{ capitulo 1 }

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Bajo la luna llena y un cielo estrellado, una figura solitaria se alzaba sobre la superficie de un lago sereno. El agua, calmada y reflejante, duplicaba la imagen etérea de la persona, creando una ilusión de mundos paralelos. Su vestido fluía como un río de seda, capturando la luz de las estrellas y la luna, transformándola en un manto brillante.

El bosque detrás, envuelto en un manto de sombras y misterio, susurraba secretos ancestrales. Las hojas de los árboles se movían suavemente con la brisa nocturna, como si quisieran contar historias olvidadas. La figura, en medio de este escenario onírico, levantaba los brazos, extendiendo los bordes de su vestido, como si tratara de abarcar la belleza del momento.

Cada movimiento era un poema silencioso, una oda a la naturaleza y la serenidad. Los destellos de luz sobre el agua parecían responder a su danza, creando un espectáculo de reflejos y sombras. Era una noche mágica, donde el tiempo parecía detenerse y la naturaleza conspiraba para crear un momento de pura perfección.

Entre las sombras del bosque, un niño observaba con fascinación la figura solitaria en el lago. Sus ojos brillaban con el color de la luna, reflejando la misma luz etérea que envolvía la escena. Permanecía en silencio, hechizado por la danza de la figura y el juego de luces sobre el agua.

El niño, con una mezcla de inocencia y curiosidad, dio un paso adelante. A pesar de su deseo de acercarse, sintió que el momento era sagrado, casi intocable. La magia de la noche y la belleza del espectáculo lo mantenían en su lugar, como si formara parte de un hechizo antiguo.

De repente, detrás de él, un portal se abrió, emitiendo una suave luz azulada. El niño miró hacia atrás, sintiendo una llamada, una conexión con otro mundo. Con un último vistazo hacia la figura danzante, dio un paso hacia el portal. En un instante, desapareció, dejando apenas una onda en el tiempo y el espacio.

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