CAPÍTULO 11

NOELIA.
 

Al salir del restaurante Mike va con semblante preocupado, no quiere que se le note, pero se nota que está nervioso por lo que depara en los juzgados.

No he querido contarle nada de lo que Víctor me comentó sobre lo qué debía hacer para ganar y mantenerlo fuera de prisión. 

Miro el reloj cuando Mike me está mirando, esta tarde yo debería estar de viaje hacia mí casa, mañana es Nochebuena y mis padres me esperan.

Mike está mañana me comentó que si tenía que marcharme no lo pensara, que él no tenía nada que hacer, solo trabajo, no le importaba si Alex se ocupaba del poco papeleo. 

Una corazonada me advirtió que no debía dejarlo solo.

Ahora todo ha cambiado, sino llego a estar aquí su destino aunque él no lo crea ni lo sepa, era ser prisionero. 

Alex no está preparado para enfrentarse a Morrison todavía, desde luego que es un buen «alumno», aunque ya ha acabado la carrera. 

En mis compañeros no tengo confianza ciega en ninguno, Víctor es el único pero está en Seattle con su pareja. Tal vez Biker podría hacerse cargo, pero conociendo a Levis, preferiría entrar directo al calabozo. Por lo tanto, no lo voy a dejar en manos de ningún abogado que no sea yo, me importa Levis, no se porque me importa este idiota pero lo hace.

Al llegar al juzgado, Alex está en la puerta esperando por nosotros con unos folios en la mano, sonriente, eso me indica que ha encontrado algo. 

Tres horas para este chico son una eternidad, investiga cómo nadie.

El Juicio inicia con tecnicismos y acusaciones hasta media hora después que la cosa se calienta.

—Por  lo  tanto, nosotros consideramos  al  acusado  Mike  Levis  un peligro para la ciudadanía y para mis clientes  —explica el abogado de la acusación. —He terminado, señoría.

Mike ahora está en el estrado, lo han puesto contra las cuerdas haciendo preguntas sobre cómo fue la pelea y sobre su estado anímico depresivo, el abogado ha logrado ponerlo un poco nervioso con esa información. Ahora es mi turno, ya no debe preocuparse por nada.

MIKE.

Veo como la rubia de mi abogada enfundada en su traje rojo de botones con falda se levanta muy segura y sonriente, me mira con tranquilidad, eso me calma.

No debería fijarme en lo sexy que se ve, pero me provoca verla tan intimidante.

—Señor Levis, ¿podría decirme cuánto tiempo estuvo en el bar el día 15 de Diciembre cuando los acusados declaran verlo bebido? —Me pregunta una sonriente Miller.

No se que trama esta mujer pero hasta a mi me impone.

—Media hora a lo máximo, si no recuerdo mal. —Contesto recordando lo que pasó esa noche.

—¿Y a qué se debe que estuviese tan poco tiempo? ¿Estaba aburrido? —Me pregunta igual de sonriente.

«Protestó señoría», se escucha de fondo la protesta del abogado contrario.

—Es importante y relevante su señoría, se lo prometo. —dice segura de sí misma.

Morrison para mí sorpresa la deja proseguir con sus preguntas.

—Pues no estaba aburrido, fue usted abogada la que apareció al poco tiempo para pedirme que saliera de ahí. Debería recordarlo. —A estas alturas parece que la niñera quiere humillarme, pero por el contrario me agrada.

—Y ese día ¿se marchó del lugar de los hechos bebido? —Insiste.

—¿Cómo  me  iba  a marchar de allí  bebido? —digo resignado —No me dio tiempo a tomar ni un trago, me sacó de allí espantando a la chica que tenía cerca y tirando el vaso. —Recuerdo.

—¿Conoce de antes a estos hombres que lo acusan? —Mira hacía donde están los susodichos.

-No de nada, aunque sí los he visto alguna vez en los bares que frecuentaba, —La rubia me mira para que continúe —Los he visto alguna vez, pero nunca hemos cruzado una palabra. Lo prometo. —Digo mirando fijamente sus ojos para que sepa que digo la verdad, ojos que ahora mismo me parecen preciosos.

Miller sonríe al abogado contrario, este por el contrario está serio, algo me dice que tiene algún As bajo la manga.

Alex en este momento se pone de pie en el banco alargando el brazo para pasarle un par de folios, supongo que los que le entregó para que 

revisará minutos antes del juicio.

—Su señoría estos son los antecedentes de los denunciantes, —se acerca hasta el atril dejando los folios que le paso Alex.

—Dadas las circunstancias mi cliente solicita que los denunciantes se retracten o nos veremos en la obligación de hacer una contra denuncia.— Les pide Millas.

Están hablando sobre que no me pueden denunciar, no sé por dónde va todo esto pero mi rubia lo está poniendo todo patas arriba. Sus caras son el espejo del alma. Adoro a esta chica.

Morrison repasa los papeles con clara molestia, dejándolos sobre el atril y llamando de nuevo a los letrados.

—Son denuncias por peleas callejeras pero ellos ¿denuncian a mi cliente? Bennett —se dirige al abogado— te avise que no juegues sucio, todos sabemos hacerlo. —escucho que dice despacio.

—Eso no quita que le tengan miedo a lo que pueda pasar, si tu cliente es influyente puede tomar represalias. —Se queja.

—Vuelvan a sus sitios letrados. El acusado también puede volver a su sitio. —Aclara Morrison. 

NOELIA 

Volvemos a nuestros sitios, está claro que ya no puede seguir adelante con la demanda que tenían  por intimidaciones contra Levis, lo tenemos ganado. 

Morrison tarda en deliberar no se lo que está pensando, pero esa sonrisa no me está gustando nada.

Víctor intuía que esos hombres no eran trigo limpio, así que después de colgar llame a Alex para que los investigara un poco, cosa que por suerte ha dado resultado. ¿Ahora que?

—Letrados, dado que estamos aquí para juzgar a Mike Levis por sus actos y no por los actos de los demandantes, considero que quedando demostrado que el señor Levis solo puede retener sus impulsos si alguien se hace cargo de él, dado su estado anímico —Indica con una sonrisa siniestra—  considero que al no tener ya tutela desde hoy debe pasar a dependencias judiciales si nadie se hace cargo durante los próximos seis meses que sería su condena, decretando su entrada en prisión los próximos días.