El aire de la tarde era fresco, una brisa suave que aliviaba la presión que sentía en su pecho, pero no lo suficiente para calmar los pensamientos caóticos en la cabeza de ella. Caminaba sin rumbo, con los audífonos puestos, escuchando la voz de Lucas en una de sus canciones. Esa voz, tan profunda y seductora, era lo único que lograba calmar su corazón acelerado. Cada palabra que cantaba era un recordatorio de lo lejos que estaba de ella, de lo imposible que era esa conexión que sentía.
Se había enamorado de una ilusión. Lo sabía. Desde el principio, era consciente de que Lucas jamás sabría de su existencia, y aunque aquella oportunidad que les permitió conocerse había sido más de lo que alguna vez soñó, también se sentía como una cruel broma del destino. ¿Cómo podía estar tan cerca y tan lejos al mismo tiempo? Él era el cantante famoso, el chico malo que todas las chicas querían, mientras que ella no era más que una simple fan, una entre millones.
Se detuvo en medio de la acera y miró el cielo, donde las nubes grises comenzaban a cubrir la ciudad. Su corazón latía con fuerza cada vez que recordaba la última vez que habían hablado. No había sido suficiente, pero a la vez, sentía que había sido todo lo que podía esperar. ¿Cómo podía una fan normal como ella hacer que alguien como Lucas realmente la tomara en serio? No importaba lo que él dijera, en el fondo, siempre existía la duda de si él realmente la veía como alguien importante, o si simplemente era una distracción pasajera en su vida llena de excesos.
Se sentó en un banco del parque y sacó su teléfono. Las redes sociales eran crueles. No podía evitar ver los comentarios de otras chicas, las fotos de Lucas con mujeres hermosas, modelos y celebridades. Cada una de esas imágenes la lastimaba más de lo que estaba dispuesta a admitir. Por más que intentara convencerse de que lo que tenían era especial, la realidad se encargaba de recordarle que ella no encajaba en su mundo.
"¿Qué estoy haciendo?" pensó mientras miraba una foto reciente de Lucas en un evento rodeado de flashes y personas que parecían tan perfectas, tan lejos de su propia vida.
Su corazón se hundió. El recuerdo de la última llamada que habían tenido revoloteaba en su mente. Lucas había sido honesto con ella, eso no lo dudaba, pero una parte de ella temía que todo lo que estaba viviendo no fuera más que un engaño, una fantasía que tarde o temprano la destrozaría. A pesar de lo que él le había dicho, las palabras de amor, las promesas de intentarlo, ella sabía que Lucas estaba atrapado en su propia realidad, una que era completamente distinta a la suya.
Justo cuando estaba a punto de guardar el teléfono, sintió que vibraba en sus manos. Un mensaje.
El corazón le dio un vuelco al ver el nombre de Lucas iluminando la pantalla. La sorpresa la invadió. Últimamente, las veces en que él tomaba la iniciativa eran pocas. Siempre parecía ocupado, distraído con sus conciertos, eventos y viajes. Sin embargo, ahí estaba: un mensaje de él.
Lucas: "¿Estás ocupada?"
Se quedó mirándolo por un instante, sin saber qué responder. Sus emociones estaban tan mezcladas que no sabía si quería seguir alimentando la ilusión o protegerse de lo que podía ser una inevitable decepción.
Finalmente, decidió responder.
Tú: "No, solo caminando por la ciudad. ¿Qué pasa?"
Su pulso se aceleró al ver que Lucas estaba escribiendo de inmediato. Cada vez que hablaban, sentía que se sumergía más y más en algo que podría consumirla por completo.
Lucas: "Necesitaba hablar contigo. ¿Te puedo llamar?"
Ese simple mensaje fue suficiente para que su respiración se acelerara. Apretó el teléfono entre sus manos, luchando contra la emoción que crecía en su pecho. ¿Por qué siempre se sentía así con él? Aun cuando sabía que podría lastimarla, no podía evitar quererlo más. Sabía que era un riesgo, pero lo tomaría una y otra vez.
—Por supuesto, llámame, —escribió finalmente, intentando parecer casual, aunque por dentro su corazón retumbaba como un tambor.
Unos segundos después, el sonido familiar de su teléfono sonando la sacó de su ensimismamiento. Respondió rápidamente, llevándose el móvil al oído.
—Hola, —dijo con suavidad.
—Hola, —respondió Lucas, su voz baja y algo apagada, como si estuviera preocupado por algo—. ¿Cómo has estado?
Ella se mordió el labio, preguntándose si debería ser sincera o si debería mantener las cosas ligeras. Optó por lo último.
—Bien, ¿y tú? —dijo, su voz sonando más tranquila de lo que realmente se sentía.
—No tan bien, —admitió Lucas, su tono sombrío—. He estado pensando en muchas cosas. Creo que... necesitamos hablar sobre nosotros.
El corazón de ella se detuvo por un segundo. Esas palabras nunca presagiaban algo bueno. Siempre que alguien quería "hablar sobre nosotros", significaba que algo iba mal. De repente, todas las inseguridades que había estado intentando ignorar comenzaron a aflorar. ¿Iba a romper con ella? ¿Había decidido que ya no quería intentarlo?
—¿Qué pasa? —preguntó con un hilo de voz, temiendo la respuesta.
—Mira, yo... —Lucas dudó por un momento, y ella sintió que su estómago se retorcía—. He estado pensando mucho en todo esto. En ti, en mí, en lo que estamos haciendo.
—Lucas, si no quieres continuar, está bien, —dijo ella rápidamente, tratando de sonar fuerte, aunque por dentro se estaba derrumbando—. No tienes que forzarte a nada.
—No, no es eso, —dijo él apresuradamente—. Es solo que... no quiero hacerte daño. No quiero que te ilusiones con algo que tal vez no pueda darte. Mi vida es complicada, ya lo sabes. Y no sé si puedo ser la persona que necesitas. No sé si puedo darte el tipo de relación que mereces.
Un silencio denso cayó entre ellos. Las palabras de Lucas flotaban en el aire, pesadas y difíciles de procesar. Sabía que él tenía razón. Su vida era un torbellino de fama y atención, mientras que la suya era mucho más tranquila, mucho más normal. Eran de mundos diferentes, y aunque había querido creer que podrían hacer que funcionara, la realidad estaba empezando a golpearla con fuerza.