Capítulo 2
Acomodo mi cabeza en el asiento tomando un respiro profundo. Cierro mis ojos por un momento y mi sonrisa se agranda pensando en todas las emociones que he pasado en tan solo unas horas. Aún no creo que esté pasando esto. Ashton y yo juntos y comprometidos.
Solo espero que mamá y papá no lo maten y no tenga con quién casarme cuando vuelva. Aún debemos hablar sobre eso.
─ Señorita disculpe ─ escucho decir.
Una sonrisa con amabilidad me recibe cuando abro mis ojos.
─ Dígame ─ le respondo a la azafata.
─ Está en el asiento equivocado ─ vuelve a sonreír ─ podría ─ estira su mano ─mostrarme su boleto.
Me confundo un momento y estiró mi mano dándoselo. Ella lo mira un momento y vuelve a mirarme. Sus ojos cafés claros hacían juego con su piel morena.
Ella ríe ─ puedes seguirme por favor, su asiento está en primera clase.
─ ¿Disculpe? ─ digo casi si voz ─ debe de haber una equivocación.
─ Si la hay señorita, su asiento es de primera clase no en clase turista.
Río con nervios, Ashton no pudo pagarme un boleto tan costoso.
─ ¿Está segura? ─ pregunto dudosa.
-─Si señorita ─ responde con amabilidad ─ su asiento es b03 de primera clase usted está en el asiento bo3 en clase turista.
Quedó casi sin habla, cuando ví el boleto no me percate mucho en lo de la clase solo en el asiento.
─ Por aquí por favor.
Me señala la entrada a primera clase.
─Disculpe ─ la llamo ─ Señorita...
─ Katherine ─ responde en una sonrisa.
Asiento igual con una sonrisa ─ Katherine, tú me estás hablando enserio o es una de esas bromas de cámara escondidas.
Ella niega ─ no señorita ─ señala hacía el frente ─ por aquí, por favor.
La sigo sin protestar, Katherine me dirige de inmediato a primera clase donde me recibe otra chica con champagne en mano.
─Bienvenida ─ dice la rubia.
─ Gracias ─ respondo admirando todo.
Asientos más grandes, cómodos y limpios. Todos en ese lugar decía caro, lo único costoso que tenía yo era mi anillo de compromiso. Y lo único que relucía en mi cuerpo. Con la ropa de ayer digamos que no estoy de la mejor forma vestida. Unos leggins negros y un buzo tres tallas más grandes de lo que soy.
Bebo un sorbo grande de champagne.
─ Su asiento señorita ─ dice Katherine.
Le sonrió y tomo mi asiento.
─ Gracias ─ le agradezco antes de que se vaya.
Vuelvo a tomar más champagne y me acomodo tan perfecto en mi nuevo asiento cómodo. Ashton aún sigue sorprendiéndome. No puedo esperar más para llamarlo mi esposo.
Cierro los ojos volviendo a recordad todo. Nada puede salir mal, no ahora.
─ Está en mi asiento, párese ─ escuchó con una voz gruesa.
Eso fue rápido...
Abro mis ojos para detallar mejor la voz. Quedó estática viendo al procedente de aquel sonido.
─ ¿Eres sorda? ─ dice al mismo tiempo con el lenguaje de señas.
Quedo admirando a aquel sujeto egocéntrico de altura que sobrepasa la mía como por el triple, 1,80. Cabello castaño oscuro, ojos verdes y barba de algunos días. No estaba para nada mal, pero se veía cansando y un poco exhausto.
─ ¿Disculpe? ─ es lo único que pronunció.
─ Disculpada ─ frota sus ojos ─ ahora quítese y vaya a buscar a su madre.
Mi indignación creció al tan punto de ponerme de pies, quedó diminuta ante él. Mi vista pasa de sus pies hasta su rostro. Trago saliva admirando su torso que está visible a mi vista.
─ Este es mi asiento ─ digo casi sin voz.
El ríe con cinismo ─ mira niña ahora mismo no tengo tiempo de jugar contigo ─ frota sus ojos ─ mejor busca a tu mamá y dame mi asiento.
Entrecierro mis ojos un poco.
─ Usted está equivocado señor ─ lo miro de abajo hacia arriba, su pantalón azul oscuro hace juego con su camisa larga blanca desabrochada justo en el cuello dando visibilidad a su pecho con unos cuantos vellos en él.
El ríe como si mis palabras fuera una broma.
─ Ya quítate.
Me empuja quedando el ahora en el asiento. Cruzo mis brazos.
─ Óigame ─ alzó más mi voz, él no se inmuta ─ este es mi jodido puto asiento.
─ Cuida las palabras niñas ─ dice sin mirarme ─ tu madre no te enseño modales.
Río con sarcasmo.
─ Me enseñó a que no me tengo que dejar de señores egocéntricos que se crecen demasiado solo por tener unos cuantos pesos en el bolsillo.
Silencio de parte de él, su vista se posa ante mí con seriedad. Trago saliva ante la mirada penetrante de él
─ Dime ─ camina hasta mí ─ ¿Cuántos años puedes tener? .... 15 ─ se responde a sí mismo. ─ niñas como tú necesitan mano dura.
Hago una mueca de sorpresa con la boca.
─ Tengo 22.
Una carcajada fue su respuesta.
─ Imbécil ─ digo en voz baja.
Su risa se detiene y sus brazos se cruzan ─ imbécil y todo, pero al menos no uso banquillo para alcanzar las cosas.
Abro mi boca para decir todas las groserías que he conocido e inventado. Pero es callada cuando la voz de Katherine resuena como ecos en nuestros oídos.
─ Algún problema señores ─ dice con delicadeza
─ Si ─ dijimos al mismo tiempo al verla.
Ella sonríe y puede observar que teníamos a medio avión observando nuestra mini discusión.
Tomo una postura diferente al ser observada, en cambio el señor ojete no. Y sigue con prepotencia.
─ La niña hay que presente no puede respetar a sus mayores y cabe resaltar que no me quiere dar mi lugar.
─Te sedo el mío en el infierno.
No responde a mis palabras en cambio sigue hablando sin mírame.
─ Así que haga algo o los demandaré.
Hago una mueca con mi boca. ─ si al señor no se le da lo que quiere corre a llorar.
En segundo su cuerpo queda nuevamente frente a mí.
─ Mira niña ─ me señala ─ no estoy de humor para berrinches de niñas egocéntricas y consentidas que piensa que lo tienen todo por su belleza.