Esto no es un libro

Hola

Quiero recalcar que en estas páginas no soy "Jhackros", el autor de Hope Dragon y Primero loco que cuerdo; simplemente soy yo, Jheremy Aucapiña Quinto, un joven de 21 años de edad que vive en Perú, en la ciudad de Lima para ser más exactos.

Lo que quería contar en este momento, es algo que me aflige como persona, una molestia muy similar a una espina en mi corazón o un sabor amargo que no sale de mi boca.

Verán, en este momento mi familia y yo estamos buscando un nuevo lugar para vivir, ya que por diversos asuntos del tipo familiar, no podemos permenecer en la que estamos.

Es una decisión definitiva, y no van a cambiar de opinión, pero debo de admitir... Que estoy bastante asustado.

Yo he vivido en la misma casa en la que estoy desde que tengo cinco años de edad, y por la sobreproteccion que recibí por parte de mi madre, terminé pasando gran parte de mi vida en el interior de mi casa, saliendo únicamente para asistir a la escuela, o algun evento importante.

Los años pasaron y terminé desarrollando una personalidad bastante complicada.

Detesto estar rodeado de mucha gente, pero me aterra quedarme solo.

Soy bastante extrovertido con mis familiares, pero me transformo en alguien introvertido con todos los demás.

Mis amigos pueden ser contados literalmemte con solo una de mis manos, ya que solo tengo tres o cuatro, aunque uno de ellos estoy dudando en que sea mi amigo realmente.

No suelo interactuara mucho con la gente, y me volví bastante desconfiado sobre mi propia seguridad al momento de salir a la calle, debido a todas las tragedias, escándalos y demás que salen todos los días en el noticiero.

Me aterra salir de casa con una de mis hermanas y que alguien se aparezca, me haga daño o me asalte, y que termine lastimando a mi hermanita o que acabe llevándosela ya que carezco de la fuerza y el valor suficientes para pelear con otro ser humano.

Para mi mala suerte, hace un par de dias fui junto a toda mi familia a observar una casa en venta.

Parecían personas amables y tranquilas, habían colegios y hospitales cerca, incluso había un pequeño mercado para hacer nuestras compras del día, pero me alegré mucho cuando la dueña me dijo que la zona era un lugar seguro y libre de problemas.

Sin embargo, cuando llegó la hora de retirarnos, caminamos apenas unos metros lejos de la casa, y un par de hombres nos comenzaron a seguir.

Primero pensé que solo caminaban en la misma dirección que nosotros, pero caminamos y caminamos, y esos dos no dejaban de venir detrás nuestro.

Mi madre también se percató de esto y advirtió a todos los demás, por lo que avanzamos rapidamente a un paradero para tomar un taxi, y lograr irnos de allí.

Para nuestra sorpresa, el par de hombres llego hasta el mismo paradero, pero se detuvieron unos metros al lado nuestro.

No dejaban de mirarnos de forma disimulada, y observaban en todas las direcciones posibles como si quisieran percatarse de que nadie se acercara.

La situación era muy tensa, y yo estaba personalmemte aterrado, al punto en el que mi cuerpo se paralizó por unos segundos, y según mi padre, mi rostro estaba tan pálido como el de un fantasma.

No lo pensamos dos veces y nos subimos al primer taxi que llegó, sin prestar atención a la tarifa por el viaje, y una vez dentro, recién comencé a relajarme, pero al mirar por la ventanilla del auto, vi que ambos hombres tenían armas de fuego en la cintura del pantalón.

Estuvimos a nada de ser asaltados a mano armada por ese par, convirtiéndonos en solo una víctima más de toda la inseguridad que se cierne sobre mi país.

Mi familia se relajó con bastante facilidad y símplemente olvidaron lo que pasó, pero yo no fui capaz de hacerlo.

Estaba aterrado, y aquel día por la noche, mi mente dibujó tantas posibles situaciones que pudieron haber sucedido, que no pude dormir, y cerca de las tres de la madrugada, tuve un ligero ataque de pánico.

Fue una experiencia horrible en todos los sentidos.

Era la primera vez que me pasaba algo como eso, y no supe cómo manejarlo.

Se lo dije a mi madre al día siguiente, pero pareció no prestarle mucha atención y simplemente se dedicó a seguir con su trabajo.

Ya no es tan sobreprotectora como antes, pero en verdad esperé hallar palabras de consuelo en ella, y no algo similar a ser ignorado.

Simplemente me dijo que a todos nos pone tristes cambiarnos de casa, pero eso no me sirvió en lo absoluto, ese no era el problema.

En este momento sigo imaginando toda clase de situaciones, y no les voy a negar que estuve llorando antes de escribir todo esto, y creo que pronto voy a volver a hacerlo.

Soy un cobarde, no sé como afrontar los peligros del mundo, no sé como afrontar la soledad, y tampoco me siento capaz de sentirme seguro fuera de mi habitación, nunca me he sentido seguro.

Le dije esto a alguien que pensé que era mi amigo, y simplemente me llamó "llorón" y se rió, lo que solo me dejó más adolorido que antes.

Quizás para algunos sea algo insignificante y sin importancia, pero no lo es así para mí.

De por si me daba miedo cambiar de casa, pero ahora esto...

Ya no sé qué más hacer... Tengo miedo, esa es la única realidad para mí en este momento, y si mi amigo no me comprende, y mi familia no le da importancia, en ¿donde se supone que me refugie?

Ya no lo sé, simplemente no lo sé, y esperaba poder refugierme aunque sea en ustedes, que aunque no los conozco en persona, se toman la molestia de leer lo que escribo encerrado en mi habitación.

Disculpen si mis problemas personales les parecen molestos o incómodos, pero necesitaba que alguien me ayudara, o que simplemente escuchara.

Espero no haberlos aburrido, pero quería que sepan que existe la posibilidad de que mis proyectos se retrasen un poco por mi situación actual, ya que no me siento con los animos ni la inspiración para escribir en este momento.



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En el texto hay: de todo un poco

Editado: 03.09.2024

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