Capítulo 51

MI SUK

(enero)

—¿Park Mi Suk?

—Sí, soy yo —respondí.

Me levanté enseguida.

En la oficina en la que me indicaron entrar, me recibió una secretaria con bastante cordialidad. Tenía el cabello oscuro recogido en un moño alto y bonitos anteojos que hacían resaltar sus ojos marrones. Apenas tomé asiento frente a su escritorio, se inclinó para sacar un portafolio de una gaveta y, luego de verificarlo, me lo entregó.

—El proceso de inscripción se ha concluido satisfactoriamente —anunció con voz aguda y aterciopelada—. Es oficial, ya perteneces a nuestra gran universidad. Mucha suerte para el inicio de cursos en el mes de marzo, y gracias por confiar en nosotros como el motor hacia la construcción de todos tus sueños.

Allí estaba, a punto de empezar mis estudios en gastronomía, lo que siempre me había apasionado, y que reprimí durante mucho tiempo debido a mi bucle de tristeza y soledad. Estaba orgullosa, sin duda; porque, justo cuando estuve a punto de precipitarme hacia la deriva, activé mi propio paracaídas. No me había costado tomar la crucial decisión, ni siquiera temía a la incertidumbre del futuro.

Todo lo contrario.

Estaba más que emocionada.

Ahora me sentía capaz de soñar.

Anhelaba convertirme en la mejor chef de Seúl y, por qué no, en una de las chefs más reconocidas en el mundo entero. Mi espíritu ya no estaba congelado; empero, en aquel instante, su voz volvió a llenar mis oídos y acarició una fibra de mi corazón: «[...] aunque, en última instancia, solo queda el amor que nace y termina en nosotros. El fuego propio que habita en los sueños».

A pesar de que Mason nunca había llamado y ya había perdido toda esperanza de que lo hiciera, me permitía pensar en él de vez en cuando. Y es que, a pesar de la melancolía, la desilusión y la trágica ruptura, no me arrepentía de haberlo conocido.

Mason... fue la llama que avivó mi fuego.

Lo demás, ya no importaba.

* * *

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