Cuerpo, carne, deseo... eso puede sonar maravilloso, ¿pero dónde queda el amor, la felicidad y la paz?
Cama tras cama, liberando deseos carnales, sintiéndome cada vez más vacía, poco a poco se llevan algo de mi, dejando mi cuerpo como algo no más que un recipiente.
Sueños con manos agarradas y sonrisas sinceras; pesadillas con cuerpos cortados, convertidos en objetos sin derecho a rechistar ni quejarse del destino que le ha tocado.
Manos, mordiscos, golpes, se encuentran por todo mi cuerpo, sin poder ser borrados, sin poder ser cicatrizados...