Ese último momento

14. ¿Una nueva oportunidad?

No sé por qué permití que Lucas me convenciera de ir a ese bar. Como sea, estoy con los chicos afuera de la casa de Eric, esperando ansioso a que Stacy salga. Tadeo es el conductor designado, insistió en hacerlo, asegurando que no necesita tomar esta noche para pasarla bien. Creo que le ha agarrado una especie de respeto al alcohol luego de su indiscreción delante de Julio y todo lo que esto ha causado.

Francis va en el asiento del copiloto y yo me he sentado atrás. Stacy me observa, cuando se acomoda a mi lado, y muestra una sonrisa curiosa.

—Chicos, se ven muy guapos hoy —nos halaga, aunque estoy seguro de que no ha mirado a nadie más—. ¿En dónde está Lucas?

—Fue por su cuenta, debía pasar antes por otro lugar —le comenta Tadeo.

—¿Por cuál lugar?

—No lo sé. —Él se encoje de hombros y ella espera que Francis o yo digamos algo, pero los dos nos abstenemos de responder.

Tadeo es tan despistado que no se había dado cuenta, pero ella parece haber desarrollado una habilidad que no existía en ella antes: la desconfianza absoluta.

—Fue a buscar a una chica, ¿verdad? —Le da justo en el clavo.

El otro se echa a reír.

—¿Chica? ¡Claro que no! ¡Es Lucas!

El pelirrojo y yo estamos tan callados que ya es obvio que no queremos delatarlo. Stacy se cruza de brazos, molesta.

—Si no hace un mes que terminó con mi hermana —se queja—. ¡No lo puedo creer!

—Te recuerdo que fue tu hermana quien terminó con él. —Lo defiendo, ganándome una mala mirada por parte de ella, quien no dice nada más al respecto en todo el camino.

Llegamos al bar y solo debemos mencionar a Oliver en la portería para que nos lleven por un pasillo especial que conduce al área VIP, en el segundo piso, desde donde se ve a la gente bailando en la planta baja.

Este es un lugar muy exclusivo de la ciudad y está abarrotado. Estoy seguro de ver caras conocidas deambulando por ahí; modelos, conductores de TV e incluso futbolistas. Los chicos de Whatever hacen vítores cuando nos ven llegar hasta su mesa. Oliver se pone de pie y nos presenta al resto de los miembros de su banda, uno a uno. A la mayoría ya los ubico y sé algo sobre ellos, bueno, lo que se ve en las redes sociales. Hay un tipo que tiene fama de comerse todo lo que se mueve y no me gusta la manera en que toca a Stacy, tomándola un poco por debajo de la cintura, cuando besa su mejilla a modo de saludo.

Lucas también está aquí. Lo acompaña una chica, que podría jurar que he la visto antes, pero no recuerdo dónde. Es bajita, de cabello oscuro, largo y lacio, pómulos marcados y una cara de creerse la reina del mundo.

—Ella es Lía —él nos presenta, cuando llegamos hasta donde está.

—Oh, sé muy bien quién es —le contesta Stacy, sin disimular que quiere matarlo.

¿Lía? Su nombre no me suena de nada.

La otra hace una mueca en forma de saludo y mi mejor amigo parece querer que lo trague la tierra.

Me apresuro a sentarme con la rubia, cuando nos hacen lugar. Tadeo se ubica al lado de Oliver, por pedido de este último, quien parece estar muy pendiente de él. Conociendo a Melania, estoy seguro de que le ha pedido que haga alguna especie de milagro para convertirlo en un artista con estilo. Francis se sienta en un espacio vacío y la chica que es parte de Whatever voltea el rostro hacia él para analizarlo con interés.

Apuesto que el pelirrojo terminará la noche con ella.

—Entonces, ¿quién es Lía y por qué te cae tan mal? —le pregunto a Stacy por lo bajo.

—¿Acaso no lo sabes?

Se ha cruzado de brazos y me mira frunciendo el ceño y los labios, en un intento por demostrar enojo, aunque yo la veo jodidamente sexy.

Cuando se pone así le quiero comer la boca.

—No, preciosa, no lo sé —le contesto. Ella rueda los ojos con la misma desconfianza de siempre, así que contraataco—. ¿Alguna vez vas a creer algo de lo que te digo?

Mi reclamo hace que se sienta culpable, porque suaviza de inmediato su expresión. Se arrima a mí, haciendo que mi pecho se encoja un poco, y me susurra al oído.

—Es compañera de Brenda en la universidad. La conozco porque se lleva muy mal con ella y con Samantha. Es una bruja que siempre se está metiendo con ellas.

¿Es enemiga de Brenda? ¿Pero qué mierda?

¡Por eso este idiota se muere de vergüenza! Porque sabe que la está cagando y bien grande.

Además, me habló de pasar página, pero esto parece más bien una movida para ponerla celosa y fastidiarla al mismo tiempo.

Me masajeo la sien, para aguantar la inmadurez de mi mejor amigo. Tarde o temprano, esto será un desastre, estoy seguro.

—¿Se lo vas a decir? —vuelvo a preguntarle.

—Sí, pero no ahora que no puedo estar para consolarla, lo haré cuando vuelva a casa.

¿Consolarla?

—Tú también piensas que todavía lo quiere —asumo. Los dos debemos hablar muy bajo para que no nos escuche el resto y, a la vez, la música del bar está demasiado fuerte para entendernos con ese tono de voz, así que aprovecho la situación para acercarme incluso más a su oído—. Entonces, ¿por qué lo dejó?



#32654 en Novela romántica
#20868 en Otros
#3179 en Humor

En el texto hay: rock, juvenil amor drama, amigos y amor

Editado: 13.08.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.