El mensaje estaba enviado. Mientras lo leía de nuevo en la pantalla, sintió una mezcla de liberación y miedo. Sabía que era necesario. No podía seguir permitiendo que las dudas la consumieran desde dentro. Pero ahora, solo le quedaba esperar. El silencio del teléfono la atormentaba. El eco de sus pensamientos retumbaba, confundiéndola cada vez más.
Se sentó en su cama, abrazándose a sí misma, mientras trataba de ordenar el caos en su cabeza. La lucha interna que había estado librando durante semanas no parecía tener fin. ¿Cómo había llegado hasta aquí? ¿Cómo había permitido que su vida girara en torno a una persona que, aunque le había dado tantas alegrías, también la había sumido en una constante incertidumbre?
Ella lo quería, lo deseaba. Lucas había sido más que un simple cantante en su vida. Había sido su fantasía, su ideal. Un chico al que había admirado desde lejos, y que de repente, la había visto. Eso la había envuelto en una ola de emoción que la arrastró sin control. Pero ahora, la realidad estaba destrozando ese ideal, como si cada nueva foto que veía, cada nuevo rumor, quitara un pedazo de esa ilusión.
Se recostó, mirando al techo. El peso de todo lo que estaba sintiendo era abrumador. Quería confiar en él, pero cada vez era más difícil. En su corazón, sabía que Lucas tenía el mundo a sus pies, y por más que él le dijera que ella era especial, no podía evitar preguntarse si eso era cierto. Las mujeres que aparecían en las fotos con él no eran solo imágenes distantes; eran recordatorios de la distancia entre ellos, no solo física, sino emocional. ¿Cómo competir con eso? No era solo celos, era la sensación de que, aunque él dijera que la quería, siempre habría una parte de su vida a la que ella no tendría acceso.
Lucas, por su parte, no veía el problema. La vida de gira era un caos constante, pero también era lo que él había soñado desde siempre. Los conciertos, las entrevistas, las fiestas después de cada show... todo formaba parte de su realidad, y para él, era simplemente su rutina. Estar rodeado de fanáticas y otras celebridades formaba parte del paquete. Había aprendido a separar lo que significaban las fotos que aparecían en redes sociales de lo que realmente ocurría.
No entendía por qué ella se preocupaba tanto. Para él, no había nada malo en lo que estaba pasando. Sabía que la vida que llevaba no era fácil para ella de aceptar, pero tampoco estaba dispuesto a cambiarla. Lucas sentía que ya había hecho bastante al abrirse emocionalmente con ella, al invitarla a ser parte de su mundo, aunque fuera a distancia. No comprendía por qué sentía tanta presión ahora.
Había intentado calmarla con mensajes cuando podía, diciéndole que la extrañaba, pero la realidad era que Lucas estaba viviendo su sueño, y su mente estaba completamente enfocada en eso. No lo hacía con maldad, no tenía la intención de herirla, pero en el fondo, no sentía que tuviera que elegir entre ella y su carrera. Para Lucas, las cosas no eran tan dramáticas como parecían serlo para ella. En su mente, había encontrado el equilibrio perfecto: podía estar con ella emocionalmente, mientras continuaba persiguiendo su carrera.
Pero el teléfono de Lucas vibró con el nuevo mensaje, y cuando lo leyó, frunció el ceño.
Tú: "Lucas, creo que necesitamos hablar. Estoy sintiendo cosas que no puedo seguir ignorando."
Para él, todo estaba bien. Claro, no hablaban tanto como antes, pero eso era normal. Estaba de gira, y ella lo sabía desde el principio. Lucas soltó un suspiro, intentando entender por qué ella veía todo con tanto dramatismo. No era el momento para tener estas conversaciones. En su mente, las cosas podían esperar hasta que él terminara la gira y volviera. Además, ¿por qué estaba tan preocupada? Él no estaba haciendo nada malo. Sí, pasaba tiempo con otras chicas en fiestas y eventos, pero eso no significaba que la estuviera traicionando.
Lucas sentía que estaba haciendo su parte. Estaba siendo fiel, aunque no lo veía como una obligación, sino más bien como algo natural. Quería a esa chica especial que había conocido, y pensaba que eso era suficiente. Las fotos que subía con otras personas no significaban nada, eran parte de su vida pública. No entendía por qué debía estar rindiendo cuentas por eso. A veces se sentía frustrado, como si ella no confiara en él lo suficiente para entender su mundo.
A medida que reflexionaba, su mente se fue al último concierto. Las luces, el público gritando su nombre... esa era su vida, su razón de ser. ¿Cómo podía dejar que eso lo alejara de ella? No tenía intención de hacerle daño, pero tampoco podía renunciar a lo que amaba.
Decidió que no respondería de inmediato. Sabía que tenía que concentrarse en los próximos shows y no quería tener una discusión que pudiera afectar su estado mental antes de subir al escenario. De todas formas, estaba seguro de que ella entendería una vez que le explicara su punto de vista.
Mientras tanto, ella seguía en su propio infierno personal. Cada minuto que pasaba sin recibir respuesta la hundía más en el abismo de la duda. ¿Estaba siendo irracional? Tal vez era verdad lo que le había dicho Carla, y simplemente necesitaba confiar más en él. Pero confiar ciegamente no era fácil cuando su corazón estaba en juego, y cuando la fama parecía tener el poder de cambiarlo todo.
A lo largo de las siguientes horas, se debatió entre escribirle otro mensaje o esperar. El silencio era ensordecedor, pero temía que, si presionaba demasiado, podría empujar a Lucas más lejos. No quería ser la chica controladora o insegura, pero las circunstancias estaban haciendo que esa parte de ella, que siempre había tratado de reprimir, emergiera con fuerza. Sabía que la confianza era la base de cualquier relación, pero sentía que la fama estaba erosionando esa base, y que Lucas no lo veía o no lo quería ver.