Esposa de mi jefe

Capítulo 12

Despierto cuando ya la claridad quemaba mis pupilas. ¡Ah! Ya extrañaba mi cama, mi apartamento. ¡Mi vida! Tengo una leve resaca por los tragos de ayer, pero es soportable, no me quiero levantar, amo el frío y estar bajo mis sábanas, pero tengo que hacerlo. Mis pies descalzos tocan el gélido piso de madera y siento un escalofrío recorrer mi cuerpo y quiero tirarme de nuevo a la cama, pero no lo haré, tengo que trabajar como todos los pobres, amarro mi cabello en un moño hacia atrás mientras me ducho con agua tibia, esa sensación del agua recorriendo mi cuerpo es única, tengo ojeras por no dormir lo suficiente anoche, así que me decido por un poco de maquillaje luego de ponerme mi suéter negro y un jean del mismo color, sin querer me había vestido como mi madre le llama «para un funeral». Recuerdo sus típicas preguntas y mis épicas respuestas.

—Alex, ¿quién murió?

—No lo sé, mamá, aún no lo decido.

Me lanzaba cualquier cosa que tuviera en las manos por mi «diabólica» respuesta.

Me dibuja una sonrisa en mi rostro recordar a mi madre y sus ocurrencias, no la he visto en años, solo hemos hablado por teléfono unas veces, hasta ella cuida más a mi hermana, según ella porque yo soy «fuerte», pero yo también necesito una madre a veces. Acomodo mis rulos con una tenaza para cabello luego de ponerme maquillaje para ocultar mi cara de resaca.

Salgo de mi apartamento tomando mi abrigo largo para afrontar el frío allá afuera y mi bolso. Voy por un sándwich y un café que ni siquiera logro terminar, reviso mis redes sociales sentada en una mesa de la esquina, frunzo el ceño cuando recibo una llamada de un número desconocido, solo los teléfonos de la revista son privados.

—¿Hola? —digo al descolgar, mientras tomo un sorbo de mi café.

—Carlin, necesito que vengas ahora mismo a la empresa —la voz de David suena alterada y todo mi interior se estremece, ni siquiera me deja contestar, de inmediato corta la llamada. ¿Qué diablos habrá pasado? ¿Le pasaría algo a Oliver? ¿Por qué pienso en Oliver?

Llego a la empresa casi corriendo, veo que la prensa está por todos lados. ¿Qué demonios ha pasado? Entro y todos se me quedan viendo, veo que la tal Andi me lanza una mirada fulminante, a cada paso que doy más personas en la empresa voltean a verme, miro a David y me hace de seña que lo acompañe a su oficina. ¿Esto es en serio? Todo en mi interior se estremece y camino casi temblando por el pasillo, las suelas de mis botas son las únicas que suenan por el lugar, hasta tengo que acomodar el cuello de tortuga de mi suéter porque siento que me ahogo y eso que está haciendo frío, me espero lo peor.

David abre la puerta de su oficina para que yo pase y entra seguido de mí, cierra la puerta a sus espaldas y me da un periódico, frunzo el ceño y con desconcierto lo tomo con mi mano derecha y dirijo mi mirada al pliego, en la portada «Oliver Anderson dice “acepto” en ceremonia privada».

Continúo mi lectura.

El patriarca Anderson afirmó a la prensa que el mayor de sus hijos había contraído matrimonio, el muy orgulloso padre confirmó que su hijo es y siempre será el mejor para llevar a cargo la presidencia de la revista Anderson, siempre toma las mejores decisiones.

Cuando se le preguntó por la esposa del magnate de Nueva York, no dudó en elogiar a su nuera: «La mejor esposa que mi hijo pudo encontrar, Alexandra es una mujer muy inteligente, que se preocupa por él y su bienestar, habla 4 idiomas, trabaja tan duro como mi hijo por la empresa, estoy muy contento y orgulloso» fueron las palabras del señor Anderson. La noche de ayer se vio a Oliver Anderson saliendo del Rock & Roll Discotec con una misteriosa chica. ¿Será la afortunada esposa o simplemente una de las conquistas del gran Anderson?

 

En la parte de abajo está una foto de Oliver y yo.

Mi mente está en shock, siento mis piernas de gelatina, mis manos tiritan y ni siquiera puedo parpadear, dejo mi vista clavada en aquel papel pensando una y otra vez en que esto no se va a acabar así de fácil.

—Al parecer, le caíste bien a tu suegro —dice David mientras quita el periódico de mis manos—, pero esto será un problema para Oliver.

—¿Dónde está? —pregunto, es lo único que logra salir de mi boca sin siquiera pensarlo.

—Le dije que no viniera, no quiere dar declaraciones de ningún tipo —David recuesta su cadera sobre su escritorio cuando Oliver se aparece de pronto en la oficina.

—Oliver, te dije que... —David es interrumpido por un Oliver furioso que toma el periódico en sus manos y comienza a leerlo.

—Sé lo que me dijiste David, pero no puedo encerrarme, tengo muchas cosas que hacer, tengo que admitir que es verdad, de otra forma no me dejarán en paz, odio a mi padre en estos momentos. Alex, organiza una rueda de prensa —lanza el periódico contra el escritorio.

No sé qué piensa hacer, pero tampoco puedo preguntar, está estresado y molesto, sé cuál sería su respuesta, llamo a todos los canales locales, periódicos, reporteros que puedo, había un grupo completo que se encargaba de preparar el lugar para hacer la rueda de prensa, puedo descansar.

Por suerte, los reporteros no me reconocen, puedo salir y entrar a la empresa sin problemas, voy por un café a una cuadra, lo necesito. Cuando regreso la rueda de prensa ha iniciado, me siento a un lado a escuchar qué dice Oliver, maneja esto muy bien como todo un profesional, sus abrigos, guantes y bufanda combinan con su cabello y el azul de sus ojos resalta más, se ve aún más atractivo.

«Señor Anderson, ¿cómo es que se casó sin decir nada? ¿Señor Anderson, quién es la chica con la que se le vio ayer? ¿Señor Anderson, está su esposa por acá?». Y muchas más preguntas que se les ocurrían a los periodistas, ni siquiera dejaban contestar a Oliver. En serio, me cago en los reporteros con todas esas estúpidas preguntas.

—Les pido silencio, por favor —dice, todos hacen silencio prestando atención a lo que Oliver tenga por decir—, decidí casarme en secreto porque para mí, mi vida privada es meramente privada, mi esposa y yo lo decidimos de esa forma, estoy unido a esa maravillosa mujer, juntos hemos logrado muchas cosas para esta empresa —observo cómo analizan cada una de sus palabras, conociendo este tipo de medio al saber que se inventarán luego—. En cuanto a la chica de ayer, sí, ella es mi esposa a quien amo con todo mi corazón, y que, si ella está aquí, sí lo está, ¿Alexandra?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.