Escuadrón Sombra

Capítulo I: Reclutadas

Año 2112

En la cárcel de alta seguridad, en el ala de las mujeres, dos chicas dormían plácidamente. Estaban consideradas de alto riesgo por lo que como casi todas las noches eran despertadas y obligadas a levantarse.

Guardia 1: "¿Estamos todos?"

Guardia 2: "Sí señor, somos seis para cada una de las chicas..."

Guardia 1: "Vosotros, estáis con la rubita. Tú y tú os encargáis de colocarle los grilletes de los pies y sujetarlos hasta que esté inmovilizada, tú te encargarás del grillete del cuello, tú y tú colocáis los grilletes de las muñecas y engancháis las cadenas con el cuello y los tobillos, necesitareis ser los más rápidos, cuando todo esté hecho te encargas de colocarle la máscara. El resto con la castaña y ya sabéis los que se encarguen de los pies deben ser lo suficientemente fuertes para impedir que se puedan defender y necesitemos a más gente..."

Los guardias se distribuyeron de la forma que habían dicho, y de forma coordinada abrieron los grilletes. Cuando el agente al mando gritó "¡Ahora!", ninguna de las dos chicas tuvieron muchas opciones de resistirse. Los primeros grilletes que fueron cerrados fueron los de los pies y el cuello, mientras que las manos costó la misma vida, sobre todo con la rubia.

Rubia: "Malditos hijos de puta, como me suelte os vais a enterar de quién soy yo.", mientras manoteaba con fuerza.

Sin embargo la castaña empezó a llorar sin apenas poner resistencia, apenas un minuto escaso. Ya que cuando cerraron los grilletes de las muñecas pasaron la cadena por dos argollas que tenía delante, aunque tenía otras dos por detrás, el grillete del cuello, la cadena al ser corta obligaba a mantener las manos totalmente pegadas a la cara. Apenas tardaron unos quince minutos cuando la procesión con las quince personas salían del ala de las mujeres. Durante el rato que estuvieron andando hasta que llegaron al despacho del alcaide, los malos tratos y los comentarios denigrantes por parte de los guardias fueron constantes. Las risotadas cuando cualquiera de ellas dos tropezaba y se caía, lo que no se habían dado cuenta es que la castaña había logrado soltar el sistema de seguridad de los grilletes, prácticamente se podía fugar. Intentó ayudar a la rubia, para ello simuló un tropiezo y chocó con ella.

Castaña: "Utiliza esto en la parte trasera del grillete de tu cuello, busca una hendidura, en cuanto la encuentres presiónala y tendrás todos los grilletes sueltos...", le dijo en un susurro mientras los guardias se reían a carcajada limpia.

Cuando incorporaron a la rubia, le pegaron tal tirón que la pequeña pieza metálica que le había dado la castaña la perdió irremediablemente. Durante el resto del trayecto, la rubia le hacía gestos para que se fugase a lo que la castaña se negaba. No tardaron mucho más desde que la castaña se liberó en llegar al despacho del Alcaide.

Alcaide: "Pónganlas en las sillas de seguridad y activen el dispositivo gamma...", mientras seguía tecleando en su ordenador, cuando al cabo de unos minutos las sillas dejaron libres a las dos reclusas.

Rubia: "Ahora mismo te vas a enterar de quién soy yo..."

Alcaide: "Tranquila Nerea, se os necesita a ti y a Zlata, tu compañera de celda. Te pido disculpas Zlata, pero no teníamos otra forma de reclutarte sin que nadie sospeche nada..."

Zlata: "¿Reclutarme?"

Alcaide: "Sí reclutaros a las dos. Sed bienvenidas a las Tropas de Asalto Interestelares, un utensilio muy interesante, te haremos uno igual para ti Nerea, lo necesitarás a partir de ahora..."

Nerea: "¿Cómo sabías liberar el grillete?"

Zlata: "Yo diseñé el sistema de seguridad, nadie conoce eso solamente yo..."

Alcaide: "Id a esa habitación y poneros lo que hay en vuestras taquillas."

Las dos chicas entraron en el lugar que le había indicado el Alcaide. Las dos chicas se quedaron sorprendidas, en sus taquillas tenían suficiente ropa para estar más de tres meses estrenando ropa nueva, de todo tipo. Solamente había algo que estaba fuera de las taquillas, era una especie de mono que se adhería al cuerpo como si fuese una segunda piel. Cuando Nerea se quedó solamente con la ropa interior, advirtió como su compañera Zlata estaba como un tomate mirándola fijamente.




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