Esto es guerra

4.Vamos a jugar sucio.

La ceremonia siguió su curso normal, y sucedió todo lo que imaginé que pasaría en mi mente.

Gente llorando, o al menos pretendiendo que lo hacía, escondiéndose detrás de sus enormes sombreros que eran tan inadecuados para un entierro, o sus extravagantes gafas de sol que les permitiría permanecer en el anonimato.

Alguna que otra anécdota despertó carcajadas en el público presente, y le debía la vida a Marcus, su hermano de otra madre, por haber compartido los mejores momentos que había vivido al lado de mi padre. De alguna manera hizo que el ambiente se sintiera más liviano y todo esto doliera menos.

— ¿Tal vez quieran saber cómo mí querido amigo conoció a su preciosa esposa Lauren?—  dijo con voz firme mirándonos a todos detenidamente.

Todos asintieron sin siquiera pronunciar una palabra. Si había algo que tenían en común las 150 personas que estaban aquí presentes es que a todas las unía el amor por el chisme.

— Todo comenzó tiempo después de que su adorada Stella falleciera, dejándolo sumido en la tristeza, totalmente desamparado y sin saber que hacer o como criar a la pequeña Ella. Una que estaba entrando a la adolescencia, uno de los mayores desafíos en la vida de un padre— bromeo.

Puse los ojos en blanco sin embargo no borre la sonrisa de mí rostro. Todo el mundo que estaba aquí, sabía que él decía aquello solo por decir y para restarle dramatismo a esta situación.

— Si bien todos los que estamos aquí o la gran mayoría conocemos la clase de persona que Ellie es, también conocíamos  a su padre y no es por alardear pero yo lo conocía mejor que nadie. Las cosas se habían vuelto cuesta arriba para él, entre el negocio y su hija a duras penas podía conseguir sobrevivir día a día, además se sentía demasiado solo. Se había acostumbrado a despertar al lado de una mujer que le brindaba todo su amor y el no poder hacerlo lo estaba volviendo loco.

Las lágrimas comenzaron a caer, una tras otra por mis mejillas al recordar a mí madre.

— Y fue una fría noche de invierno, durante una charla en un bar de mala muerte al que había conseguido arrastrarlo que le sugerí que volviese a empezar. Le aclare que no sería fácil. Yo mejor que nadie se de eso.

La esposa de Mark había muerto de manera repentina, en un accidente vial, cosa que de cierta manera parecía incluso peor que lo que le había sucedido a nuestra familia. Al menos nosotros tuvimos tiempo de despedirnos de mamá, él no tuvo ese último adiós.

—  Aun así lo anime a qué continuará con su vida, no solo por él sino también por mí sobrina. Como el profesional que soy y tras años de estudiar la mente humana, créanme que estoy al tanto de lo importante que es para una niña tener una figura materna durante esos angustiantes años. Habían cosas que él por más que quisiera no podría explicarle a Ella. Porque simplemente no le correspondían.

Todos se quedaron en silencio, quizás pensando en lo que él estaba diciendo.

—  Y créanme que me costó meterle esa idea en su cabeza, porque mi amigo, dios—  exclamo—  Era el ser más testarudo del mundo. Sin embargo luego de unas cuantas copas logré conseguir que saliera de su boca algo parecido a un "de acuerdo"—  afirmó—  Y así como por arte de magia, por la puerta de aquel asqueroso lugar entro luciendo su mejor sonrisa, en un vestido rojo de satén la mujer más hermosa que nuestros ojos habrían podido ver—  agregó mirando hacia su costado a sus dos amigos que estaban acostados en esas urnas de madera—  Y el resto como todos ustedes sabrán, es historia—  elevó las manos al cielo— Si bien este no es el final que ninguno de nosotros queríamos, tengo que admitir que me da cierto consuelo saber que donde sea que estén continúan haciéndose compañía, apoyándose y que velarán por el futuro de sus hijos—  sentenció— Por Lauren y mi querido amigo, John Kevin— grito con su voz quebrada.

El ruido de las cadenas que deslizaban las urnas hacía la tierra produjeron que todo en mí interior se revolviese.

— Por Lauren y John Kevin—  repetimos todos o casi todos.

Tal vez piensen que me había vuelto loca debido a que la cantidad de gente que había allí me haría difícil la tarea de saber quién respondió o quién no, no obstante si no me equivocaba había alguien quien no había abierto su boca en ningún momento.

Giré mí cabeza hacia un costado y pude ver cómo Luke se ocultaba detrás de Peter para encender un cigarrillo.

Esto debía ser una maldita broma. De nuevo. ¿De todos los momentos en los que Lucas podía exponer su rebeldía justo tenía que elegir este?

— Discúlpame tía—  me incline hacia Hilda— Debo ir a solucionar un par de cosas. ¿Te veré en casa, sabes?—  añadir besándole su mejilla.

— Bien. Yo me encargaré de hacerles saber a todos que la recepción será allí de 5 a 7.

— Te lo agradezco—  respondí alejándome de su lado, dirigiéndome hacía donde mí hermanastro y su secuaz estaban.

— ¿Se puede saber qué es lo que estás haciendo?—  masculle quitándole el cigarro de su boca para llevarlo a mí nariz.

Estaba habituada al olor del tabaco, podía distinguirlo en cuestión de segundos, sin embargo aquello no era un olor familiar para mí. En realidad hacía mucho tiempo que no lo sentía, para ser más específica no había estado cerca de ese particular aroma desde que Luke pasó por esa etapa hippie que volvió loco a mí padre y obligó a Lauren a amenazarlo con enviarlo a rehabilitación.

— ¿Marihuana? ¿En serio,Sheffield?—  inquirí arrojando el cigarrillo para aplastarlo con mis zapatos— En qué demonios estabas pensando al traer drogas al cementerio donde enterraran a tus padres. Maldita sea.

Lucas abrió la boca para decir algo pero Peter se le adelantó.

— ¿Puedo hablar contigo un minuto, Ella?—  dijo tomándome del brazo, apartándome de su amigo.

— Tengo la impresión de que no tengo otra alternativa que decir que si—  bufé bajando mí vista a sus dedos que se aferraba a mí.



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En el texto hay: hermanastros, tragedia, amor

Editado: 28.12.2021

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