Dentro un auto Iden miro disimuladamente al hombre a su lado.
Él la miro y ella giro la cabeza intentando mantenerse calmada.
Dudo mucho cuando él se ofreció a llevarla, pero había prometido no hacer nada así que acepto aún dudando.
Seguía preguntándose que es lo que realmente quería este hombre de ella.
Iden miro su mano un poco vendada.
— ¿Te duele? —pregubto él pareciendo preocupado.
— ...No duele.
Ella solo estaba recordando el como habia conseguido esa herida.
Su padre estaba en coma, y sin seguro médico, solo quedaba buscar una forma de pagar las facturas. Y no solo eso, sino que tenía que vérselas para no retrasarse en su matrícula de la universidad y la hipoteca de la casa.
A su padre lo habían despedido hace una semana del trabajo, los ahorros que tenían casi se acababan.
Ella intento llamar algunas personas para prestar dinero y aunque consiguió un poco para el pago inicial, sabía que la cuenta en el hospital crecería mientras su padre siguiera en cama.
No sería bueno endeudarse demasiado así que ya no llamo a nadie.
Iden solo dependía de su trabajo de medio tiempo, así que había ido donde el gerente para tener un adelanto de su paga pero este le había dicho que a cambio debía trabajar en el turno nocturno por algunos días.
Su lugar de trabajo era un concurrido bar en el centro de la ciudad.
Iden trabajaba medio tiempo por qué tenía que ocuparse de sus deberes de la universidad, pero necesitaba dinero y aunque tendría que desvelarse por el adelante que le dieron sabía que no tenía otra opción.
Iden respiro hondo viendo cómo a comparación de cuando era de día el bar estaba abarrotado en aquel momento.
— ¿Sorprendida? —bromeo su compañera de trabajo—. Esto es lo normal cada noche, por suerte para ti no hay ningun cumpleaños hoy ya que sino se te haría difícil servirle la bebida a los clientes
Alya, la chica que le hablaba meneo sus caderas mientras que con las manos llenas de bebida y con una sonrisa se dirigía a las mesas.
— Cuando ya te acostumbres al movimiento te pondré a servir bebidas en las demás mesas —le hablo el barman quien era su superior durante la noche—. Mientras tanto me ayudarás en la barra
Iden respiro aliviada, eso era lo mejor para ella.
Viendo a tanta gente desconocida estaba nerviosa.
Había oído hablar antes a otras empleadas diciendo que era peligroso escoger el turno nocturno siendo que siempre había gente irrespetuosa o pervertida (que cuando se emborrachaban daban problemas)
Miro como Alya conversaba con algunos clientes mientras coqueteaba con estos, uno de estos incluso la abrazo de la cintura pero a ella no pareció molestrale.
Iden dejo de mirar pensando que era mucho más seguro estar en la barra que estar allá.
Se preguntaba como le haría cuando fuese su turno de servir a los clientes.
Iden comenzó a entregar las bebidas en la barra, tuvo que moverse mucho en un principio pero cuando la gente se comenzó a emborracharse el ritmo fue disminuyendo.
Lo que le soprendia era que aunque era muy tarde mucha gente seguía llegando.
Habían hombres formales, informales y algunos que tenían aspectos de gánsters. Había gente atractiva en los alrededores e Iden a veces se distraia viéndolos.
Ella respiro hondo intentado concentrarse, sus ojos pesaban del sueño siendo esta la primera vez que se desvelaba trabajando.
Pero sabía que solo debía acostumbrarse.
Aún seguía preocupada por la condición de su padre pero lo único que podía hacer ahora era esto.
— No te preocupes, esto lo entrego yo
El barman se negó a darle una bebida y fue personalmente en dónde habían un par de personas conversando entre si.
Ambos hombres era atractivos, por el modo de actuar de su superior y por la ropa que llevaban debían de ser clientes importantes.
El barman entrego la bebida, dijo algo que hizo que uno de los hombres lo mirara e hizo señas a Alya en una de las mesas.
Justo en ese momento un cliente en la barra la llamo y dejo de mirar la escena.
— Quiero alcohol...
El Señor estaba borracho recostandose en la barra mareado.
Ella podía servir bebidas, no prepararlas; su superior estaba ocupado así que solo podía intentar calmar al señor.
— Enseguida le damos su orden, espere un momento
El Señor le agarro el brazo.
— Te dije que quiero alcohol...
Iden se safó del hombre y comenzó a limpiar un vaso aparentando estar ocupada.
Le dijeron que cuando un cliente fuera problemático debía mantener la calma.
— Dije que esperara un momento
El Señor golpeó la barra molesto.
— ¡¿Me estás dando órdenes?!...¡Te dije que quiero alcohol!
Iden retrocedió con un poco de temor, su primera noche y ya tenía un problema.
— No se preocupe señor —el barman se acerco a ver la situación—. Ella es nueva así que disculpela, enseguida le damos su orden
Conocía al hombre pues está no era la primera vez armaba un alboroto.
— ¡¿Que importa si es nueva?!... ¡¿Debería saber preparar una bebida?! ¡Y no quiero mi alcohol enseguida, lo quiero YA!
El Señor siguió gritando llamado la atención de la gente y se subió a la barra para atacarlos.
Los guardias de seguridad vinieron y la gente se acumuló a mirar, el hombre estaba dentro agrediendo al barman quien intentando proteger a Iden de los golpes. El ya tenía experiencia teniendo este tipo de problemas pero para Iden esto era casi como si la mala suerte la siguiera.
Había sido un mal día para ella.
Su padre fue hospitalizado, tenía que pagar su matrícula, la hipoteca estaba vencida y se había endeuda con los conocidos de su padre.
Iden apretó el vaso en su mano.
Sentía frustración.
Solo le quedaba perder el trabajo y sería la ginda del pastel.
¿Que más le daba?
Este día había sido de lo peor.
Iden levantó su mano con el vaso y se la lanzo molesta al Señor.