Ese último momento

9. ¿Un fantasma?

No lo entiendo. No comprendo nada de lo que está ocurriendo en esta reunión.

Hace solo un momento, Melania había humillado a mi novio delante de sus amigos, les dio un sermón como si fueran niños e incluso se burló de ellos. Ahora, sin embargo, acaba de darles una noticia que parece haber hecho que todos se olviden del ambiente tenso que había hasta hace un minuto.

Incluso Lucas desborda emoción, no deja de sonreír y festejar con sus amigos.

Ella va a darles un departamento.

No es que la idea me desagrade, al contrario. Les dará mayor independencia a todos, un techo a quienes no lo tienen, y podrán dedicarse incluso más a su banda. Es solo que… hay algo que no termino de entender. No me queda opción más que ser yo quien haga la pregunta que ninguno de ellos hará:

—¿Implica esto un cambio en el contrato?

Todos giran a observarme con extrañeza. La mujer levanta levemente una ceja, se cruza de brazos y me contesta:

—No, ¿por qué lo haría?

—Porque un departamento no figuraba en este —aclaro.

—Claro que sí.

Lo dice con tanta seguridad que podría haberme hecho dudar si no hubiera analizado con cuidado cada palabra que había plasmada en ese papel.

—Estoy segura de que no decía nada sobre ello.

Mi insistencia parece incomodarle. No solo a ella, sino a los chicos también. Bruno rueda los ojos con exageración, esperando que lo vea. Francis se rasca la cabeza y se encoje de hombros como si diera igual, pero no debería ser así.

Esta mujer acaba de sacarse un detalle de ese tamaño de debajo de la manga y no consigo entender por qué.

No puedo hacer más que desconfiar.

—¿Cuál es el problema…? —Ella no deja de analizar mi mirada, clavando en esta sus oscuros ojos—. Te llamas Brenda, ¿no?

Asiento y, cuando quiero responderle, vuelve a hablar.

—Todos los gastos mensuales serán abonados por mi agencia, el departamento está a mi nombre, ninguno de ellos tendrá responsabilidad alguna, y se encuentra en un edificio exclusivo, por lo que los vecinos no se quejarán de los ruidos. ¿Necesitas que te aclare algo más? ¿Qué haces tú aquí, de todos modos?

—Es mi novia. —Lucas toma mi mano y abraza mis dedos con los suyos, intentando contenerme.

Me conoce, sabe que todo hierve en mi interior debido a las palabras arrogantes que salen de la boca de esta mujer.

—No pregunté quién es, sino qué hace aquí. —El tono en que lo dice no denota una explicación, sino un sermón, el cual se acrecienta mientras continúa—: Porque si todos vamos a empezar a traer a quien nos dé la gana, la próxima vez recuérdenme poner una silla de ruedas para la abuela de Bruno y un hueso para que no se aburra el cachorrito de Tadeo.

—Déjeme entender. —Suelto la mano de mi novio y me pongo de pie para enfrentarla—. ¿Le molesta que haga preguntas? ¿Prefiere que aceptemos todo sin cuestionar?

—Pulga… —me susurra él, pero hago caso omiso de su ruego y no despego la mirada de Melania.

Ella enarca una sonrisa petulante y gira la cabeza hacia los demás chicos.

—¿Alguno de ustedes tiene novia? —les pregunta, a lo que los tres niegan con la cabeza. Entonces prosigue—: Pues que cada uno se consiga una o dos, la semana que viene las juntan a todas y tenemos una hermosa reunión de parejitas. ¿No les parece?

Es una maldita…

—Lo-lo siento… —Tadeo es quien comienza a hablar, temblando de arriba abajo—. Brenda es mi mejor amiga. Yo fui el que…

Estoy segura de que quiere aclarar que él me pidió que viniera y no mi novio, pero está tan nervioso que tartamudea y esta arpía ni siquiera lo deja terminar.

—Nene, tú ya tienes muchos puntos en contra, no lo empeores.

Lucas se levanta y toma mi mano con firmeza. Nunca lo había sentido tan decidido. Estoy segura de que esta mujer se arrepentirá de haberme hablado as…

—No lo tomes con él, yo soy el responsable y no volverá a ocurrir.

Sus palabras me dejan helada, tanto que soy incapaz de decir nada.

—Todavía tenía temas que tratar con ustedes, pero ya no estoy de humor, así que dejémoslo por hoy —Ella voltea y se sienta de nuevo en el sofá. Con expresión serena cruza las piernas y se relaja, sin dejar de mirar a mi novio. Yo no existo para ella, hasta el punto en que ni siquiera me dedica una mirada cuando se despide—: Espero que de ahora en más seamos solo Musageta y yo.

Los chicos se despiden de ella y mis ojos comienzan a escocer mientras permito que mi novio me lleve de la mano hacia afuera. Tadeo le dedica unas cuantas palabras más de disculpa, antes de salir y, una vez que lo hace, se apresura en llegar hasta nosotros.

—Uff, eso estuvo cerca. Sí que la hicimos enojar hoy —comenta, pero nadie le contesta. Todos estamos demasiado nerviosos para hacerlo.

Bruno está enfadado conmigo, lo noto por la manera en que me mira.



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En el texto hay: rock, juvenil amor drama, amigos y amor

Editado: 13.08.2021

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