La ciudad brillaba bajo la luz de la luna, las calles estaban tranquilas, pero en el apartamento de Lucas, la tensión se podía cortar con un cuchillo. Ella se había quedado dormida en su cama, ajena a los planes que Nicola estaba trazando.
Nicola, la exnovia de Lucas, tenía un objetivo claro: recuperarlo a toda costa. Después de la noche que él pasó con ella, Nicola sabía que tenía que actuar rápidamente. Había estado observando, buscando el momento perfecto para interrumpir esa burbuja de felicidad que parecía envolver a Lucas y a su nueva chica.
Esa noche, Nicola decidió que era el momento adecuado. Sabía que Lucas a veces olvidaba cerrar la puerta con llave cuando estaba en casa, sumido en sus pensamientos y emociones. Un plan malvado se estaba formando en su mente.
Cuando la hora llegó, Nicola se vistió con un atuendo que sabía que atraería la atención de Lucas: una blusa ajustada y una falda corta que acentuaba sus curvas. Se miró en el espejo, satisfecha con su reflejo. Hoy iba a seducirlo.
Con sigilo, se acercó al edificio donde vivía Lucas. El corazón le latía con fuerza. La adrenalina corría por sus venas mientras subía las escaleras, asegurándose de que nadie la viera. Al llegar al departamento, se detuvo un momento para escuchar. Todo estaba en silencio.
Con un empujón suave, abrió la puerta. La oscuridad la envolvió, pero pronto sus ojos se ajustaron. Allí estaba Lucas, dormido en el sofá, con la cabeza reclinada hacia atrás, una imagen de despreocupación.
Se acercó lentamente, sintiendo una mezcla de poder y deseo. Nicola sabía que era el momento de actuar. Su corazón latía con fuerza, no por el amor que alguna vez sintió por Lucas, sino por la victoria que estaba a punto de conquistar.
—Lucas —susurró, manteniendo su voz suave y seductora.
Él se despertó de golpe, y al ver a Nicola allí, la sorpresa llenó sus ojos. Se incorporó, la confusión dibujándose en su rostro.
—¿Qué haces aquí? —preguntó, tratando de organizar sus pensamientos mientras se pasaba una mano por el cabello.
Nicola sonrió, un destello de determinación iluminando su mirada. —Vine a verte. Te extrañé. —Sus ojos brillaban con un aire de desafío.
—No deberías estar aquí —dijo Lucas, sintiéndose incómodo. Recordaba sus últimas interacciones, lo que había luchado para dejar atrás.
Pero Nicola no estaba dispuesta a rendirse tan fácilmente. Se acercó, deslizándose junto a él en el sofá, y con un toque sutil, dejó que su brazo rozara el de Lucas. El contacto envió una chispa de tensión a través de él, algo que no había sentido desde que estaba con ella.
—¿No te gustaría recordar los buenos tiempos? —preguntó, su voz suave y melódica, mientras se inclinaba hacia él, su aliento cálido acariciando su piel.
Lucas se sintió dividido. Parte de él quería apartar a Nicola, recordando las razones por las cuales había terminado con ella. Pero otra parte, una que estaba siendo tentada por la nostalgia, se preguntaba qué habría pasado si las cosas hubieran sido diferentes.
—Nicola, esto no es correcto. Estoy con… —se detuvo, recordando a ella, a la chica que le había robado el corazón.
—Oh, vamos, Lucas —interrumpió ella, inclinándose más cerca—. ¿No sientes algo? Sabes que siempre hubo una chispa entre nosotros. Solo tenemos que dejar que esto pase.
El corazón de Lucas latía con fuerza, pero no por la atracción hacia Nicola. Era el recuerdo de su conexión pasada, una conexión que había sido intensa pero también destructiva.
—No puedo hacer esto, Nicola. Estoy con alguien. —Se apartó ligeramente, tratando de mantener la distancia emocional.
Pero ella sonrió con picardía, acercándose más, desafiando su resistencia. —¿Y si te dijera que ella no es la única que puede hacerte sentir bien?
Las palabras de Nicola lo golpearon como un rayo. Ella sabía cómo jugar sus cartas. Tenía que hacer que Lucas sintiera que necesitaba su presencia.
—Recuerda la forma en que solíamos ser. Las risas, las aventuras. ¿No quieres un poco de eso de nuevo?
Lucas, atrapado entre sus recuerdos y la realidad, comenzó a cuestionarse. ¿Realmente estaba listo para dejarlo todo atrás? La tentación era palpable, y aunque su mente le decía que se alejara, su cuerpo reaccionaba de manera diferente.
—No sé… —dijo, la duda impregnando su voz.
Nicola vio su oportunidad. Se acercó aún más, su rostro apenas a centímetros del de Lucas. —Solo una vez. Vamos, por el viejo tiempo.
Y entonces, con un movimiento rápido, lo besó. Un beso que hizo que el mundo se desvaneciera a su alrededor, que despertó en Lucas una confusión de emociones. En ese momento, todo lo que había planeado para su nueva vida con ella parecía desvanecerse.
Pero justo cuando Lucas comenzó a responder, una imagen de ella cruzó su mente: su sonrisa, su risa, la manera en que lo hacía sentir. Era la realidad que quería, pero Nicola estaba ahí, con la historia del pasado lista para reclamarlo.
Se apartó de golpe, sus ojos llenos de conflicto. —No, Nicola. No puedo.
La decepción llenó la expresión de Nicola, pero ella no iba a rendirse tan fácilmente. Había plantado la semilla de la duda, y sabía que tenía el poder de hacerlo tambalear.
—Está bien, Lucas. Solo recuerda que siempre estaré aquí. —Se levantó, manteniendo su mirada fija en él mientras se alejaba, dejando una atmósfera cargada de tensión y anhelo.
Mientras ella salía del departamento, Lucas se sintió perdido. La batalla apenas comenzaba, y las líneas entre el amor y la seducción se volvían cada vez más borrosas. Sabía que necesitaba hablar con ella, aclarar las cosas, pero el juego de Nicola apenas comenzaba, y era solo cuestión de tiempo antes de que las cartas se revelaran.