Estirpes de Linajes

Capítulo 7

Al llegar al camino donde dejaron el carruaje retomaron el viaje hacia  Portaven. Pasaron tres días de viaje, pasaron el pueblo de Valley hacia el bosque Claros de Luna. Jules estaba asomado mirando hacia el bosque y le preguntó a Cleit: - Vamos hacia ése bosque?- Cleit le respondió: - Si. Ése bosque es llamado “Claros de Luna”. Lleva ese nombre ya que se dice que allí dentro viven una manada de lobos semis-demonios muy temidos por esta zona. - Jules le dijo: - Menos mal que pasamos por el exterior del bosque. - Cleit le respondió: - Siento decirte que lo tenemos que atravesar, tardaremos dos días en salir de ahí. Cuando estemos fuera ya estaremos en la frontera con el reino de Humbryn. Luego ya será mas tranquilo el viaje y solo faltarán tres días. - Jules al escuchar éso se asustó y le dijo: - Dos días! Esperemos atravesar el bosque sin ningún problema. - Cleit le dijo: - Tranquilo. Sabes que tenemos el hechizo de percepción. Aparte viendo como lo llevas de bien ese hechizo nos fiaremos de ti. Tu te encargarás de decirnos lo que tengamos alrededor, ya que debemos de cazar para poder comer. - Jules le miró con cara de sorprendido y le dijo: - YO! Yo pensaba que mi entrenamiento comenzaría al llegar a la capital.- Cleit le dijo: - Tu entrenamiento empezó cuando te subiste al carruaje e iniciaste el viaje. Quieres que te vuelva a pasar como la última vez?- Jules al escuchar eso se quedó callado, pensando que el cuerpo en que habitaba tenía sus limitaciones, se dejó llevar por sus emociones sin pensar en la situación en frío. Aunque en realidad tenga una mentalidad adulta, aún cometía los errores de su anterior vida, no podía ser tan impulsivo porque Dios no le brindaría otra oportunidad de volver a renacer. Cleit al verlo tan pensativo le dijo: - Me verás como un viejo muy serio, muy estricto y con un temperamento bastante fuerte. Pero me preocupo por los demás. Hace tiempo que perdí una de mis alumnas por ser blando, pensaba que estaba preparada. Me cegó su talento, era como tú.

 Lo que no quiero que me vuelva a pasar y más cuando tu padre me confió tu protección. Le debo mucho a tu padre, sino fuera por él no estaría aquí hablando contigo. - Jules al escuchar eso le contestó: - No me molesta que seas así, solo soy un niño de diez años. Debo de aprender ha pensar en frío y evaluar la situación. - en ese momento pensó que era un adulto metido en el cuerpo de diez años, debía fingir un poco de inmadurez a la hora de hablar con los adultos de ésta vida. Simon en ese instante les dijo: - Ya estamos entrando en el bosque. Estar atentos, de aquí poco pararemos para acampar, ya está oscureciendo.- Cleit se dirigió a Jules y le dijo: - Ya sabes Jules, empieza con el hechizo. Confiamos en ti muchacho. - Jules cerró los ojos y empezó a concentrarse en el hechizo, mientras le decía a Cleit. - Tengo que hacerlo sin parar? Es agotador. - Cleit le dijo: - Quieres aumentar tu maná? Es lo que debes hacer. Mientras más hechizos utilices seguidos mejorará tu cantidad de maná. Piensa que el maná para los magos, es igual a la energía que utilizan los guerreros, arqueros y picaros. Tiene un limite, lo importante aquí no es tener mucho maná y utilizarlo hasta gastarlo. Yo te voy a enseñar a que utilices tu maná con cabeza, debes conocer tus limites, tus puntos débiles, etc. -. Llevaban unas horas atravesando el bosque, hasta que llegaron a un lugar, donde podían descansar, montar la hoguera. Cleit le dijo a Simon que fuera a cazar algo para comer, de mientras él y Jules sacaban las mantas, los utensilios para comer. Cleit le preguntó a Jules si sabia hacer una hoguera mientras él sacaba lo que faltaba, Jules le dijo que si y empezó a buscar ramas, piedras para poder encenderla. Cleit le dijo a Jules: - Enciende la con tu magia. Utiliza la magia de fuego. - Jules le dijo: - Que la encienda así?  Será seguro? Piensa que nunca lo he hecho. - Cleit le contestó: - No te preocupes, si sabes controlar la potencia del hechizo ningún problema. - Jules dirigió su mano hacia la hoguera, cerró los ojos. Cleit al verlo no se preocupó y se metió en el carruaje. Pero de repente… se escuchó una explosión! Cleit se asomó gritando:

- Que ha pasado? Estás bien Jules?- Jules estaba lleno de barro y de ceniza por todos lados. Giró la cara hacia Cleit y le dijo: - Me parece que me pasé de concentración… el hechizo era mucho mas fuerte de lo que necesitaba la hoguera.- dijo con una sonrisa de vergüenza. Cleit se puso la mano en la cara al verlo y le dijo: - Ésto me confirma que eres hijo de Ryse… igual de desmesurado. Vete al río a limpiarte, pero tienes que estar atento porque con ésto acabas de advertir a las bestias del bosque que hay extraños en su territorio. - Jules se lamentó y se dirigió al río a limpiarse. Cuando volvió del río, vio a Simon y a Cleit delante la hoguera encendida con el jabalí cocinándose. Simon al verlo le dijo: - no pensaba que sería tan divertido este viaje. - dijo con una risa. Jules le contestó: - Agradezco tu sinceridad. Conmigo nunca te aburres. - dijo riéndose. Cleit al escuchar eso les dijo: - Los dos sois unos críos, como pueden reír sabiendo que estamos vigilados. - Simon le dijo: - No te preocupes maestro. Puse las piedras receptor alrededor nuestro, si alguien o algo intenta acercarse las piedras nos avisarán. - Jules al oír eso le preguntó a Simon: - Piedras receptor? Que son? - Simon se lo explicó: - Son unas piedras que tienen magia, si las pones en un circulo a una cierta distancia se conectan y crean un campo de magia. Si alguien atraviesa esa linea invisible las piedras harán un ruido especifico. Así podremos estar tranquilos y descansar. Si algo pasa estaremos atentos. - Jules se quedó sorprendido y le dijo: - Que útiles son. Tendrás que enseñarme como se colocan. - Cleit le dijo a Jules: - Igualmente no hay que estar tranquilos por si acaso, está la manada de lobos, los semis-demonios. Simon era un aventurero especializado en la caza. Todo lo que quieras saber de la caza, trampas, etc. Él es el mejor. - Simon le dijo: - No sea tan halagador, yo solo cumplo con mi trabajo. - Jules se sorprendió al saber lo diferente que era la vida en éste mundo. Sabia que aquí no se sentiría solo y lo quería aprovechar lo máximo que pudiera. Recordó lo que le dijo Dios antes de enviarlo aquí.




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