Esto no es mío

Capítulo 4

-No debería estar aquí-dijo nerviosa, mientras movía la pierna derecha en el piso. 
-¡¿Qué hago yo aquí?!-se cogió de los cabellos no aguantando ya de tanto esperar. 
Todos las demás personas que esperaban en el pasillo de la clínica la miraron molestos 
-Lo siento-se volvió a sentar y trato de calmarse mientras se mordía el labio inferior. 
… 


Luego de una hora más de espera, finalmente la enfermera salió con un reporte del paciente. 
-Parientes del joven Rodríguez Mendoza.-llamo la enfermera, no se escuchó la voz de ninguno que respondiera.  
Debe ser el-penso Leah 
-Ah…esto ¿Él está bien?-pregunto Leah, quien se paró para ir directo con la enfermera. 
La enfermera la miro y tras una rápida examinación visual, sonrió para darle después unos documentos.  
-Si. Su hermano ya se encuentra bien. Firme esto por favor y llévelo a la sala de admisión-la enfermera se fue rápido del lugar sin siquiera dejarle hablar a la pobre Leah quien solo se quedó escuchando. 
-esto…no ¡espere!-sin poder detenerla, a Leah solo le quedo suspirar y mirar el papel en donde estaba el nombre completo del cliente que aparentemente había sufrido un paro cardiaco que por fortuna se logró estabilizar.  
-Eydan Rodríguez Mendoza, veinticuatro años….es joven-será por eso que me llamo su hermana, cada día envejezco más 
Leah miro la puerta que había dejado abierta la enfermera y entro sin hacer mucho ruido- me asegurare que este bien y luego informare al bastardo de mi jefe, así me iré rápido a mi casa -era lo que pensaba Leah. 
Se acercó al joven quien dormía tranquilo en la cama blanca del hospital 
-tan joven y tiene problemas del corazón, pobre niño-dijo en voz baja.  
La palabra corazón trajo a flote un resentimiento antiguo enterrado desde lo más profundo desde hace ya bastante tiempo. 
-Corazón…-con la mano izquierda teniendo mucho cuidado de solo usar su dedo índice, miro la cara del joven observando los detalles para luego tocar el pecho del joven. Suspiro. 
-Estoy tan cansada…-volvió a suspirar-…mi camino es tan largo-dio otro suspiro y miro al techo. 
-si estuvieras aquí… ¿las cosas serían diferentes?-volvió a suspirar-Tu corazón debes cuidarlo porque no se sabe cuándo alguien te lo puede robar-dijo eso ultimo mirando de nuevo el rostro del joven. 
-Bueno mi función ya acabo. Adiós desconocido-dispuesta a irse tras el horrible primer día de ese nuevo empleo que consiguió en contra de su voluntad, dio algunos pasos lejos hacia la puerta pero no logro dar más pues una de las manos del joven quien seguía durmiendo sostuvo inconscientemente la mano de Leah quien volteo rápidamente para ver el estado del chico. 
-¿Qué?  
El sigue durmiendo 
cogió la mano del chico y la coloco en su sitio-¿sufrirá algún tipo de sonambulismo? Valla chico 
-Bueno eso no tiene nada que ver conmigo-cuando Leah ya estaba cerca a la puerta, de pronto esta fue abierta haciendo mucho ruido- 
-¡¡Eydan!!-entro gritando el compañero que estuvo cenando esta noche con el chico. A pesar del gran escándalo que hizo en la habitación de un enfermo el hombre de piel canela no se preocupó de la presencia de Leah, quien solo le dejo los documentos en la mesa y se despidió sin recibir una respuesta de agradecimiento. 
Una vez afuera en los pasillos de la clínica, Leah llamo a su Jefe. 
-Buenas noches señor Iván, le informo que el cliente ya se encuentra estable. 
-oh muy bien hecho, pero no me llames señor tenemos la misma… 
-Adiós señor bastardo-colgó el teléfono y para no recibir más llamadas apago el celular.  
Desde el otro lado del teléfono el señor bastardo, tenía una sonrisa en la cara mientras colgaba el teléfono luego de haber dejado un mensaje de voz. 
-se ve muy animado jefe Iván-dijo Yuliana mientras terminaba de limpiar la mesa. 
-Es que la persona con la que hablaba es muy peculiar  
-oh ¿será una mujer? 
-sí, una mujer muy especial 

...


Ya eran más de media noche cuando Leah estaba caminando por el barrio de su humilde departamento alquilado. Estaba sin mucho ánimo, bostezando a cada rato mientras sostenía los tirantes de su vieja mochila. 
-tendré que volverme acostumbrar a esos horarios-se detuvo y miro el cielo nublado. Dio un respiro profundo. 
-el aire está muy húmedo y helado. Mañana me llevare una abrigo-se abraso a sí misma y apresuro el paso para llegar a su hogar. 
-solo serán tres meses que tendré que soportar al idiota ese y luego veré que hacer.  
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.