Esperando al Destino.

Estando contigo.

Tenía que irme antes de que Emma Addams me pusiera las manos encima. Sabía que era tarde, todo el mundo se había quedado hasta tarde trabajando porque mañana se presentaba el nuevo proyecto de construcción y cada empleado de la empresa corría de un lado a otro perfeccionando los detalles o revisando nuevamente que lo que ya estaba hecho estuviese impecable. Tanto los arquitectos como los ingenieros estuvieron encerrados en las salas de conferencia discutiendo hasta saltarse el almuerzo, mientras que el área administrativa repasaba las cifras y ordenaba los presupuestos.

Yo más que nadie pasé desde la mañana hasta la tarde corriendo por los pasillos, buscando cada documento que le faltase a Erick Cassell, me iba de una oficina sin despegar mi oreja de celular porque debía llegar a un acuerdo con los proveedores y convencer a algunos inversionistas de que el proyecto era perfecto, cosa que de verdad creía. Es decir, nada estaba hecho a la ligera y yo misma había sacrificado horas de sueño en aquel proyecto. Y por eso mismo, era que estaba saliendo del edificio más tarde de lo normal.

Eran las 3 am y me negaba a permitir que Erick me llevase de nuevo a mi casa. Es decir, ya no tenía que avergonzarme de mi apartamento, ahora vivía en un sitio que no estaba a un viento del derrumbe, pero igual era extraño porque… Bueno, porque era extraño estar a solas con él. No era incómodo, simplemente a veces me descubría a mi misma mirándolo de reojo y luego de aquel almuerzo no podía verlo sin ruborizarme por completo. Pero no podía evitarlo, mi corazón comenzaba a latir descontrolado y yo no quería que Emma se diese cuenta. Aparte, todos me habían ayudado muchísimo, así que no podía seguir aprovechándome de la amabilidad de ellos al usarlos como transporte gratis y con eso en mente, me escabullí sin que me vieran y ahora debía alejarme lo suficiente de la empresa para conseguir un taxi.

Puse mi celular en silencio y salí de la empresa, deseándole buenas noches al vigilante. Caminé un poco y me pareció que la calle estaba casi desierta. No me había alejado de la compañía lo suficiente, pero debía caminar al menos un par de cuadras para poder llegar a la avenida y conseguir un taxi… Tal vez debería prestarle atención a Karen sobre cómo usar “Uber” y dejar de tenerle miedo a la tecnología. ¿Y si sacaba mi celular e intentaba descargarlo? Me detuve por un segundo y abrí mi bolso.

-Hola preciosa- me saludó una voz extraña. Sentí un escalofrío y con temor alcé la mirada. Frente a mi estaba un hombre, unos años mayor que yo, tenía una chaqueta negra y unos jeans algo sucios, me pareció oler un poco de alcohol en él- ¿Por qué me miras así? ¿Te acompaño?- se acercó más a mí y yo retrocedí por instinto.

-Lo siento, no lo conozco- dije con voz firme.

-Pero no puedo dejar que una cosita como tú camine por aquí tan solita, tan tarde en la noche-insistió acercándose más y yo lo esquivé e intenté seguir con mi camino. Tenía un gas pimienta que me había regalado Mary, pero jamás lo había usado. Karen siempre me había dicho que a los hombres así se les hablaba fuerte y claro para que no notasen el miedo mientras que Mary me decía que se grosera con ellos los ponía más agresivos… Así que no sabía qué hacer. Mi corazón latía como loco, tenía la piel de gallina y aquel tipo no dejaba de seguirme, balbuceaba cosas que no entendía, y yo simplemente caminaba más rápido intentando ignorarlo.

-¡MÍRAME CUANDO TE HABLO!- ordenó tomándome del brazo con brusquedad y tirándome al suelo. Caí de espaldas y mi cartera cayó lejos de mí, dejando el celular completamente fuera de mi alcance. El tipo de abalanzó sobre mi y sin pensarlo le di una patada en los testículos, la punta de mi zapato de tacón arremetió contra su entrepierna haciendo que el tipo gritara de dolor. Pero no retrocedió. Al contrario, se enfureció más

-¡AHORA SÍ ME HICISTE ENOJAR, ZORRA!- gritó y buscó tomarme por el cabello, pero entonces alguien me tomó de la mano y me arrastró lejos. Alcé la mirada, esperando encontrarme con Erick, pero me encontré con el rostro de Emma.

-¡Ponte de pie, rápido!- me dijo alzándome para ayudarme a levantarme y sin esperar a que recuperase el equilibrio, empujó al desconocido, tomó mi mano y comenzamos a correr.

-¡Mi bolso!- me quejé mirando hacia atrás, mi cartera estaba abandonada en el suelo.

-¡No importa, CORRE!- exclamó y ambas corríamos lo mejor que podíamos usando tacones tan altos, lo cual nos quitaba ventaja porque el hombre corría tras nosotras y casi nos alcanzaba.

-¡Hay un idiota siguiéndonos!- gritó Emma y vi que estaba hablando por celular, ¿En qué momento lo había sacado? Supongo que no lo había notado con tanto alboroto- Estamos cerca de la empresa, ¡Ayúdanos!- el tipo seguía gritando mientras corría tras nosotras, estaba cada vez más molesto y de verdad temí que nos fuese alcanzar porque lo veía cada vez más cerca. Fue entonces cuando frente a nosotros aparecieron Erick Cassell y Robert Addams. Me sentí aliviada solamente con ver su ceño fruncido. Seguramente Erick Cassell llamaría a seguridad, ellos detendrían al delincuente y Erick lo amenazaría con meterlo a la cárcel por agresión mientras que el ingeniero se quedaría con nosotras en algún lugar seguro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.