Era una mañana fría. Cielo nublado. Aire muy frío que me golpeaba la cara. Hoy era el día del vinculo. Todos los niños y niñas a partir de 13 años y que habian nacido bajo una estrella debían asistir a la ceremonia en las montañas de Samara. Había una larga fila para poder pasar al centro y vincularte, de lado derecho estaban las mesas donde habían personas que al vincularte debías ir ahí y te preguntaban el nombre de tu criatura y que era. En conclusión, debías registrarlo.
Todos estaban acompañados por familiares o amigos, todos iban con una sonrisa e incluso algunos de los nervios vomitaban. Yo estaba sola en un rincón. Mi madre no me quiso acompañar ni nadie. Dijo que no quería que la vieran con una hija maldita. Eso decían todos, que yo era una niña maldita por nacer sin estrella, nadie quería estar cerca de mi y eso me dolía pero aprendí a vivir con eso y ya no afectaba tanto. Estaba sentada en un tronco algo alejada de todos para poder ver como todos pasaban al centro a vincularse. Veía como el oráculo les decía unas palabras a los que lograban vincularse y estos se iban muy felices a registrarlos.
-Kaerh de la familia Vynnor- Dijo el oráculo y el niño paso con orgullo y una gran sonrisa hacia el centro y preparo sus manos para ponerlos en la piedra mágica. Tenias que poner tus manos arriba de esta para poder ver con quien te habías vinculado. Unos segundos después hubo un destello de luz debajo de sus pues y de ahí salió un león con escamas negras y melena de fuego. Era realmente muy hermoso, sin duda muy raro pero hermoso.
Después de un rato acabo la lista de todos y no me habían mencionado. Me quedé viendo fijamente la piedra mágica pero había algo raro en ella... algo me hablaba y provenía de esta. Decía que fuera hacia ella pero estaba confundida... debía ir? No... pero algo me dice que si. A la mierda. Me pare lentamente del tronco y empecé a caminar hacia la piedra mágica. Todos me observaban con asombro, otros con miedo y otros con enojo. En ese momento no me importaba nada solo quería respuestas. A pasos lentos llegie a la piedra y me pare frente a ella.
-¡Detenganla!
-¡Va lanzar una maldición!
Unas personas a mi alrededor gritaron y observe antes de poner mis manos sobre la piedra al oráculo. Este me veía y pensé que me iba a detener pero solo me miraba con una mirada fría. Estaba inmovilizado. Lo deje de mirar y puse mis manos en la piedra. Espere y no paso... nada. Con la mirada triste y mi esperanza por los suelos iba a retirar la mano pero antes de eso el cielo se puso negro como la obscuridad y de este mismo se abrió una grieta color púrpura. Me cubrí la cara con las manos para que no me molestara la luz púrpura hasta que cesó y levante la mirada para ver un... dragón?
La criatura se puso frente a mi y al verme inclino un poco la cabeza y soltó humo por sus fosas nasales qué se sintió como un baño caliente pero en aire. Todos humanos, algunos se escondían u otros eran "valientes" y se quedaban observando la escena. El oráculo callo de rodillas y yo lo observe por un instante y me acerque a ayudarlo.
-Una nueva era comienza...- lo ayude a levantarse y me miro a los ojos -Y ella no pertenece a ningun cielo conocido.
Levante la mirada hacia el gran dragón que estaba frente a mi. Por fin tenía una respuesta a mis dudas pero ahora tenía muchas dudas nuevas y ninguna respuesta.
Editado: 23.06.2025