Estrellas Fugaces

Capítulo 24: La Duda Silenciosa

Desde que Lucas había regresado de su gira, las cosas entre ellos parecían mejorar. Él había cumplido su promesa de estar más presente, más atento, y ella, a pesar de las sombras del pasado, había decidido intentarlo. Confiar. Esa palabra resonaba en su mente cada vez que lo miraba a los ojos, cada vez que se decía a sí misma que debía dejar el pasado atrás y creer en lo que estaban construyendo juntos.

Sin embargo, esa tarde, algo cambió. Su teléfono vibró con un mensaje desconocido. Al abrir la bandeja de entrada, encontró un mensaje enviado desde una cuenta anónima, sin foto de perfil ni nombre. Solo una frase que la dejó helada:

“¿Segura que puedes confiar en él?”

Junto a ese mensaje, un enlace. El pulso de su corazón se aceleró. Sabía que no debía abrirlo, que probablemente solo era una broma o alguien malintencionado tratando de hacerle daño. Pero la duda, esa semilla que nunca desapareció del todo, germinó con fuerza.

Decidió abrir el enlace.

Lo que vio la dejó paralizada.

Era un video corto, apenas unos segundos, pero lo suficiente como para que el aire en sus pulmones se esfumara. Lucas aparecía en una fiesta, rodeado de luces de neón, música alta y risas. En el centro de todo, él sonreía, con un vaso en la mano. A su lado, una chica alta, rubia, con un vestido ajustado y una actitud coqueta, lo abrazaba. Al principio, solo parecía una conversación casual, pero de pronto, la chica se inclinó hacia él, y sus labios quedaron peligrosamente cerca de los de Lucas. La escena cortó antes de que pasara algo más, pero para ella, era suficiente. Demasiado.

Su cuerpo comenzó a temblar. Sintió un nudo en el estómago que amenazaba con derrumbarla. Las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos, pero las contuvo. No podía llorar ahora. No podía permitirse derrumbarse tan fácilmente.

Guardó el teléfono rápidamente. No quería verlo más, no quería enfrentarse a lo que el video sugería. Había confiado en Lucas, había decidido darle una oportunidad, y ahora esto... La traición volvía a golpearla como una ola imparable. Pero esta vez, algo dentro de ella cambió. En lugar de confrontarlo de inmediato, como había hecho otras veces, decidió callar.

—No le diré nada —se dijo a sí misma, en voz baja, como si necesitara convencerse—. No hasta que sepa la verdad.

El día pasó lentamente, y cada minuto que Lucas no estaba a su lado se sentía como una eternidad. No sabía quién le había enviado el video, ni por qué. Las preguntas la atormentaban. ¿Sería alguna exnovia de Lucas? ¿Una fan celosa? ¿O quizás alguien de su entorno, alguien que quería verla sufrir? El hecho de que fuera anónimo solo aumentaba su paranoia.

Por la noche, cuando Lucas llegó, la saludó con su habitual sonrisa despreocupada. Ella lo observó, intentando ver más allá de la fachada de tranquilidad que él siempre mostraba. ¿Había algo diferente en él? ¿Sabía que ella había visto el video?

Lucas se sentó a su lado, le tomó la mano y la besó suavemente en la mejilla.

—Hoy estuve pensando en nosotros —dijo él, con una voz dulce—. Quiero que salgamos este fin de semana, solo tú y yo. ¿Qué te parece?

Ella forzó una sonrisa, pero en su interior, la duda la carcomía. Cada gesto, cada palabra de Lucas parecía cargada de mentiras. No podía quitarse de la cabeza la imagen de él tan cerca de esa chica en el video, la forma en que había dejado que se acercara, como si nada importara.

—Suena bien —respondió, fingiendo entusiasmo, aunque su mente estaba en otra parte.

Durante la cena, mientras Lucas hablaba sobre sus planes futuros, ella apenas lo escuchaba. Su cabeza estaba en el mensaje anónimo, en la identidad de quien lo había enviado. ¿Quién más podría saber de esa fiesta? ¿Quién estaría dispuesto a romper la confianza que había logrado construir? El hecho de que no le contara nada a Lucas la hacía sentirse culpable, pero a la vez, sabía que necesitaba tiempo. Si confrontaba a Lucas ahora, podría perder la oportunidad de descubrir la verdad por sí misma.

Esa noche, en la cama, mientras Lucas dormía profundamente a su lado, ella no pudo conciliar el sueño. El brillo del teléfono en la oscuridad le llamaba, y no pudo evitar volver a ver el video. Esta vez, lo observó detenidamente, buscando detalles que no había notado antes.

Notó algo. La mano de la chica, una pulsera en su muñeca. Algo familiar. ¿Dónde había visto esa pulsera antes?

De repente, recordó una foto que Lucas le había mostrado hace semanas, de una reunión con su equipo de trabajo durante la gira. Una de las asistentes del equipo, una joven que siempre estaba alrededor, llevaba esa misma pulsera en la foto. Era ella. La chica del video era alguien cercano a Lucas, alguien de su propio entorno. Eso explicaba muchas cosas.

El descubrimiento la dejó aún más confundida. Si la chica era parte del equipo de Lucas, entonces seguramente había habido más momentos como ese que ella desconocía. Y si alguien del equipo había enviado el video, ¿por qué? ¿Quería advertirle o simplemente hacerle daño?

El reloj marcaba las tres de la mañana y ella seguía despierta, atrapada en un torbellino de emociones. La traición se sentía más cercana y más real que nunca. Pero en lugar de actuar precipitadamente, decidió esperar. Necesitaba más pruebas, más respuestas antes de tomar una decisión.

A la mañana siguiente, Lucas la abrazó como si nada hubiera cambiado, pero para ella, todo era diferente. Sabía que tenía que estar alerta, que no podía confiar ciegamente en él. Y sobre todo, tenía que descubrir quién estaba detrás del video.

Mientras Lucas se preparaba para salir, ella le lanzó una mirada discreta. Lo quería, pero la duda estaba en todas partes. El amor y la confianza pendían de un hilo. Y ese hilo estaba a punto de romperse.




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