Esto no es mío

Capítulo 12

En casa de Leah…

Estar en un lugar con tanta gente alrededor no era cómodo para Leah quien no estaba acostumbrada a la multitud.

La multitud del trabajo es diferente, pues son personas desconocidas que solo vienen a consumir, pero estar con gente que conoces es otra cosa -se decía entre sus pensamientos.

-al fin en casa – con desgano camino hacia la sala y se tumbó en uno de los muebles

-Si que la reunión llevo bastante tiempo ¿he? -dijo Naima quien traía un vaso de agua para su amiga.

-gracias. Pues sí. Al menos de algo valió apoyar a ese idiota hoy ¡mañana tengo el día libre! Y pasado mañana entro a medio turno con cuatro horas de trabajo.

-bien por ti

- ¿sabes? En mi cartera tengo algunas de las delicias que se sirvieron para la reunión y también hay postres.

-cuando no tu

-mañana no se cocinará gracias al idiota ese

-oye tengo mucha curiosidad del porque siempre lo llamas asi

- ¿Por qué? ¿está mal?

- Es que siento resentimiento en tus palabras cuando lo mencionas ¿te hizo algo? ¿paso algo entre ustedes? Ambos son vecinos y…

-Espera deja de meter ideas a esa cabeza tuya

-entonces cuéntame. Ya sabes que no te dejare en paz hasta que me lo digas.

-si lo sé -antes de hablar Leah dio un suspiro y luego tomo aire profundamente para ordenar desde donde comenzar.

- haber, como vecinos de piso tuvimos nuestros problemas con los tendederos de ropa y sus maceteros con esas plantas que tiene en el patio, que por culpa de eso vienen insectos. Bueno hemos discutido y por eso no me llevo bien con ese tipo.

- Y aun así trabajas en el mismo lugar con él.

- eso fue pura casualidad, postule a un trabajo y resulto ser uno de los filtros de la entrevista.

- umm que casualidad tan extraña, es como si el destino los hiciera encontrarse

-que destino ni que mierda, pagare mis deudas y me saldré de allí.

- ¿tanto a si te resulta insoportable?

- cuando está cerca de mí, me da escalofríos no lo sé, es como si mi cuerpo no quisiera estar cerca de su presencia -fue a si desde la primera vez que lo vi- dijo entre sus pensamientos recordando el intento fallido de suicidio.

- bueno como tu digas, ahora dame esa comida antes que se malogren en tu bolso.

-yo iré a darme una ducha

Aún estoy en deuda contigo

Palabras dichas por el extraño niño resonaron en la mente de Leah, los cuales detuvieron sus pasos.

-ojalá ese niño no me traiga dolores de cabeza.

- ¿Qué dijiste?

-nada -solo ignoro esos pensamientos y cerró la puerta del pequeño baño.

.

.

.

En las afueras del restaurante…

Iván cerro con candado las puertas del restaurante que rara vez cerraba sus puertas los domingos, se aseguró que todo estuviera en orden y emprendió su marcha hacia un café cercano.

Pidió su orden y tomo asiento en una mesa cerca a la ventana en la que se podía ver la calle, una ciudad que aún estaba nublada por la estación.

-el tiempo sigue pasando y aun no puedo coger tu mano

Por su cabeza pasaba el recuerdo de una mujer con expresión llena de decisión, valiente y dispuesta a derribar a sus oponentes. Una mujer que llevaba ropa de combate, una espada, siendo lo más resaltante sus ojos rojos que parecían rubíes que brillaban dando vida a un lugar donde la muerte daba solo oscuridad extendiendo su manto para abrigar a los combatientes.

- ¿Qué será de ellos? ¿Cómo lo estarán llevando sin nuestra presencia? Y esa torre no sabe que el… Su mago está muerto.

El sonido del móvil se hizo presente

-Dime Henry. Entonces… ¿Quién fue el asesino? Oooh valla casualidad. Gracias.

Colgó el teléfono y comenzó a reír como si se hubiese acordado de un chiste.

Apuesto que el tipo ni siquiera lo sabe ¿Qué debería hacer? Lo quiero lejos de ella.

Se paro de su asiento y desecho el vaso que fue aplastado hasta dejarlo hecho como si fuese una simple bola de papel.

Camino por la calle por un rato hasta encontrar un callejón solitario y desaparecer con magia para llegar hacia una torre alta y relajarse con la fría brisa y la vista privilegiada.

A este hombre le gustaba las alturas pues desde esa perspectiva podía observar el mundo en donde se encontraba, un mundo que no era suyo.

¿Cuánto tiempo ha pasado ya desde que llego a este extraño mundo? Con la apariencia de un niño de siete años llego a parar en un basurero de un barrio pobre, cuando recobro la conciencia lo primero que lo inquieto fue que estaba solo, la presencia de la mujer a quien había llevado consigo no estaba. Sus manos que de repente ahora eran pequeñas lo desconcertó, la magia ya no estaba presente.




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