JULIETH
—¡Ángel!
—Hola mami, no grites tan fuerte, aquí estoy, no me he ido.
—Mi niño, tuve miedo, pensé que …
—Aquí estoy, mami ¿Por qué hace tanto frío? Abrázame, tengo miedo.
—Ven mi niño, yo te abrazo.
De pronto despierto, me arde el rostro, los ojos, mi cama está vacía.
—¡Ángel, Ángel! — Grito desesperada, los truenos, él le tiene miedo, mami ya va cariño, me salgo de la cama, la ventana que da al balcón está abierta, llueve muy fuerte, mi niño tiene miedo, mami ya va cariño.
—¡Julieth ¿Qué haces?!
—Tengo que buscar a mi bebé — Le digo, sin mirarlo, solo quiero rescatar a mi hijo, pero de pronto me atrae hacia él tomándome en sus brazos.
—Por favor Julieth, ¿Qué ibas a hacer? ¿Lanzarte del balcón? Ángel no hubiera querido esto.
—Es mi bebé — Le digo entre lágrimas, sujetándome de su pecho, no puedo con este dolor, la angustia me carcome ¿Dónde estás mi niño?
ESTÉFANO
—Doy mi vida si fuera necesario, si con eso lo traigo de nuevo con nosotros.
—Hijo, lo vamos a encontrar,
—Padre, una semana, ¡Una maldita semana! — Le grito lanzando el trago a la pared, rompiendo los vidrios, caigo de rodillas llorando a mares, tengo el alma rota, quiero mostrarme fuerte por ella, pero no aguanto, el dolor, la angustia, es mi hijo, mi campeón.
—Tranquilo, desahógate, sácalo, no puedes pretender ser fuerte siempre, eres un ser humano, no una estatua.
—Si algo le pasa, no vamos a soportarlo.
Es demasiado lo que estamos aguantando, juegan con nosotros como se les da la gana, ni con todo el dinero del mundo logramos encontrarlo, no sabemos si está pasando hambre, frío o lo que sea, es solo un niño pequeño que necesita a sus padres, a su familia.
—Vamos a encontrar a esos mal nacidos, sea quien sea que se haya llevado a mi nieto, va a pagar.
NARRADOR
En algún lugar muy lejos de ahí.
—No deja de llorar, no deja de gritar por su mami y papi, maldita la hora que me convenciste Natasha, o debería decir bruja, como te dice el niño ese.
—Yo no te puse una pistola en la cabeza, no te obligue, tú estás muy contento con la idea de sacarle un buen dinero a ese imbécil.
—¿Dónde está mi dinero? Yo no lo veo por ningún lado, al contrario, tengo que aguantar a ese mocoso, llorar, patalear, no le doy otro golpe en la cabeza porque con el último lo mande a dormir dos días y casi no despierta.
—Lo admito yo también me asusté, por otro lado, ya mañana le mando la primera pista, solo debía cerciorarme que no contactara a la policía, pronto tendremos todo ese dinero en nuestro poder, no pudo ser mío por las buenas, entonces será por las malas, cruce quien se cruce en mi camino.
La ambición ciega la mente, apagas las consciencias, por para quien sueña con riquezas, la vida de un niño es nada.