El tiempo parecía desvanecerse desde aquella noche mágica, pero mi ilusión no hacía más que crecer. Cada mañana, mi primer pensamiento era Leo, su música, su voz, y esa mirada que me había robado el aliento en un instante. Me aferraba a cada pequeño detalle, a cada recuerdo de ese encuentro fugaz, como si fuera mi combustible diario. Aunque mi vida seguía igual en muchos sentidos, algo dentro de mí había cambiado. Leo se había convertido en mi razón para soñar.
A lo largo del día, mi mente divagaba en mil escenarios diferentes. No importaba si estaba en clases, haciendo tareas, o charlando con Valeria, mis pensamientos siempre volvían a él. A veces me encontraba mirando mi teléfono, buscando cualquier noticia nueva sobre él, esperando algo más que alimentara la posibilidad de que lo que sentí no fuera solo cosa mía.
Un día, mientras navegaba en redes sociales, encontré una publicación que me hizo detenerme. Leo había anunciado una gira mundial, y había agregado nuevas fechas. Entre ellas, una que me hacía sentir mariposas en el estómago: mi ciudad estaba en la lista. La emoción me golpeó de inmediato. Era una oportunidad más cercana de la que había imaginado.
"¡Valeria, mira esto!" Le escribí enseguida, enviándole la captura del anuncio. Sentía como si el destino estuviera jugando a mi favor. "¿Te imaginas? ¡Va a volver!"
Valeria me respondió casi al instante. "¡Tienes que ir! Esto podría ser la oportunidad que estabas esperando."
La idea de verlo nuevamente en vivo, de sentir la energía de su presencia a pocos metros de distancia, me llenaba de una emoción difícil de describir. Pero más allá del simple hecho de asistir al concierto, lo que realmente me emocionaba era la posibilidad de que, tal vez, esta vez él me recordara.
Pasé los días siguientes soñando despierta sobre cómo sería ese momento. Volvería a cruzar miradas con él, pero esta vez sería diferente. Esta vez, él me reconocería, me buscaría entre la multitud. En mi mente, ya tenía todo planeado: conseguiría los mejores boletos, me arreglaría como nunca antes, y me aseguraría de que esa chispa que había sentido en nuestro primer encuentro fuera aún más fuerte esta vez.
Las entradas salieron a la venta poco después, y Valeria y yo nos aseguramos de estar entre las primeras en conseguirlas. La emoción era palpable mientras me imaginaba cada detalle del concierto. Pero había algo más que alimentaba mi esperanza: cada día estaba más convencida de que Leo había estado hablando de mí en sus publicaciones y canciones recientes.
La canción "Entre la multitud" seguía resonando en mi cabeza, como un eco constante de mis propias emociones. Era como si esas palabras hubieran sido escritas exclusivamente para mí, para recordarme que, de alguna manera, mi presencia había dejado una marca en él. No podía dejar de pensar en esa posibilidad, y cada vez que escuchaba la canción, sentía una conexión más profunda.
Una semana antes del concierto, Valeria y yo estábamos en mi habitación, ultimando los detalles de lo que llevaríamos al evento. Mientras nos probábamos ropa, nos reíamos y soñábamos despiertas sobre cómo sería esa noche.
"¿Te imaginas que te vea y te reconozca?" bromeó Valeria, aunque sabía que en el fondo también estaba alimentando la ilusión conmigo. "Podría ser el comienzo de tu historia de amor con él."
Reí, aunque mi corazón latía con fuerza solo de pensar en la idea. Sabía que era un sueño, algo casi imposible. Pero el hecho de que existiera una posibilidad, por pequeña que fuera, era suficiente para mantenerme esperanzada. En el fondo, cada parte de mí deseaba que el destino me regalara una segunda oportunidad, otra mirada, otro momento que reafirmara lo que yo ya sentía.
Los días pasaron lentamente, cada uno más largo que el anterior. Pero cuando finalmente llegó el día del concierto, la emoción en mi pecho era abrumadora. Me preparé con esmero, eligiendo el mejor atuendo, peinándome con cuidado, y tratando de calmar los nervios que se apoderaban de mí. Esta era mi oportunidad, y no pensaba dejarla pasar.
Al llegar al estadio, la atmósfera era electrizante. Miles de personas estaban tan emocionadas como yo, pero solo una cosa ocupaba mi mente: Leo. Cada vez que veía su nombre en las pantallas, mi corazón daba un brinco, y cuando las luces se apagaron y la música comenzó, supe que ese sería otro momento que recordaría para siempre.
El concierto fue increíble, pero lo mejor llegó cuando Leo interpretó "Entre la multitud". Sentí que cada palabra estaba dirigida hacia mí, como si fuera una confesión en forma de canción. El tiempo pareció detenerse, y durante unos segundos, me convencí de que nuestros ojos se habían cruzado. Era un instante, pero para mí, fue suficiente para alimentar esa chispa que ardía dentro de mí desde el día en que lo conocí.
Al salir del concierto, Valeria no dejaba de hablar de lo increíble que había sido, pero yo estaba en otro mundo. Aunque seguía siendo una más entre miles de fans, algo me decía que esta historia aún no había terminado. La ilusión, lejos de desvanecerse, seguía creciendo.