En el regreso a la cueva todo fue silencioso. Ninguno habló ni se dirigió la palabra. Yo pensaba y pensaba en lo que me había dicho Elyon "tu eres la llama y el la cerradura". No entendía y quería hacerlo. Quería saber que significaba eso. Cada que miraba a Kaelirh de reojo sentía tristeza, rabia y algo más que no sabia que era.
Al llegar a la cueva los dragones se metieron a descansar mientras que nosotros quedamos casi por la entrada y había una casa de acampar o al menos un intento. Kaelirh ya llevaba más tiempo que yo aquí y ya debía dormir aquí. Ya se estaba ocultando el sol. Me senté casi al borde de la cueva y con mucho cuidado. No quería morir todavía y menos por una estupidez. Kaelirh se sentó a mi lado y ninguno hablaba. Había tensión. Decidí romper el hielo y hablar.
-¿Porqué no me dijiste? -Solte sin mirarlo
-¿Decirte que?
-Lo que eres
-¿Y tu? -Dijo el-. ¿Cuando ibas a decirme que Umbra fue el que empezó la rebelión contra el Consejo?
Apreté los puños conteniendo el enojó
-No cambies el tema.
-No lo cambio, lo pongo en equilibrio. Porque si vamos a echarnos mentiras a la cara... que sea parejo.
Me levante de golpe
-¡Tu fuiste creado y entrenado para sellar vínculos como el mio! ¿Lo sabias o no? -Escupí frustrada. Kaelirh se levantó de si asiento y con solo un paso estaba de frente a mi. Nuestras respiraciónes se combinaron.
-No lo sabía -Dijo entre dientes-. ¿Y que si lo supiera? ¿Me habrías matado mientras dormía?
-¡No lo sé! -Grite y mi poder salio disparado haciendo un anillo al rededor de nosotros y luego se apago.
Kaelirh me agarro del brazo con fuerza y me miro a los ojos.
-No puedes seguir huyendo de lo que eres Neriah
-¿Y tu puedes? -Susurré
Silenció. Esa fue la respuesta de ambos. No podíamos huir de nuestro destino ni de lo que éramos. Ambos sabíamos que no.
El fuego se apago. Solo quedaba la luz de la hermosa luna. Kaelirh se alejo unos pasos y exalo lentamente
-Yo no elegí esto -dijo en vos baja-. Me entrenaron desde los cinco años. Me hicieron repetir un juramento qué no entendía. Me dijeron que si alguna vez Lyssara despertaba... yo sería su guardian.
-Y su carcelero -Agregue
-Tal vez.
Me acerque más tranquila pero aun tensa.
-¿La amas? -Kaelirh me miro sorprendido
-¿A Lyssara? -asenti-. La respeto y mucho... pero amor... eso lo aprendí a no sentir. Nos lo quitaban. Decían que el vínculo era una cadena... que debíamos dominarlo. No entregarnos a el.
Lo escuche atentamente. Sabía a que se refería o al menos eso creo. Tiene una conexión profunda con Lyssara. Como yo con Umbra... el era lo que me faltaba.
-¿Tienes miedo de mi?
-No -solto Kaelirh sin dudar-. Me da miedo lo que puedas hacer si te llegan a romper
-¿Y tu? -susurre-. ¿Qué harás si te ordenan que me selles?
No respondió. Pero no necesitaba palabras pata saberlo, su silencio era la respuesta.
Esa noche no dormí nada. Me recargue en una piedra y me puse a observar a Kaelirh y pensar. El estaba caminando en círculos y de un lado a otro afilando su daga y lanzandola.
-Esta quebrado como tu -Interrumpió mis pensamientos Umbra
-¿Y eso nos hace iguales?
-No, los hace peligrosamente compatibles.
Mire el cielo por unos segundos antes de volver a hablar.
-Si es la cerradura... y yo la llama... ¿entonces no hay otra salida más que el fuego?
-No. Pero si quieren sobrevivir juntos deberán fundir la cerradura antes de que otros la usen para encerrarte.
Antes de que saliera el sol Kaelirh se acercó a mi y solo me dejó un pedazo de cristal oscuro que tenía un tipo de forma como una llave.
-¿Qué es esto?
-Una llave. Para cuando llegue el momento
-¿Para abrirme o encerrarme?
Kaelirh por primera vez sonrio... honesto.
-Eso dependerá de ti.
Editado: 28.06.2025