Esto no es mío

Capítulo 11

La reunión termino con grandes aplausos y satisfacción con los nuevos objetivos para la marca de franquicias. Luego de cinco largas horas de puras palabras todos los asistentes fueron hacia el primer piso para comer los bocadillos que fueron preparados para la reunión, entre los bocadillos estaban también platillos considerados como pequeñas entradas para la gastronomía propio del país por lo que todos quedaron satisfechos con la buena atención.

-La reunión fue un éxito Eydan – elogio Álvaro con un vaso de chica en la mano

- como siempre haces las cosas de la mejor manera querido primo ¡ah! Eso me recuerda ¿Dónde esta el gerente de este local? Debo felicitarlo por su excelente cooperación.

- Es el hombre con cabellera rojiza y ojos verde limón.

- ¿Cómo se llama el tipo?

- Iván Montoya Zegarra, es gerente hace ocho años en este local

- ya veo. Iré a saludarlo

- Procura no jugar demasiado

Y ahí iba Álvaro para saludar ha Iván y felicitarlo en su ayuda por organizar la reunión, pero la verdad detrás de su saludo era ver las intenciones y personalidad del joven gerente mediante un juego de palabras muy bien utilizadas. Esa era una de las primeras formas de Álvaro al conocer a una persona, el evaluaba cada expresión, tono de voz y cada movimiento de la persona con quien hablaba. Pero lo que no sabía era que la persona con quien conversaría era una con mucha experiencia en la vida más de los que cualquiera se podría imaginar.

Por otro lado, Leah se había ido a los servicios para refrescar su mente.

Tras hacer memoria de todos los desafortunados encuentros con el niño raro, Leah pensó que su tiempo en el nuevo trabajo que consiguió por obligación estaba a punto de terminar.

Y ahí es cuando el ser humano se da cuenta que debe valorar lo poco que tiene, aunque la situación sea desagradable – se decía así misma

No debí actuar como lo hize aunque… ¿como demonios hubiera actuado otra persona en mi situación?

Ahhhhhhh

 Calma Leah, no puedes caer en desesperación lo ultimo que quiero es suicidarme delante de tanta gente.

Hasta incluso siento culpa en como trate el bastardo de mi jefe

¡esto está mal!

Después de hablar consigo misma, Leah salió del baño dispuesta actuar lo más amable del mundo y quizás si se encontraba con el niño raro pediría una disculpa. Aunque en el fondo deseaba no cruzárselo en el camino.

-hola – para su desdicha el niño raro estaba frente a ella

- ¿vas a usar el baño?

-pff no gracias, prefiero el baño de hombres – intento no reírse al hablar

- si estabas enfrente de la puerta ¿Qué quieres que piense? – sin hacer caso a sus pensamientos anteriores le hablo con mala gracia al chico.

¡Oh no! ¡¿Qué estoy haciendo?!

-esto… quiero decir.

- solo vine a disculparme contigo, veras por allá hay mucho ruido por eso creí mejor buscar un lugar silencioso.

- ¿en el pasillo del baño?

-pff ja ja ja….- sin poder más con su propia risa Eydan exploto ya sin contenerla

Este niño raro me ha estado siguiendo                  

-Discúlpame, es que te vi venir por aquí – dijo limpiándose las lágrimas de los ojos

Si claro

-Me disculpo contigo por no ser lo suficiente claro en mis palabras, no solo soy un simple entrega documentos, pero debido a la situación no había tiempo suficiente para explicar los detalles. A si que disculpa por ello.

La intención de Leah era disculparse con el chico, pero para su sorpresa él era el que se estaba disculpando con ella, esto la hacía sentir incómoda pues era ella la que todo el tiempo en el trabajo debía pedir disculpas a los clientes, en la mayoría de las empresas trabajadas siempre debía agachar la cabeza y pedir disculpas con el uniforme que la esposaba.

-No te preocupes, yo también te pido disculpa

- ¿y eso por qué?

- No he actuado contigo de la manera correcta

-y según tu ¿cómo debías haber actuado?

- pues… ¿más amable?

-eso son tonterías. Si hubiera sido tú no me hubiese acercado ayudar a alguien. Yo creo que eres una persona muy amable – dijo lo último con una sonrisa

Porque… ¡brilla tanto! – trato de impedir la luz cegadora que irradiaba el niño raro

-ah… no hay de que ¡gracias por el cumplido! Ja ja ja…- intento sonreír, aunque le era difícil

-también quería darte las gracias por ayudarme ese día ¡ah!  ¡y el otro también día también!  Casi me muero si no fuera por tu ayuda

- ¿he?

¿salve su vida? Ah… ¡ya recuerdo!

-la RPC… (reanimación cardiopulmonar)




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