Esposa de mi jefe

Capítulo 61

Despierto cuando la luz está quemando mis jodidas pestañas, abro los ojos e intento acomodarme a la claridad, Oliver ya no está, debe estar en el gimnasio, iré a verlo, si no está ahí iré preparando una escopeta porque si no es mío no es de nadie.

Río yo sola por mi pensamiento.

No, no soy una psicópata tampoco.

Estiro mis brazos y los dejo caer sobre el colchón, inmediatamente siento que algo pincha mi mano y me apresuro en ver de qué se trata, hay una rosa roja, y junto a la rosa hay una notita; me siento sobre la cama y observo aquella rosa detenidamente, con una de mis manos tomo la rosa y con la otra la notita, pongo la rosa de regreso en el colchón y desdoblo el papelito con cuidado, mis manos tiemblan y siento que mi corazón se saldrá de mi pecho.

«Buenos días, mi amor, salí a correr un rato y encontré esta rosa, sé cómo te gustan estas cosas y no dudé en cortarla para ti.

Te amo.

Pd: Arréglate y luego sigue las pistas, te tengo una sorpresa ;)».

¿Un guiño? Un guiño luego de «te tengo una sorpresa» solo significa una cosa, me levanto de un salto, me pondré mi vestido rojo superapretado. En menos de tres minutos lavo mi cara y dientes, sí, mal lavados, pero al menos no salté esa parte.

Salgo de la habitación una vez que he cambiado mi ropa y arreglado mi cabello, del marco de la puerta está colgando un sobre, siento la adrenalina recorrer mis venas, abro el bendito sobre y dentro hay otra notita bien doblada.

«Sigue los pétalos».

¿Ah? Miro el piso y ahí está un camino de pétalos rojos. ¡Rayos! Por primera vez en la vida hago lo que dice, no quiero estropear nada. ¿Dónde putas me llevará esto? Porque no es a las escaleras que va este camino, va del otro lado, llegando a un tope y doblando a la derecha, sí, dije que esta casa es grande.

Comienzo a morder mis uñas a medida que rápidamente recorro el pasillo, solo me lo estoy imaginando a él tendido en alguna cama sin ropa y rodeado de pétalos, con velas aromáticas y alguna canción romántica de fondo, me mojo con solo pensarlo.

En el pasillo hay otra nota colgando y mi corazón bombea con fuerza, tomo el sobrecito y saco el papel.

«Has avanzado bastante, muñequita, continúa».

¡Qué rayos...! ¿Para esto me detiene?

Continúo mi camino y hasta hay flechas, algo me dice que cortó todo el jardín o lo compró, llego hasta otro tope y sigue a la derecha, al final no hay ningún lugar donde ir. ¿Qué mier...? Hay una nota. Tomo el sobrecito y saco el papelito perfectamente doblado.

«Ahora regresa todo lo que has caminado, mi amor (lo siento), solo quería ganar tiempo, baja por las escaleras, te estoy esperando en el comedor. Te amo».

¿Cómo? ¡Será hijo de p...! Que alguien me detenga porque ahora sí lo mato, comienzo a caminar a paso fijo y con los puños cerrados, hasta siento cómo las uñas se entierran en mis palmas; maldito Oliver Anderson, hoy va a morir, y organizaré su velorio en una disco, daré whisky y champagne. ¿Para qué dar café? Yo amo el café y no daré algo que amo en su velorio. Y pondré esos malditos pétalos rojos sobre su tumba, los pateo con fuerza haciendo que varios de ellos se eleven en el aire y vuelvan a caer de inmediato; comienzo a bajar las malditas escaleras, aprieto mi mandíbula con fuerza para evitar decir una grosería desde aquí, primero me voy a cerciorar de que está en el comedor como dice. Y yo que hasta me había puesto este maldito vestido que no me deja caminar creyendo que me iba a encontrar con alguna escena erótica, pero ¡no! Era un maldito juego, me voy a ir a la mierda. ¡Sí! Lo har... En ese preciso instante me resbalo y caigo rodando por las escaleras. ¡Maldición! Mi espalda.

—¡¡¡FELIZ CUMPL...!!! —escucho un grito de varias personas y abro mis ojos.

—¡SANTA VIRGEN DE LA PAPAYA! NIÑA ALEX NO MUERA EN SU CUMPLEAÑOS —Rosa viene corriendo hacia mí gritando. Oliver viene tras ella, pero llega antes y Natalie detrás de él.

—Alex, ¿estás bien? —Oliver comienza a tocar mis brazos y piernas, no sé si es fracturas lo que busca.

—¿Morir? Noooo, Alex, mi amor, no mueraaaaas —mi madre viene corriendo y ya está comenzando a llorar. ¿Es que no ven mis enormes ojos abiertos? La abuela viene tras ella con su cámara a la antigua; Stefanie, los señores Anderson, el tío Frank, quien sostiene un enorme Deadpool con la frase «Feliz cumpleaños, Alekpool». Walter, mi padre... ¿Mi padre? Por primera vez en 24 años está en mi cumpleaños y yo tuve que aterrizar por las escaleras. Todos me rodean asustados y yo no me puedo levantar, pero no del golpe, sino de la impresión.

¡Dios! ¿Por qué no me haces pasar vergüenzas como las personas normales y que me cague una paloma en un parque?

Al menos estoy segura de que no enseñé las bragas porque quedé con las nalgas hacia la pared.

Fingiré mi muerte como Rosa, sí, lo haré. Mejor no porque mi madre comenzará a gritar como loca, en serio, prefiero morir que pasar por esto, no me he ni bañado. Voy a golpearlos a todos, de haber sabido esto hubiese bajado con cuidado, pero no, tuve que hacer mi entrada triunfal, como siempre, al menos medio lavé mis dientes.

—LLAMEN A UNA AMBULANCIA. AHORA —mi madre está histérica corriendo de un lado a otro buscando no sé qué. La señora Anderson y Natalie la siguen. ¿Qué diab...?

—Niña Alex, no se mueva de ahí, he escuchado que cuando mueven a un herido puede morir —Rosa habla y la miro frunciendo mi entrecejo.

¿Cómo? Yo no estoy herida.

—No, yo estoy bien, Oliver...

—Oliver nada... Hasta que no venga un doctor a ver que estás bien y que no te rompiste el cuello no te levantas de aquí —Oliver comienza a marcar un número en su celular.

¿Romperme el cuello? A todos aquí yo les voy a romper el cuello.

—¡NO! NADIE VA A LLAMAR A NINGUNA AMBULANCIA. ESTOY BIEN. ¡JODER! —intento levantarme, pero no me dejan.

Pero no les bastó con que el doctor les dijera que estaba bien, no, me tuvieron que llevar todos al hospital, me sacaron placas de la cabeza y de todo mi cuerpo. Hasta me hicieron electrocardiogramas. ¿Qué putas tiene que ver eso con una caída? ¿Por qué de paso también no me hacen un trasplante de riñón?




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