Ese último momento

31. No son celos.

No es que yo esté celosa de Maia Preston. Simplemente, no entiendo de dónde salió, ni en qué momento llegó a nuestras vidas o, mejor dicho, a la de Lucas. Lo cierto es que él les dijo a los chicos que su “relación” es en realidad una fachada para captar la atención de los medios.

Una treta que les está funcionando de maravilla.

Solo basta con hacer una rápida búsqueda en internet para comprobar que los fans de Musageta están completamente enfocados en ellos. Llevan pocos días viéndose, yendo a comer a los lugares más concurridos, siendo fotografiados juntos, y ya han empezado a catalogarlos como “la pareja más linda del grupo”.

¡Por favor! No son más lindos que Stacy y Bruno, aunque ya no estén juntos, o Samantha y Francis, o Tadeo y… quién quiera que se esté viendo con él, pues aún no me lo ha dicho.

Jamás pensé que Lucas se prestaría para algo así. Me imagino que Melania debe estar regocijándose en ese triunfo, en especial luego de sospechar que él y yo nos estábamos acercando de nuevo.

Y aún lo hacemos. No nos hemos alejado ni me hace el vacío como cuando estaba con Lía. Por el contrario, Lucas me trata igual que siempre. Lo cual, de alguna forma, me hace sentir menos tranquila, por muy irónico que eso suene. Es que sé que, si estuviera haciendo esto para molestarme, como antes, fingiría indiferencia hacia mí.

Maia tampoco es alguien que pudiera generarme rechazo, aunque lo intentara. Es alegre, carismática y tan positiva que resulta de lo más adorable. También es hermosa, alta, esbelta y con unas curvas envidiables. Como si fuera poco, tiene una sonrisa genuina y mucho carisma, lo que a su vez la hace ver sensual.

Samantha sí ha pretendido hacerla a un lado el primer día, pero ella supo perfectamente cómo integrarse a nosotras. Bastó con que comparta con mi amiga algunos consejos de moda, para ganarse por completo su atención y, de paso, la de Stacy.

Y no estoy celosa.

No lo estoy, porque sé que su relación no es más que un arreglo.

Lo que no entiendo es por qué tiene que estar todo el día en el departamento, si lo de ellos no es real. Es decir, entiendo que salgan con Oliver y su novia, para que los paparazzi se fijen en ellos, pero ¿por qué pasa también tiempo con Lucas cuando nadie los ve? ¿Por qué él la ha llevado anoche al bar Polzoni a ver su presentación y por qué cada vez lo veo más contento a su lado?

—Oye, Brenda —Tadeo chasquea sus dedos delante de mi rostro, para despabilarme—. Te quedaste colgada.

Mi amigo y yo llevamos varios minutos sentados en la sala de su departamento, hablando sobre la reciente ruptura de Stacy y Bruno. El problema es que Lucas acaba de ingresar por la puerta principal, acompañado de Maia, y eso me ha descolocado por completo.

—Sí… Eh… —Sacudo la cabeza, para disimular—. Te estaba diciendo que debemos pasar más tiempo con ella.

Él frunce el ceño y luego suelta una risita pícara, probablemente captando mi despiste.

—Eso ya lo hemos hablado hace rato —expresa—. Lo que hacíamos era organizar salidas para lograr justamente eso. ¿Recuerdas?

—Claro… tienes razón.

Me aprieto la sien con fuerza, intentando calmar mis nervios. En especial porque la risa de los otros dos se escucha desde donde estamos y me hace arder de curiosidad.

¿Qué tan gracioso podría ser lo que están hablando?

Mis ojos se mueven de nuevo a ellos, sin poder evitarlo. Lucas acostumbra a salir a correr los domingos por la mañana y esta vez la ha llevado con él, así que ambos están en ropa deportiva, sudados y… ¿tocándose?

Más bien, ella se encuentra en puntas de pie, echándole un poco de agua en el cabello, que ahora esparce por su cuero cabelludo mientras él ríe. Han empezado una especie de juego algo sensual en el que se salpican con las botellitas que llevan en sus manos. Mi corazón comienza a palpitar más rápido al ser testigo de tanta complicidad entre ellos. Parecen llevarse cada vez mejor y, por muy egoísta que esto suene, no me gusta.

—Tss… tss —Tadeo susurra despacio, pero mi rostro se niega a dejar de atender esa escena. Él estira una mano y me da un toque en la muñeca—. Brenda, podrías disimular un poco más que estás a punto de arrancarles los ojos con una cuchara.

—No digas tonterías —me defiendo por lo bajo, pero al instante muevo mi vista a él, al ver que los otros dos comienzan a acercarse.

Me avergüenza pensar que se hayan podido percatar de mi curiosidad.

—Hola chicos —saludan ellos y Maia se sienta a mi lado en el sofá.

—Hola. —Fuerzo una leve sonrisa.

Mi mejor amigo parece sentir mi incomodidad y se apresura a romper el hielo:

—¿Qué tal estuvo la caminata?

—¡Genial! —Exclama Lucas—. Es que no hay forma de aburrirse cuando alguien te reta a una carrera en el parque y terminas ganando en todas las vueltas.

Maia suelta una risa sonora que, por algún motivo, me hace ponerme seria. Luego le hace un guiño y no duda en defenderse:

—Podría haber ganado fácilmente, pero preferí quedarme atrás para mirar tu trasero.



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En el texto hay: rock, juvenil amor drama, amigos y amor

Editado: 13.08.2021

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