seguro es muy intenso.

- Te duele el pecho...

- Ya deja de mirarme pervertido.

- Dime que puedo hacer para ayudar.

Eso sí no lo esperaba, pero creo que lo mejor es dejar la vergüenza de lado, después de todo este hombre es mi esposo ahora.

- No sé, tampoco entiendo que me pasa, pero siento que van a explotar en cualquier momento.

Nodal traga grueso al ver el pecho de su hembra y su cara de dolor. Sin saber que hacer para aliviarla deja que su instinto tome el control y que sea lo que tenga que ser.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.