Rose
Ha pasado un mes desde que tuvimos esa horrorosa cena en la casa. Nadie me molestado, ni siquiera me dirigen la palabra, es como si el hecho de tener a Dominic a mis espaldas les impidiera hacer cualquier cosa alrededor mío. Jamás he estado tan feliz como en este mes. Mamá y yo nos arreglamos; ella entendió que nunca quise herirla y está contenta con mi noviazgo, aunque no le he dicho que es algo temporal. Dominic se ha encargado de hacerme ver como su novia en frente de todos, me ha llevado a reuniones y a fiestas de la alta sociedad con él, aún cuando estamos solos sostiene mi mano como de costumbre… Claro que me tengo que comportar con él y me repito en mi mente que nada de esto es real; es sólo una ayuda, nada serio.
Últimamente he quedado más en la biblioteca del abuelo, él me pidió que le hiciera un dibujo. Ya lo he terminado y voy a entregárselo.
-Hola- digo sorprendida al ver a Dominic salir de la biblioteca de mi abuelo. No sé qué hace aquí ni cuándo entró. Él me sonríe y me saluda con un beso en la frente.
-Vine a visitar al viejo un rato- le hice una mueca porque sé que a él no le agrada mucho el abuelo.
-Sí, seguro- arrugué mi nariz- No sabía que son mejores amigos-
-Bueno, después de pasar tiempo juntos descubres que esas arrugas tienen historia-
-Mmm- lo escaneé de arriba abajo. Él soltó una risa.
-No te estoy mintiendo…¿y eso?- señaló a mí dibujo.
-Es para el abuelo. Él me pidió que dibujara algo para él-
Dominic se despidió y le entregué mi dibujo al abuelo. Él se alegró mucho cuando vio que dibujé la biblioteca para él. Lo enmarcó y lo tiene en su oficina desde que se lo di. Ese gesto me llenó el corazón.
✿✿✿
-Ya vuelvo- Dominic me dejó en el sofá mientras fue a darse un baño.
Lo he visitado en su penthouse varias veces, y hoy es una de esas. Para él no significa nada que yo venga aquí; situaciones que me pondrían nerviosa como verlo salir de la ducha o ayudarle a cocinar; no podrían importarle menos. Hoy lo visité porque no tenía ánimos de estar encerrada en la casa.
El abuelo no estaba, mamá salió con Thomas y ninguno de los “monos” (como Dominic los llama) estaban en casa. Cuando llegué al hotel, él acababa de llegar del gimnasio, por eso fue a darse un baño.
El penthouse donde él vive no es por nada uno de los más lujosos que existe. Las decoraciones al estilo victoriano son digno de un rey, los marcos de oro y la madera fina caracterizan los detalles que definen a los Eckard; lujo y sofisticación. Estar aquí me hace sentir como una princesa, realmente me gustaría dibujar este lugar. Saqué mi teléfono de mi bolso para tomarle una foto a la hermosa vista que me regalan los inmensos ventanales, y visualice varias llamadas perdidas y un mensaje de mi mamá.
Mamá:
“Rose, ¿Dónde estás? Necesito hablar contigo”
“Rose, responde. Es urgente”
“Rose, el abuelo acaba de morir”
Me quedé paralizada leyendo el mensaje que me envió. El abuelo acababa de fallecer. Rompí a llorar, me sentí destrozada porque el abuelo fue el único que me trató como mi verdadera familia en esa casa.
Dominic salió del baño con unos vaqueros, la toalla puesta en hombro y sin camisa. Corrió hacia mí cuando me vio desconsolada llorando en el sofá.
-Rose, Rose, Rose, ¿Qué pasa?- no podía hablar. Tenía un nudo en la garganta, le extendí mi teléfono para que leyera el mensaje de mi madre. Su mirada se oscureció, él me abrazó tan fuerte que sentí como si de alguna manera ese abrazo me restaurara el alma.
-Rose- dijo en mi oído- Lo que va a suceder ahora no será bueno. Tendrás que ser muy valiente y dejarme ser un villano para ti. No voy a dejar que nada malo te pase- seguí llorando sin entender lo que él me decía. Logré calmarme después de un rato.
✿✿✿
Dominic se cambió a un traje negro hecho a medida y me llevó al funeral del abuelo que se realizaría en la mansión. Yo no tuve tiempo de cambiarme de ropa y me quedé con un vestido romántico blanco con flores moradas.
La entrada de la mansión se encontraba repleta de diferentes modelos de autos. Podría decir que toda la alta sociedad de Seattle estaba en la mansión Landon, el servicio funerario se realizó en el jardín. Mi mamá y Thomas hablaban con muchas personas que los tenían rodeados, Tina lloraba en alta voz sobre la urna del abuelo y Edmund la miraba con desprecio.
Jamás pensé que la muerte del abuelo fuera más parecida a un espectáculo de circo que a un funeral. Mi indignación se elevó cuando vi a personas bebiendo champagne, fumando y charlando como si no hubiera un cuerpo inerte frente a ellos. Sentí la mano de Dominic sujetarme con fuerza.
-Tienes que ser valiente- susurró – Aún falta lo peor- él entrelazó sus dedos con los míos. Yo seguía sin comprender su advertencia.
Muchas personas adineradas llegaron al lugar. Me sorprendí más al escuchar a Edmund decir que la lectura del testamento se haría hoy mismo. ¡Ni siquiera lo habían enterrado y ya tenían planeado leer el testamento! Me hervía la sangre. Lo único que me mantenía cuerda era el toque cálido de Dominic.
Miré de lejos la urna que se burlaba de mí diciéndome que el abuelo estaba muerto, ya no podría ir a su oficina, no podría molestarlo en la biblioteca, ni podría oír su voz en la mañana. Me sentí devastada.
La funeraria llegó para guardar el cuerpo y darle santa sepultura mañana a las 8 am, mientras llevaban la urna a una camioneta para guardarlo, una parte de mí salió con ellos.
Cerca de las once de la noche todos los Landon fueron llamados a la cocina. Dominic entró conmigo, sostuvo mi mano todo el tiempo. Cada quien se sentaba en su silla y el único puesto vacío era el de mi abuelo.
-No creo que el joven Eckard deba estar en una reunión que incumbe a la familia Landon- Edmund trató de sonar cortés pero dejó ver su disgusto por la presencia de Dominic.
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Editado: 19.01.2025