Esto es guerra

3.El adiós que lo cambió todo.


¿Había cierto deje de amenaza en su voz o era solo mí impresión? Tal vez solo me lo imaginaba.

 

Quizás me había vuelto loca y estaba viendo cosas donde no las había. Menee mí cabeza e hice el mayor esfuerzo para poder analizar las palabras que él acababa de decir.

 

 


Porque por supuesto que había cierta advertencia en lo que había salido de su boca.

Siempre había sido así con él, era un niño caprichoso y competitivo, además de mezquino al que no le gustaba compartir lo que él quería o tenía. Había sido así desde que lo había conocido, y no había señales de que fuese a cambiar ese rasgo tan particular de su personalidad.

 

 Menos ahora que había dinero en juego.

 


— ¿Disculpa?—  pregunté luego de que mis neuronas hicieron sinapsis y me permitieron comprender el lío en que nuestros padres nos habían metido sin que ellos lo supieran.


— ¿Que? ¿Precisas que te haga un dibujo para que tu pobre cerebrito lo comprenda? Tú y yo —  puso dos dedos en alto para que pudiese verlos— No congeniamos, nunca lo hicimos— aseguró—  En especial desde que me enteré de que es lo que sentías por mí. No quiero vivir al lado de una acosadora—  espeto divertido.


Mis ojos se abrieron de par en par al oír semejante cosa.

¿Yo, una acosadora? El alcohol definitivamente no le permitía pensar con claridad.


— ¿De que estas hablando, Lucas? —  pregunto Hilda parándose a un costado de él sosteniendo su abrigo.


Mi corazón se paralizó unos instantes en mí pecho y tuve que recordarle que tenía que volver a latir sino quería ser la siguiente de la familia en dejar este mundo.


— Solo estábamos discutiendo algunas cosas del pasado, tía—  respondió— Unos pequeños asuntos sin resolver que teníamos pendientes.


Ella enarco una ceja y llevo una mano a su cintura, cosa que hacía cuando o estaba muy desconcertada para hablar o demasiado molesta para hacerlo.


— ¿Y esto interferirá en los planes de mi hermano  y Lauren?


Separé mis labios para contestar a su pregunta pero Luke se adelantó a mí e hizo lo que solía hacer en más de una ocasión. Tomar las riendas de la situación incluso cuando nadie se lo había pedido.


— Claro que no, querida Hilda. Nada de lo que hagamos de ahora en adelante pondrá en juego o perjudicará los deseos de ellos. No tienes nada de qué preocuparte— afirmó pasándole un brazo por sobre los hombros— Yo me haré cargo de esto. Cuidaré de mi pequeña hermanita— bromeó—  ¿Y juntos sacaremos adelante el negocio de la familia, no es asi Ella?


Voltee lentamente mi cabeza hacia él y en su mirada encontré un pedido implícito, algo que llamó poderosamente mi atención. Era casi como si me estuviese pidiendo con sus ojos que por favor le siguiera la corriente.


— Total…totalmente— dije aclarándome la garganta y tratando de sonar lo más convincente posible—  Respetaremos su legado y haremos todo para que se sientan orgullosos— agregué con mi voz quebrada.


Fue imposible no ponerme de esa manera al pensar en aquello, quiero decir siempre había querido que ellos sintiesen aquello por mí, mi meta principal en la vida era hacerlos felices y jamás decepcionarlos, y muchas veces antes de irme a dormir por las noches soñaba con el día en el que mi graduación llegase y ellos estuvieran allí en el público viéndome levantar mi diploma por sobre mi cabeza.


Sin embargo desde que se habían ido, todos esos sueños habían pasado a un segundo plano, es como al saber que ya no estarían ahí para mí, esto no tenía el mismo significado, después de todo como sabría yo lo que ellos sentirían por mi si no estaban aquí frente a mí, y ya no podía escuchar sus palabras, sentir sus abrazos o reír con sus bromas.


— Estoy segura de que sea donde sea que estén, estarán más que orgullosos y sentirán que han cumplido su misión en la vida al ver los hijos que han criado juntos. Tanto él como Lauren sabían que su legado estaba a salvo en sus manos.

 Además siempre podrán contar con mi ayuda, si es que lo que a lo que le temen es que todo esto los sobrepase— sentenció con una sonrisa en su rostro que nos pedía que no perdiéramos la calma.


— Gracias, tía— susurré y estiré mi mano para entrelazar mis dedos con los suyos.


Lucas se nos quedó viendo desde la distancia, era como si aquella proximidad, esa demostración de afecto lo ponía un poco incómodo.

— No es mi intención interrumpir este hermoso momento entre tía y sobrina, más aun me veo en la obligación de recordarles que debo enterrar a mi madre en menos de una hora. Así que me yo me largo de aquí—  bufó pasando una mano por su cabello antes de darse media vuelta para dirigirse a la puerta y salir a través de ella.

Ella se me quedo mirando y la expresión en su cara me rompió por completo.

— ¿Crees que estará bien?—  inquirió preocupada.

A pesar de que él no era su sobrino biológico, había aprendido a quererlo tanto como a mí y todo lo que él hacia le afectaba. Y mucho.

— Sinceramente no lo sé—  afirme— Aunque déjame decirte algo. Él es un hombre duro, encontrará la manera de solucionar esto y lidiar con lo que sea que siente en su interior.

— ¿Y qué hay de ti, cariño?—  dijo pasando una mano por mí mejilla.

Trague saliva y aparte mí mirada de la suya. Tenía la impresión de que no sería capaz de terminar de hablar si debía enfrentarla.

— Ha sido duro, no lo negaré. Primero mamá y ahora él. Siento que la vida está siendo muy injusta conmigo. No encuentro aún una respuesta a toda esta locura. Es como si estuviese castigándose por algo que no he hecho todavía. Por suerte te tengo a ti—  añadí colocando mí mano sobre la suya.

— ¿Estarás segura con él?

Me alce de hombros. Lo cierto es que no quería disgustarla más. Ya tenía suficiente con todo lo que estaba pasando en este momento para  sumarle más problemas a su larga lista.



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En el texto hay: hermanastros, tragedia, amor

Editado: 28.12.2021

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