El día en el que Deméter decidió cambiar fue aquella noche de Abril, aún la recuerda a la perfección, estaba acostado en su cama, mirando el techo, sentía un vacío en su corazón y una pesadez en su cuerpo, nunca fue una persona alegre, no que lo recuerde, sí, solía reír con sus amigos, solía bromear, sin embargo, al llegar a su casa se quedaba toda la tarde en su cama, preguntándose que era esa extraña sensación que siempre tenía ¿había hecho algo mal para sentirse así? ¿era algo mental? ¿era porque quería estar así?
Desafortunadamente, Deméter llegó a una conclusión, no tenía la más mínima idea, así que se quedó en su cuarto pensando ¿y si cambiaba? no, le gustaba como era, ¿y si hacía alguna actividad? Imposible, era demasiado perezoso para aquello, ¿y si intentaba hacer algo que le gustara? pero ¿y si no le gustaba nada en concreto? En ese momento se sintió más hundido, en su mente solo pasaba una idea <<tal vez hay personas que están en el mundo solo para llenarlo>> desde ese momento, algo cambió dentro de él, su teoría era razonable, la denominó Hadar, como su estrella favorita.
HADAR constaba de categorías y personas, entre ellas estaban; las personas exitosas, las personas carismáticas, las personas creadas para ser sociales, y las personas como él, las que solo iban al mundo a existir, sin ningún talento, sin ninguna pasión, solo ellos, su soledad y su teléfono celular, pero ¿por qué se debía esto? Era como las estrellas, hay miles en el cielo, algunas más notorias que otras, algunas más brillantes que otras, y algunas más famosas que otras, y después...después estaban las estrellas apagadas, aquellas que ya no sirven y están flotando esperando a desaparecer con el paso del tiempo (o que sean consumidas por un agujero negro que está a años luz).
Él era una estrella apagada, una sin vida, una vacía, esperando su muerte y desaparición lentamente.
Deméter nunca se consideró depresivo, ni ansioso, tenía buena vida, buenos padres, y buenos amigos, sin embargo ¿qué estaba mal con él? Sus padres siempre le decían que era afortunado, que era talentoso, ¿por qué nunca vio aquello?
A veces se preguntaba cómo era estar en el cielo, su mente divagaba y eso le gustaba, le gustaba pensar que existía otro Deméter, más allá de las estrellas, que tuviera otra personalidad, una buena vida emocional, solía llamarlo Dimetér, aquel nombre no significaba en realidad nada, solo le gustó porque vocalmente hablando, la "i" va después de la "e".
Bienvenidos a la aburrida y monótona vida de Deméter Shishtad.