Esposa de mi jefe

Capítulo 42

Nunca esperé estas palabras provenientes de Oliver, mi corazón se estruja. Lo miro incrédula, ni siquiera puedo articular las palabras para decirle que yo también lo amo. Mis ojos se cristalizan, sé que una lágrima correrá por mis mejillas dentro de poco.

—Oliver... —es lo único que logra salir de mis labios casi tiritando.

—Alex, no te sientas obligada a decirlo, entiendo si aún no sientes lo mismo —acaricia mi mejilla con su dedo pulgar—, no te culpo, reconozco que fui un poco grosero contigo al inicio.

—¿Un poco? —ironizo, ya siento mi nariz hacerse agua. Él sonríe, con esa dulce y tierna sonrisa, me da un beso.

—Te pido perdón —una lágrima sale disparada de mis ojos y recorre mi tabique nasal, el maldito nudo en mi garganta está arruinando el momento, llevo mi mano a su rostro, su suave y tersa palma hace contacto con mi piel.

—Yo también te amo —sollozo, puedo ver cómo sus ojos se cristalizan— y no te lo digo porque tú me lo hayas dicho —él con sus ojos húmedos me mira, y sonríe con tanta serenidad, es algo indescriptible lo que siento al ver esa sonrisa que también me hace sonreír—. Te amo desde… No sé cuándo, la verdad.

Oliver humedece sus labios sin despegar sus ojos de mí.

—Lo siento —aclara su garganta—, nunca me imaginé que tú también sintieras lo mismo, estaba dispuesto a hacer lo que sea para enamorarte y que al final del contrato aceptaras quedarte conmigo.

—Sin dudarlo, Oliver. Me quedaría contigo hoy y siempre —presiona sus labios en los míos de una manera delicada y le sonrío tiernamente mientras limpio las lágrimas de mis ojos, tantas emociones encontradas no me hacen bien.

—Duerme. ¿Sí? Recuerda que lo que sea que pase con él me tienes a mí y regresamos cuando tú quieras —asiento, me presiona en su pecho… No sé, pero es la primera vez que me siento apoyada en algo y nunca me imaginé recibir ese apoyo de Satanás Anderson.

 

s

 

Despierto con el sonido de la alarma sobre aquella mesa de noche, me niego a moverme por la comodidad que siento recostada sobre aquel pecho fuerte y firme de Oliver, pero el sonido incesante me hace salir de mi zona de confort y me volteo estirando mi mano para apagarlo, él abre los ojos y pestañea varias veces para acomodarse a la claridad que entra por la ventana, otro día milagroso que ha despertado a mi lado. Bosteza, lo observo llevarse las manos a la cabeza como queriendo quedarse más tiempo y sonrío, él se percata de ese gesto y me mira también sonriente.

—¿Qué? Yo también me canso de levantarme temprano todos los días —expresa, rodeando mi cuello con sus brazos para fundirnos en un abrazo. Sonrío, qué tierno gesto.

—¿Por qué entonces no duermes más? Hasta en California tenías que levantarte demasiado temprano. Voy a desaparecerte todas esas malditas alarmas, relojes, celular —él simplemente ríe, mientras sigo acomodada en su pecho.

—Hazlo y nos quedamos pobres —resopla, frunzo mi entrecejo con intriga y busco sus ojos.

—Oliver, te aseguro que ya cuentas con el suficiente dinero para retirarte y vivir cómodamente el resto de tu vida.

—Sí, pero no quiero hacerlo. Además, tengo que dejarle algo a nuestros hijos. ¿Quieres que vayan por ahí buscando a quién trabajarles?

—¿Nuestros hijos? —enarco una ceja curiosa.

—Por supuesto, quiero ocho —Oliver no puede evitar estallar en carcajadas al ver la expresión en mi rostro. Y es que estoy segura de que mi cara está hecha un poema en estos momentos.

—Bueno, si tú te vas a embarazar y parirlos esas ocho veces, entonces, bienvenidos sean —doy palmaditas y más carcajadas de parte de Oliver, y yo que tengo una mente bien volátil imagino esa escena de Oliver en un hospital pujando hasta más no poder y no puedo evitar carcajearme, niego con mi cabeza para sacar ese pensamiento de mí o de otra forma no podré parar, a como me conoce, sé que está pensando que lo estoy imaginando en esa situación y me mira con su mirada más feroz, pero que ya no tiene ningún efecto en mí más que soltarme más risas.

—Y hablando en serio —digo, limpiando las lágrimas de mis ojos causadas por las risas incontrolables—, ¿tú has pensado en tener hijos?

Oliver mira al techo, como analizando su respuesta mientras estoy recostada al lado de él, también miro al techo para observar qué es lo que está contemplando allá arriba.

—¿Encontraste la respuesta allá arriba? —me mofo, y él me mira con esos ojos rabiosos que me hacen reír.

—Hablando en serio, sí, lo he pensado varias veces —acaricia la parte de atrás de mi cabeza—, pero nunca pensé que me encontraría a alguien con quien me llevara tan bien —me mira a los ojos—. Tengamos un hijo.

¡Alto ahí! ¡Frena tu mula, vaquero!

—Creo que… —continúa— si voy a compartir esta responsabilidad con alguien quiero que sea contigo.

—Oliver, estamos comenzand…

—Alto —me interrumpe—, tampoco es que será ahora o dentro de un mes o dentro de un año, será cuando ambos estemos preparados —bien, ya no me tiro por la ventana—. Los hijos no son algo que se hacen a la locura —se pone de pie—, algo bueno que mi padre me ha enseñado y ese es su problema, que yo deje hijos por ahí y que no me haga responsable.

Me hace reír.

—Puedes molestarte con tu padre todo lo que quieras, pero te da buenos consejos, admítelo —enarco una ceja, poniéndome de pie igualmente y ahí recuerdo que no traje ropa—. Tengo que ir a mi apartamento por ropa y tú tienes una reunión a las 8.

—Bien, te llevaré a tu apartamento, pero recuerda repetirte una y otra vez «no voy a llegar tarde». ¿De acuerdo? —¡ah! Ruedo mis ojos exasperada, ya hasta estoy traumada con esa frase.

 

s

 

Oliver tenía que dejar unas cosas arregladas en la empresa antes de salir a Miami esta mañana, pasa dejándome por mi apartamento, mi primer día en el grupo de edición tendrá que alargarse, al menos Cristal no sufrirá sus inicios en el empleo con Oliver ahí todo el tiempo. Natalie ya no está, pero le dejo un mensaje de que vamos para Miami, no responde inmediatamente, sé que ya debe estar trabajando.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.