No podía creer lo que estaba viendo. Mi mente intentaba procesar lo que acababa de ocurrir, pero mis emociones me superaban. Leo me había respondido. Durante un largo segundo, me quedé congelada, sin saber si abrir el mensaje o no. Sentía que ese momento iba a cambiar todo, pero al mismo tiempo, temía lo que podría encontrar al otro lado de la pantalla.
Respiré hondo y abrí el mensaje.
"Gracias por tu apoyo. A veces, la inspiración viene de lugares inesperados. Me alegra saber que 'Entre la multitud' significó tanto para ti. Sigue soñando, los sueños están más cerca de lo que parecen."
Mi corazón latía tan rápido que pensé que explotaría. Leí esas palabras una y otra vez, intentando encontrar un doble significado, algo más allá de la respuesta típica que daría un artista a un fan. Era un mensaje breve, pero había algo en su tono que me hizo sentir una conexión aún más profunda. Sentía que sus palabras iban dirigidas a mí, como si realmente hubiera leído entre líneas.
No podía quedarme quieta. Tomé el teléfono y llamé a Valeria de inmediato, esperando que no fuera demasiado tarde.
—¿Qué pasa? —respondió medio dormida, claramente irritada.
—¡Me respondió! —grité, ignorando la hora.
—¿Quién te respondió? —preguntó, aún confundida.
—Leo. ¡Me respondió el mensaje que le mandé!
Valeria se quedó en silencio por un momento, y luego escuché cómo despertaba por completo.
—¡No puede ser! ¿Qué te dijo?
Le leí el mensaje, palabra por palabra, mientras ella seguía reaccionando con asombro y emoción. Estaba tan entusiasmada como yo, y aunque ambas sabíamos que no podíamos sacar demasiadas conclusiones, el hecho de que me hubiera respondido era suficiente para alimentar la ilusión que había estado creciendo dentro de mí desde el primer momento en que lo vi.
—Esto es una señal —dijo Valeria, emocionada—. Te lo dije, algo más iba a pasar.
Esa noche me quedé despierta mucho más tarde de lo que debería, mirando la respuesta de Leo una y otra vez. Había algo en su mensaje que no podía ignorar, algo que me hacía sentir que no era solo una fan más. No sabía qué hacer con esa sensación, pero una cosa estaba clara: ya no podía ver a Leo solo como una fantasía lejana. Ahora parecía más real que nunca.
Los días siguientes fueron una mezcla de emociones. A cada rato abría el mensaje, recordando cada palabra. Incluso me sorprendí a mí misma buscando más significado de lo que probablemente había. Pero no podía evitarlo. Sentía que mi vida estaba tomando un rumbo inesperado, y que de alguna forma, Leo era parte de ese nuevo camino.
Valeria, aunque emocionada, intentaba mantenerme con los pies en la tierra.
—No quiero que te ilusiones demasiado, amiga. Ya sabes cómo son los famosos. Pueden responder un mensaje y seguir con su vida como si nada —me advirtió.
—Lo sé —respondí—. Pero algo me dice que hay más en esto. No sé cómo explicarlo, simplemente lo siento.
No podía dejar que la lógica apagara la chispa que había nacido en mí. Por más que intentara racionalizar lo que estaba pasando, había algo en mi corazón que me decía que la historia entre Leo y yo no había terminado.
Un par de días después, mientras hacía mi rutina habitual de revisar las redes sociales de Leo, noté algo que me hizo detenerme en seco. Era una nueva foto que había subido. Lo que llamó mi atención no fue solo la imagen —una foto suya tocando la guitarra en lo que parecía ser su estudio—, sino el pie de foto.
"A veces, lo que más deseas está más cerca de lo que crees."
Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Esa frase… era tan similar a lo que me había dicho en su mensaje. ¿Podía ser una coincidencia? ¿O era posible que realmente estuviera pensando en mí cuando escribió eso?
No podía decírselo a Valeria sin sonar completamente loca, pero en el fondo de mi corazón, sabía que esto no era una simple casualidad. Cada pequeño gesto, cada palabra, parecía indicarme que algo más estaba ocurriendo.
Esa noche, decidí que no podía quedarme de brazos cruzados. Si había algo que aprender de todo esto, era que a veces el destino solo necesita un pequeño empujón. Tal vez Leo era inalcanzable, tal vez nuestras vidas estaban en mundos completamente diferentes… pero ¿quién era yo para rendirme sin siquiera intentarlo?
Escribí otro mensaje, esta vez más valiente. Sabía que quizás no lo respondería, pero tenía que intentarlo.
"Gracias por tus palabras, Leo. Me han inspirado más de lo que puedes imaginar. Sigue brillando. No sé si este es el final de nuestra historia o solo el principio, pero te aseguro que te estaré siguiendo, esté donde esté."
Presioné "enviar" y dejé el teléfono a un lado, con el corazón latiendo a mil por hora. Sabía que quizás estaba lanzando mis sentimientos a un abismo, pero esa noche me acosté con una sonrisa en los labios.
El simple hecho de haber dado ese paso me hacía sentir más viva que nunca.