Esposa de mi jefe

Capítulo 68

Los siguientes días me la paso en cama, apenas he comido y me cuesta conciliar el sueño, y eso que estoy con ayuda de pastillas para dormir. A veces hasta ni esas son suficientes, me despierto a medianoche deseando que solo sea un mal sueño, intento ser fuerte lo más que puedo, pero siento que no funciona, siempre termino en llanto, sé que a él no le hubiese gustado verme así, pero entiéndelo, papá, no siempre puedo ser fuerte, justamente no ahora. Aunque intente ser positiva y pensar que pronto pasará, estos días se me hacen eternos.

He escrito una nueva carta que agregaré al portafolios, por muy mayor que estés, la muerte de tu padre siempre te hará sentir desamparado. Mucho más, cuando te esforzaste tanto por mejorar esa relación, pero mucho más cuando tenías muchas metas que cumplir junto a él.

Y ahí es donde una lágrima corre por mi mejilla, al recordar que hoy es el día, no puedo evitar que la melancolía se apodere de mí cada vez que recuerdo que hoy precisamente renovaríamos votos y mi padre me llevaría hasta el altar. Oliver estaría esperándome con esa sonrisa suya y Natalie estuviera llorando a mares al verme entrar porque es lo que siempre ha soñado, ser la mejor dama de honor. Algún día se cumplirá su sueño, pero no ahora, no ahora que mi corazón está roto en mil pedazos. Sigo sin entender cómo la vida puede cambiar drásticamente en un solo día.

Recuesto mi cara sobre el cristal de la ventana, mientras varias gotas de lluvia golpean con fuerza, pero van cesando a medida que pasan las horas; justo hoy es una semana de su partida, mis ojos lagrimosos se devuelven a la página que sostengo en las manos, y me cercioro de leerla bien, es la única forma de liberarme un poco de lo que siento, escribiéndolo.

Limpio mis ojos empañados, mientras me incorporo en la silla, inicio mi lectura mientras tamborileo mi pluma en el brazo del sillón. Inmediatamente mis ojos vuelven a empeñarse, pero trago el nudo en mi garganta, no siempre estaré llorando a mares, pero solo ha pasado una semana y no sé cuánto más esto pueda durar, limpio mis ojos y comienzo el recorrido por las letras.

Querido papá:

Es difícil para mí escribir estas líneas, cuando sé y me he resignado que ya no estás en cuerpo, que ya no volveré a abrazarte, ni besarte, ni podré decirte cuánto te amo. Ya no hay nada que yo pueda hacer, pero de algo que sí estoy segura, es que siempre tendrás un espacio en mi corazón, de hecho, ya vives en él y así será eternamente.

No sé cuánto más extrañaré tu presencia, no sé cuánto tiempo este dolor se va a prolongar, las lágrimas solo son muestras de dolor, pero en mi interior hay paz, porque sé que ya no estás sufriendo y ahora estás en un mejor lugar. Las lágrimas solo son para borrar la angustia, para volver a reír, como tú hubieses querido...

En cuanto al perdón, para mí ya estabas perdonado desde hace mucho, amaba tu compañía y amé nuestros últimos momentos juntos, porque a pesar de todo sí estuviste para mí en el último momento cuando todo se volvía oscuro...

 

Un sonido en la puerta me saca de concentración, Oliver entra hablando, más bien, gritando por el teléfono, lleva uno de sus trajes grises y lanza su maletín con fuerza sobre la cama.

—No, esto no es posible, esas inversiones están a mi nombre, no a nombre de mi padre, no las puede declinar... —Oliver se sienta en el borde de la cama mientras lleva su mano libre a su cabello a modo de frustración—. ¡NO! No lo entiendo...

Ahora lleva su codo a su rodilla, aún con su cabeza en su mano, con sus dedos enredados en su cabello, suspira, no puedo escuchar qué dicen del otro lado, pero su expresión no es buena. Cuelga la llamada y observa la pantalla de su celular, cierra sus ojos y comienza a inhalar y exhalar. Peor que tu padre muera, es que te esté haciendo la vida imposible.

—¿Ahora qué sucedió? —pregunto, me levanto de la cómoda silla giratoria y camino hacia él.

—Miles de cosas —menciona—, miles de cosas, Alex. Cuando pueda iré por tus cosas a la empresa, por el momento no quiero tener que encontrarme a mi padre porque sé cómo reaccionaría.

Lleva ambas manos a su cabeza luego de depositar su celular sobre la cama, manteniendo sus codos sobre sus rodillas.

—Yo puedo ir por ellas —enuncio, sentándome a su lado, él continúa en la misma posición—. Además, necesito distraerme un rato —niega con su cabeza llevando la mirada a mis ojos.

—No quiero que pases malos ratos con mi padre. Natalie vendrá a estar contigo en unos minutos, tengo una reunión y miles de cosas que resolver —resopla y se pone de pie acomodando su saco gris.

—Oliver, Natalie también tiene sus problemas, no quiero que esté aquí todo el día encerrada conmigo, tiene empleo, tiene una vida...

—Ella está bien aquí contigo, Alex. Si no, inventara cualquier excusa.

—Porque así es ella, nunca dirá que no —también me pongo de pie—, pero justo ahora ha conseguido el trabajo de sus sueños, no puedes estarla haciendo que falte todo el tiempo.

—No me gusta que estés sola aquí, Alex. Además...

—Entonces, ¿por qué tú no estás conmigo? —interrumpo y lo observo fijamente—. ¡A la mierda tu padre con esa empresa y sus inversiones! Tú ya tienes suficiente dinero para vivir el resto de tu vida. ¿Por qué te empeñas en hacer más?

—No lo entiendes, Alex —camina hacia el espejo acomodando su corbata negra con indiferencia.

—Tú no lo entiendes. ¿Cuántas horas te miro desde que venimos de Florida? Cuando despierto ya no estás y cuando regresas solo maldices a tu padre y te vas a dormir —mis ojos se cristalizan—, yo tam... bién te necesito, Oliver.

Dicho esto, salgo de la habitación cerrando la puerta de golpe, tengo los sentimientos tan al borde que hasta me quiero desplomar a llorar ahora por esta estupidez. Oliver no entiende que Natalie también tiene sus propios problemas y no puede estar aquí conmigo todo el tiempo, yo solo quiero que él esté conmigo cuando más lo necesito.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.