Esperando al Destino.

Mirar al sol.

-¡BRINDEMOS!- exclamó Emma Addams alzando la copa llena de vino- ¡Por nuestro proyecto aprobado!- todos chocamos las copas con alegría y bebimos un largo trago.

-La pregunta más importante, ¿Habrá baile de celebración?- preguntó Robert Addams abrazando a su esposa.

-Por supuesto, tampoco soy un total amargado-aseguró Erick desviando la mirada con fastidio.

-Genial, eso quiere decir que tendremos un día de chicas-dijo Emma poniendo su mano en mi hombro- Vamos a arreglarnos de pies a cabeza, todo un día de spa-

-No lo sé, suena como un gasto innecesario- le comenté.

-Pues sí, porque naciste luciendo como una modelo de Victoria Secrets, pero ten algo de compasión por mí, ¿Quieres?- puso su mirada de cachorrito y yo me eché a reír- Por cierto, ¿Puedo llevar a mis hijos al baile? Necesitan un descanso de mi madre-

-Querrás decir que tu madre necesita un descanso de tus hijos- la corrigió Erick.

-No, mi madre es insoportable, ya me siento mal por los pequeños- comentó Emma sirviéndose otra copa de vino.

Todos estallamos en risas, la cena había sido maravillosa, en la oficina todos salieron temprano para ir a celebrar, pero ya era tarde y comenzaba a sentir sueño. Erick pareció darse cuenta de eso y me propuso irnos mientras que Emma ordenaba otras tres botellas de vino. Erick pagó la cuenta y ambos nos escabullimos hacia el auto como si fuésemos unos niños pequeños.

-¿En qué momento crees que se den cuenta?- murmuré colocándome el cinturón de seguridad.

-Probablemente al día siguiente- respondió encendiendo el auto. Se aclaró la garganta y se acomodó las gafas, algo nervioso- Sé que esto va a parecer raro, pero te compre un obsequio, para celebrar que aprobasen el proyecto- dijo en voz baja y suave, sacando algo del bolsillo de su chaqueta. Era una caja de terciopelo azul.

-Yo también te compré algo- reconocí sintiendo como mi rostro se ponía de mil colores. Había pasado todo el día planeando cómo dárselo sin sentir vergüenza- Pero no creo que el precio sea igual a lo que sea que haya adentro de esta cajita- comenté.

-¿En serio me compraste algo?- parecía emocionado por la idea y yo asentí con lentitud.

-Sí, pero es una tontería- dije sintiendo miedo de su reacción-Es solo un detalle, en serio-

-Por favor, dámelo, no importa lo que sea, de seguro me va a gustar- extendió su mano con alegría y yo saqué el obsequio de mi cartera.

-¿Lo abrimos a la cuenta de tres?- pregunté poniéndolo en su mano.

-Hecho. Uno…-

-Dos…-

-¡Tres!-

Abrí la caja y me encontré con un hermoso collar de plata con un sol hecho de una gema preciosa que se veía finamente delicado, hermoso y sobre todo costoso. Me sentía apenada, nunca pensé que alguien pudiese darme algo tan hermoso y delicado.

-¡Me compraste unos guantes de boxeo!- exclamó contento y sonriendo como un niño pequeño- Muchas gracias, me gusta el color azul-

-No puedo aceptar esto- murmuré con cierta mortificación.

-¿No te gustó?- preguntó apenado.

-Se nota que es muy costoso- comenté intimidada.

-Es hermoso, como tú- respondió sin mirarme directamente, parecía un poco apenado también- Significaría mucho para mí que te lo quedaras…-

-Erick…- intenté objetar.

-Por favor- insistió. Sacó el collar de la caja y lo puso con cuidado en mi cuello. Yo estaba nerviosa de sólo pensar en que sus manos estaban cerca de mi cuello. Sin darme cuenta contuve el aliento mientras él me colocaba el collar- Sabía que te verías hermosa- dijo mirándome fijamente- Deberías usarlo en el baile-

 -Sí, creo que es una buena idea- contesté ruborizada y sin aliento, cada vez que lo tenía así de cerca mi corazón daba un brinco- Muchas gracias por el regalo-

-No te preocupes, es como una especie de muestra de agradecimiento-aclaró desviando la mirada.

-¿Los Addams también recibieron regalos?-pregunté con un poco de malicia.

-A Robert le di una agenda nueva- comentó como si nada- Y a Emma un portalápices de su video juego favorito-

-¿Así que nada de collares para los Addams?- insistí conteniendo la risa.

-Bueno, vi un collar de corazones para Robert, pero tiene el cuello demasiado grueso y peludo, así que opté por la agenda- respondió y yo me eché a reír.

-Eres un sabelotodo-lo acusé acariciando el collar en mi cuello. Era una de las cosas más hermosas que alguien me hubiese obsequiado. Me sentía extremadamente feliz y segura estando con él y sabía que era raro sentirme de esa manera considerando que trabajábamos juntos, pero me parecía que existía como cierta electricidad, energía o lo que fuera cuando estaba con él y que ambos hacíamos lo posible por hacer que no nos dábamos cuenta, pero no podíamos evitarlo.

-Tal vez lo sea- concedió- Por cierto, hay algo de lo que aún no hemos hablado-

-¿De qué?- pregunté nerviosa, se me hizo un nudo en la garganta. ¿Y si había averiguado lo de los robos? ¿Qué le iba a decir?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.