Escondidos en la oscuridad. ¿qué tan lejos llegarás?

1.

Otra noche más, de vuelta al mismo ciclo.

¿Hasta cuando esto acabaria?
Ya estaba arta de esto, de tener que alimentar a un demonio.

Cada noche el viene a mi, con su daga hace un corte en mi muñeca y luego bebe hasta cansarse. Dos meses, cada noche desde hace dos meses. Podrian decir que es suficiente para acostumbrarse pero no, ¿cómo hacerlo? Es jodidamente tenebroso pensar que algo asi te pasa, lo peor es saber que tu lo provocaste.

¿Cómo? Bueno es facil, yo era de esas típicas chicas invisibles, esas que jamás voltean a mirar.
Con un pasado triste, mi madre se había suicidado un día despues que naci y mi papá murió por una sobredosis, interesante verdad.
Estaba cansada, cansada de esa tristeza y esa depresión que cada día me atormentaba, cada mañana al despertar deseaba que fuera mi ultimo día.

Muchas cosas a lo largo de mi vida me afectaron, tanto que quise con todas mis fuerzas morir.
Lo intente, dos veces. Pero siempre fallé, Emily mi tía era la que se hizo cargo de mi, trato de mil maneras ayudarme pero jamás lo logró. Siempre estare agradecida con ella, no tenia la obligación de cuidarme pero lo hizo.

Ella me dio muchas cosas, felicidad algunas veces. La ultima vez que me intente suicidar tenia 14 años, las pastillas que robe en la farmacia de un viejo anciano no surtieron efecto, ya que mi tía logro llevarme rapido al hospital. Estuve en terapia, muchas veces. Ya sea por depresión o por lastimar a los niños que se burlaban de mi.

Mi tía murió de cancer, cuando yo tenia 16 años.
En ese momento supe que estaba harta, me había recuperado y ya tenia un año sin tener ataques de ansiedad y sucede eso, estaba devastada. Dolia, cada parte de mi ardia con cada respiración.

Mi tía me dejo una casa en un pueblo al otro lado de la ciudad, no me mude. Me dejaron vivir sola en la casa donde mi tía murio, era mi hogar después de todo, estuve de acuerdo a que dos veces por semana llegara una psicóloga a mi casa.

Era un jueves por la tarde que decidí acabar con mi vida, ahora de una manera más cliche y aburrida, con una cuerda atada a un árbol en el bosque.

Antes de salir de casa me puse un suéter negro ya que hacia frio, antes muerta que sencilla. No tenia mucho sentido ya que literalmente iba a morir helada.

Tome una mochila donde tenia mi cuerda y sali de mi casa, no me preocupe por hacer una carta de despedida ya que no tenía ningún amigo a quien dejarla. Triste pero real.

Después de caminar hacia el bosque por unos diez minutos empieza a llover, genial agregenle otra cosa más a mi muerte cliche.

Llegando al bosque ato la cuerda a un árbol y a mi cuello, cuando estaba a punto de saltar a mi muerte una voz detrás de mi dice algo.

—¿Enserio quieres hacerlo? Hay muchas cosas más que puedes hacer y creeme que todas son mejores que esto.— Es una chica de cabello rubio que me ve desde abajo, tiene un aspecto demasiado extraño.

—¿crees que me vas a convencer a no saltar? Eres una extraña, e escuchado esas palabras muchas veces. Vete a la mierda.—le dije en todo frio pero algo de mi suplicaba que ella pudiera ayudarme, talvez si lo intentaba...

—Me iría con gusto, créeme, pero siendo sincera quisiera ayudarte.—se acerca más al árbol donde estoy.

—Solo... Dejame morir en paz, ¿es mucho pedir?— le dije esperando que fuera suficiente para que se fuera.

—¿No es más facil tomar patillas?—dice en tono sarcastico mientras mira la cuerda que esta atada a mi cuello.

Y era verdad, hubiera sido más fácil y menos vergonzoso porque en este momento me siento ridicula con esta gran soga enredada al cuello.

—¿te importa? Solo vete, no tienes porque estar aqui.—fijo mi mirada en la copa de unos árboles pequeños que tengo frente a mi, para no tener que mirarla y sentirme más apenada.

—Yo solo te digo que seria mejor intentar algo más, ¿quieres?—espera mi respuesta pero al ignorarla ella sigue hablando.—voy con unos amigos, ellos y yo te podemos ayudar. ¿Vienes?

La inspiración de la muerte ya me había abandonado asi que más animada le pregunte ¿cómo?

—Ven y te mostrare como puedes tener lo que tu corazón y alma quieran. —Contestó y me ofrecio su mano para bajar.

Desate la cuerda y baje pero como soy Ilie mala suerte,  me cai de culo y se me embarro la parte trasera de mi pantalón.

Sonaba tentador, muy tentador. Jamás imagine lo que esa propuesta tan buena podria ocasionarme.
Caminamos en silencio adentrandonos cada vez más al bosque, mientras la noche caía y la luz de luna empezaba a aparecer, la lluvia ya había parado pero había dejado mucho lodo.

Después de un rato empeze a escuchar voces de adolescentes ¿me había guiado a una fiesta en medio del bosque? No creo que fuera tan aburrida.

Cuando llegamos a un intento de fogata, pero los chicos no parecian como los que me imagine, con cervezas y chicas con shorts donde se les podia ver hasta el alma.
Al contrario, eran esos chicos que se sientan al fondo del salón y te miran como un estorbo. Genial, ¿Enserio creyó que esto podría ayudarme?

—Me encontré a alguien a quien podria interesarle el pacto. — ella se acerco a mi y me pregunto mi nombre.—es Ilie.

¿Pacto? Como con el diablo, tenia miedo pero soy demasiado curiosa, asi que ¿qué saldria mal?

TODO.

No Ilie, no te dejes llevar por la voz de tu aburrida consciencia.

La chica se acerco a mi y me hablo en lo que era un susurro.

— Es facil, solo pide lo que quieres y el te lo da.— ¿él diablo? No lo creo, es malo ¿o no? Y como si escuchara mis pensamientos (creo que lo hace) me contesta. — Él no es como lo pinta la iglesia o las personas, es bondadoso y se apiada de almas necesitadas.

Bueno, no sonaba tan mal, no tenia nada que perder asi que con una sonrisa le dije.

—Hagamoslo, no tengo miedo.—Mentí en lo del miedo pero es lo de menos.

Ella tomo mi mano, el contacto de su piel helada causo escalofríos en mi. Se sento en un tronco y me invito con su mano a que hiciera lo mismo. Al ver a mi alrededor todos se veian ¿NERVIOSOS? Estaba apunto de hacer algo muy importante que de seguro me arrepentiria despues y ellos lucían nerviosos. Me acerque a la chica—la cual aun no me decía su nombre—y le pregunte en un tono muy poco audible.




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