Pasaron dos días antes de la audición, tenía preparado un numero de "Un tranvía llamado deseo" como no era la primera vez que lo hacía mantenía mis nervios controlados solo respiraba y los hacía desaparecer, sencillo hasta que salí al escenario y lo vi.
Tres filas detrás del profesor, estaba solo, lo que me dejo más tranquila pero aun así nerviosa. Di un par de pasos más al frente cuando el profesor me llamo.
Me mecí sobre los talones, sujete mi pulgar, y comencé a tartamudear como tontita, suspire cuando vi que el profesor fruncía el entrecejo preocupado.
—Estás bien Ashley —preguntó a lo lejos.
Afirme con la cabeza y volví a comenzar. Las frases me llegaron a la mente y comencé sin detenerme, ahí estaba interpretando a aquella mujer sufrida "Blanche"
—"Siempre he dependido de la amabilidad de los extraños".
Termine con aquella frase, el recinto se había sumido en un silencio profundo, levante los ojos, el profesor se mantenía de pie aferrado a su libreta, Osvaldo me observaba con una ligera sonrisa muy discreta como queriendo aguantarla.
—Fue maravilloso Ashley —dijo al fin el profesor— estás dentro sin duda.
Salí del recinto esperando contarle todo a Lizzi pero al salir me encontré con Osvaldo esterando, la mochila al hombro, estaba de espaldas así que no lograba verme. Me quede a unos metros de él solo pensando en acercarme o no.
"Vamos pequeña acércate, que puedes perder"
—De acuerdo lo haré.
Camine lo más segura y relajada posible, tratando de ignorarlo al pasar a su lado.
—Oye Ashley —me alcanzo tocándome el hombro— lo hiciste bien ahí dentro.
Lo mire a mi lado sin dejar de caminar, me seguía muy de cerca.
—Gracias...
—Parecías algo nerviosa al principio, quizás mi presencia te inquieto. —Pareció querer ser gracioso.
—¡Uy sí! muchísimo me aterraba la idea de verte ahí —fui sarcástica.
—Sí, eso imaginé —se llevó los dedos al cabello, me detuve a mirar aquel gesto.
Una palpitación apareció en seguida, era cierto quizás Osvaldo no era el chico más apuesto del colegio, ni el más listo, ni mucho menos el mejor, pero algo en él me atraía, quizás el color de sus ojos, ese tono miel con destellos verdes o su cabellos quebradizo queriéndole caer sobre la frente.
Carraspee para volver en mí misma.
—Mi audición no fue tan buena. —Dijo y entonces me detuve, coloque una mano en su ante brazo más por inercia que queriendo hacerlo y lo detuve.
—Tomarás teatro —lo mire casi desafiándole.
Elevó los hombros y afirmó con la cabeza —que hay de malo en eso.
—Qué yo estaré ahí.
—Y eso será sorprendente no lo crees —me sonrió y juro que vi algo en aquella sonrisa.
—Porqué...es decir supongo que querías estar con tu linda novia, Ariana también está en teatro no es así.
Miro a otro lado y torció la boca.
—Sí ella también estará ahí.
—¡Wow! será un semestre increíble. —Volví al tono sarcástico y seguí caminando.
Osvaldo camino unos metros más a mi lado, sin decirnos nada hasta que se despidió y lo vi irse.
No encontraba a Lizzi por ninguna parte así que decidí volver a casa antes.
Miraba el techo estrellado, siempre había deseado tener esas estrellas fluorescentes y ahora que las tenía no me parecían tan sorprendentes.
—Qué voy hacer abuelo —tome una de las almohadas y la coloque sobre mi rostro— creo que si me gusta este chico.
"Deberías ser tú misma como hasta ahora"
—No me queda de otra lo sabes, a demás me gusta como soy.
Lance la almohada de vuelta a su lugar y me mire al espejo, analizaba mi rostro, jamás me había preocupado tanto por mi aspecto, no usaba maquillaje, me limitaba al brillo de labios y quizás algo de rímel sobre las pestañas de vez en cuando.
Suspiré al mirar mi imagen, solté mi cabello que cayó bajo mis hombros, era suave al contacto, podía deslizar con facilidad mis dedos.
«Eres hermosa»
—Lo dices por qué me amas —Sonreí a mi reflejo —no soy más hermosa que Ariana, él jamás me elegiría a mi.
Volví a recoger mi cabello y me perdí entre las sábanas de mi cama.
Lizzi me esperaba en la puerta del colegio, parecía ansiosa y muy sonriente, con las manos detrás como escondiendo algo, daba pequeños saltos en su lugar desde que me vio y no paraba de moverse.
—No puedo creerlo, no puedo creerlo, no puedo creerlo. —Me dijo al acercarme a ella.
—Qué sucede —mire a mi al rededor, los chicos murmuraban sin dejar de mirarme.
—Eres grandiosa. —Pasó el móvil hasta mi mano.
Ahí estaba yo, en mi audición, sobre el escenario.
—Quién te lo envío.
—Está en la página de la escuela —respondió sin entender.
—Me las pagará.
Tome el móvil de Lizzi y atravesé los pasillos buscándolo, solo había alguien que podía haberlo hecho. Osvaldo.
—Cómo te atreviste —le reclame una vez que lo encontré en el aula de biología— eres el más grande de los idiotas.
Osvaldo me miraba sin entender, con las manos al frente protegiéndose de mi.
—Podrías solo calmarte y decirme que te traes.
—¡Sí claro ahora no entiendes! —grite llamando la atención de todos en el salón.
—No entiendo nada Ashley —volvió a decir.
—El video de mi audición tú lo publicaste y era privado.
—Yo no hice eso.
—Jura que no me grabaste.
Hubo un silencio que me decía más que todas sus palabras juntas.
—Sí lo grabe, pero no lo publique, a demás no deberías estar avergonzada eres muy buena actriz deberías sentirte orgullosa de lo que haces.