Esposa de mi jefe

Capítulo 72

Oliver mira el reloj y con su ceño fruncido escucha lo que dicen del otro lado, todas mis alarmas se activan; por favor, que no sea lo que pienso.

—Mamá, cálmate —no escucho qué le dice la señora Margot, Oliver se levanta de un salto como un resorte y yo hago lo mismo. Siento mis piernas de gelatina, mi garganta está seca y mi corazón bombea a mil por horas.

—Oliver. ¿Qué... Qué pasó? —pregunto temerosa, por favor, que no haya sido un infarto al señor Anderson porque me muero, o un accidente; yo debí hacer que Oliver se quedara en aquel restaurante. Yo debí convencerlo de ayudarlo, esa era la razón por la que me llevaron con ellos. Será mi culpa, yo pude evitar esta tragedia, una lágrima está a punto de correr por mi mejilla.

—Mamá. ¿Por qué putas fuist...?

—Bueno, hazlo... Lávame la boca con jabón, pero no iré...

¿Qué? Yo estoy aquí por desmayarme y ahora no entiendo una mierda. Llevo mi mano a mi cabeza apartando algunos mechones de cabello de mi rostro, miro a Oliver con intriga.

—Oliver... —él sisea y lleva su dedo índice a sus labios, frunzo mi entrecejo, hasta ahora estoy recordando cómo se respira.

—Mamá, casi me matas de un infarto por llamarme a estas horas llorando. ¡Es casi medianoche! Déjalo en la cárcel.

Juro que entre esta gente quedaré loca. Voy a desmayarme, sí, eso haré, pero por no saber qué otra cosa hacer. Yo hasta estaba comenzando a llorar. Y resulta que es alguien que está en la cárcel, sé que es Henry. ¿Quién más? ¿Por qué no llamaron a Brittany? Yo esperando miles de escenarios donde voy a otro funeral y es el mío, porque, en serio, otra desgracia no la soportaría.

—¿Y yo le dije que golpeara a un oficial? —continúa por el teléfono—. ¿Yo le dije que se corriera de la patrulla? —se dirige a mí—. Alex, tengo que ir a la comisaría —murmura, aún sosteniendo el celular en su oreja.

—Voy contigo —digo, siento alivio, ir a la comisaría suena mejor que ir a un hospital y ver a alguien en coma, siento mis piernas flaquear mientras busco qué ponerme, aún mi mente maquina la idea de que alguien murió, en serio, quedé traumada.

Ni siquiera pregunto, Oliver sostiene el volante del auto con bastante fuerza, su mandíbula está tensa, está molesto, lo sé. Miro por la ventana pasar edificio tras edificio, ni siquiera me cambié, pero con este abrigo largo al menos no se ven mis shorts de la rana René. Oliver parquea el auto y baja rápidamente, está hablando con su banco sobre una transferencia de dinero, bastante grande. ¿En serio? ¿Tanto por golpear a un oficial? Yo lo hubiese dejado en coma, si tengo que pagar tanto que al menos valga la pena. Oliver rodea el auto y abre la puerta para mí, siempre lo hace, sé que debería estar acostumbrada, pero, vamos... Todas las veces pienso que es lindo, hago una carita dulce y él sonríe mientras continúa hablando por su celular.

—Y... ¿por qué no llamaron a Brittany para que vaya a sacarlo de la cárcel? —pregunto, una vez que corta la llamada, camino al lado suyo, hay bastante viento, por suerte amarré mi cabello en una cola de caballo.

—¿Por qué a Brittany? —pregunta, frunciendo el ceño, guardando su celular en su bolsillo, volteo a verlo como si lo que dije no fue algo muy obvio. ¿Cómo que por qué?

—Porque es su esposa, ¡duh! —resoplo, Oliver me mira por unos segundos con sus ojos entrecerrados y abre la puerta principal para que pase.

—Es el señor Anderson quien está en la cárcel por golpear a tres tipos y un oficial, no Henry —¿ah? Frunzo mi entrecejo y lo observo curiosa—. Aparte, se les quiso escapar, olvidó su licencia en casa y la maldita motocicleta está retenida.

—Espera... ¿Don Perfección está en la cárcel? —Oliver suelta una leve risa y continúa caminando, intento seguir su paso, pero ándele que le gusta caminar bastante rápido.

—No es la primera vez —enuncia y se detiene levemente al ver que no voy a su paso, es que mis pantuflas de gato no ayudan mucho—. Mi padre cuando se emborracha se pelea con todo el mundo que mire a mi madre de manera atrevida.

—¡Guau! ¡Alto al mundo! —me detengo y miro a Oliver—. Ahora entiendo de dónde sacaste esos celos compulsivos —no puedo evitar reír, Oliver me mira con esa mirada fulminante suya y me toma del brazo para apresurar mi paso.

—Como si tú fueras diferente —enuncia, mientras casi a jalones me dirige a una sala.

—Es que esas nalgas son mías, muñeco. De nadie más —le guiño un ojo, Oliver se suelta en risas, al ver que llama la atención cambia su semblante a seriedad. Solo lo observo y evito reír porque hay muchas personas acá.

Llegamos hasta una sala llena de oficiales, ahí está la señora Margot sentada mordiendo la uña de su dedo índice; al vernos se pone de pie y camina hacia nosotros, lleva un vestido ajustado y maquillaje, su cabello cobrizo y ondulado cae por su espalda, se ve súper guapa y es que ya sé cómo se vería Oliver si fuese mujer solo que con cabello negro.

—Haré esto porque tú me lo pides, de mi parte que se quede en la cárcel hasta mañana.

Margot rueda sus ojos exasperada y bufa. Oliver se encamina a pagar la fianza y la señora Anderson da la vuelta levemente, y... no puedo evitar notar... de dónde sacó Oliver sus genes traseros. Y es que nunca la había visto con ropa así.

Recuesto mi espalda en la pared mientras Oliver paga, levanto la mirada y ahí viene el señor Anderson, soltándose del agarre del oficial, está visiblemente tomado y le viene gritando a todo el mundo. Guau, guau.

—A todosss losz voy a demandarr por eszto. Y tú —se acerca a un oficial—, eszpero aprendasz a no ver mujeresz ajenasz —no voy a reír, fuerzo mis labios para no hacerlo, la señora Margot solo agacha la mirada y tapa su rostro por la vergüenza. Oliver lo mira con sus ojos entreabiertos.

—Oliverrrr, hijoooo míoooo —se acerca a él y le da un abrazo, Oliver lo mira con su entrecejo fruncido—. Te amo. ¿Lo sabes?

No puedo evitar reír, ahora sí no puedo. Oliver se suelta de su agarre y toma mi mano saliendo de ahí, los señores Anderson vienen tras nosotros, cuando el señor Oliver comienza a cantar la canción My heart will go on. No, yo no puedo más. Volteo a ver atrás cuando lo observo que está de rodillas cantándole a la señora Margot y ella está tirando de su antebrazo viendo alrededor, su rostro es un poema en estos momentos. No, tengo que reír a putas carcajadas, sí... Putas... carcajadas... Yo no soporto esto... Oliver está conteniendo la risa, lo sé, lo conozco lo suficiente.




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