Capítulo 5: Un Destello de Esperanza

Los días siguientes al concierto fueron un torbellino de emociones. Cada vez que cerraba los ojos, podía revivir ese instante en el que nuestros mundos se tocaron por un segundo. Era una sensación que no podía explicar, como si, de alguna manera, el destino hubiera entrelazado nuestras vidas. ¿Cómo podía un momento tan breve tener tanto impacto en mí?

Pasaba horas mirando la foto que me había tomado con Leo después del concierto. Ahí estaba, su brazo alrededor de mi cintura, su sonrisa casual, pero tan cercana que casi podía sentirla de nuevo. Yo sonreía como si todo mi cuerpo brillara, y no podía evitar mirarme una y otra vez, como si esa imagen capturara no solo el momento, sino también mi esperanza. ¿Qué pasaría si este fuera solo el principio?

La ilusión creció cuando, días después del concierto, Leo subió una historia a sus redes sociales agradeciendo a los fans por su apoyo en el tour. Lo que me sorprendió fue lo que dijo al final:

"Y, bueno, solo quería mencionar algo especial. A veces, en medio de todo esto, conoces a alguien que te deja pensando. No sé si lo leerá, pero gracias por esa energía, fue diferente. Ustedes saben quiénes son. Nos vemos pronto."

Mi corazón dio un vuelco. ¿Era posible? ¿Podía estar hablando de mí? Era una posibilidad remota, pero el hecho de que lo mencionara así, sin dar nombres, dejaba abierta la puerta a cualquier interpretación. Mi mente se disparó, construyendo teorías. Lo leí y lo escuché tantas veces que casi podía repetirlo palabra por palabra. Aunque sabía que era probable que fuera solo un comentario general, no podía evitar preguntarme si, tal vez, yo había sido la inspiración detrás de esas palabras.

Valeria fue la primera en llamarme después de ver la publicación. "¡Tienes que estar soñando! ¿Te imaginas si de verdad está hablando de ti?", exclamó con entusiasmo. "Es casi como si te estuviera mandando una señal, Valentina. ¡Lo que sentiste esa noche tal vez no fue solo tu imaginación!"

Aunque intenté mantener los pies en la tierra, no pude evitar que la ilusión creciera dentro de mí. ¿Y si realmente había dejado una impresión en él? Mi cabeza estaba llena de ideas, imaginando qué podría pasar si volviéramos a cruzarnos. ¿Me recordaría? ¿Volveríamos a tener esa conexión que sentí tan intensamente?

Cada pequeño gesto de Leo en redes sociales, cada comentario que hacía o foto que publicaba, era una oportunidad para buscar pistas. Mi mente estaba obsesionada, siempre buscando señales de que, de alguna manera, yo no era solo una fan más para él. Las chicas en mis grupos de fans también hablaban de esa mención en su historia, y aunque todas querían creer que se refería a ellas, yo sentía que había algo más profundo, algo que las demás no habían vivido. Yo sabía lo que había sentido esa noche.

Mis sueños empezaron a ser más vívidos. Soñaba con Leo casi todas las noches, pero ya no eran sueños donde solo lo veía a lo lejos. Ahora, él estaba a mi lado, hablándome, conociéndome, queriéndome. Era como si mi mente comenzara a construir un futuro en el que ambos, de alguna manera, pudiéramos estar juntos. Aunque sabía que era solo eso, un sueño, la línea entre fantasía y realidad comenzaba a difuminarse en mi interior.

Los días se convirtieron en semanas, pero mi esperanza no se desvanecía. Cada vez que veía su nombre en alguna noticia, sentía una conexión que no podía explicar. Leo no era solo una estrella para mí, no después de lo que había pasado. Se había convertido en mi razón para soñar más allá de lo que mi vida me ofrecía. Él era esa chispa de emoción que me faltaba en el día a día, y aunque sabía que la realidad era diferente, mi corazón se negaba a dejar ir esa pequeña posibilidad.

Así que seguí esperando, alimentando mi ilusión con cada pequeño gesto, cada palabra, cada canción que parecía hablarme directamente. Porque, al final, ¿qué es la vida sin un poco de esperanza? Y aunque las probabilidades fueran mínimas, aunque el mundo me dijera que solo estaba soñando, en mi corazón sabía que, de alguna manera, nuestras vidas volverían a cruzarse.

Y cuando ese día llegara, todo cambiaría.