Estrellas Fugaces

Capítulo 30: Tempestad de Emociones

La tensión en el aire era tan palpable que se podía sentir con cada respiración. Lucas, tras la confusa visita de Nicola, no había sido capaz de dormir en toda la noche. Su mente giraba en círculos, atada entre la tentación del pasado y el amor que comenzaba a forjarse con ella. El eco del beso de Nicola lo carcomía por dentro, y aunque había intentado resistirse, sabía que había cruzado una línea que no debía.

A la mañana siguiente, mientras las primeras luces del amanecer comenzaban a colarse por las ventanas del departamento, Lucas se levantó de golpe. No podía permitir que la situación con Nicola destruyera lo que tenía con ella. Necesitaba hablar, confesar, explicarse antes de que todo se fuera al infierno.

Pero el destino tenía otros planes. Alguien había visto todo.

Ella caminaba por las calles de la ciudad, perdida en sus pensamientos, intentando sacudirse la inquietud que la había estado acechando durante los últimos días. Desde que Lucas había salido de gira, las cosas habían cambiado entre ellos. La distancia era difícil de soportar, pero lo que la estaba carcomiendo por dentro eran los rumores, las fotos, los videos que circulaban por las redes. Imágenes de Lucas riendo con otras chicas, algunas incluso acercándose demasiado.

Trataba de convencerse de que no eran más que simples interacciones con fans, que Lucas no haría nada para traicionarla. Después de todo, él le había prometido que cambiaría.

Pero el video… ese maldito video. Alguien, un número desconocido, le había enviado un mensaje anónimo la noche anterior. Ella había intentado ignorarlo, pero su curiosidad la había vencido. Al abrirlo, su corazón se rompió en mil pedazos. Lucas estaba con otra chica, en una fiesta de la gira, ambos demasiado cerca, riendo, y luego… luego la imagen de ellos besándose apareció en la pantalla.

El mundo se desmoronó a su alrededor.

¿Cómo era posible que Lucas, después de todo lo que habían pasado, después de todas las promesas, pudiera hacerle algo así? Las lágrimas comenzaron a rodar por su rostro, y una mezcla de furia, tristeza y traición se apoderó de ella. Quería enfrentarlo, quería gritarle, pero al mismo tiempo, tenía miedo de perderlo.

Cuando llegó al departamento de Lucas, sus manos temblaban. No estaba segura de qué iba a decir o hacer, pero necesitaba respuestas. Al abrir la puerta, el silencio la envolvió. Sabía que Lucas estaba en casa, pero el ambiente estaba cargado de algo oscuro, algo que ella no podía definir.

Lucas estaba sentado en el sofá, con la cabeza entre las manos, sumido en sus pensamientos. Al verla entrar, levantó la vista, y su corazón se hundió al ver la expresión en su rostro.

—Tenemos que hablar —dijo ella, su voz firme, aunque sus emociones estaban al borde de un colapso.

Lucas asintió lentamente, sabía que este momento tenía que llegar. —Sí, tenemos que hablar —respondió en un susurro, sintiendo que el peso de lo que había hecho estaba a punto de aplastarlo.

La confrontación estaba a punto de estallar.

—¿Crees que no me he enterado? —dijo ella, su voz temblando de rabia contenida. Sacó su teléfono y le mostró el video que le habían enviado. Lucas sintió como si el suelo se abriera bajo sus pies.

—Yo… no… eso no es lo que parece —intentó defenderse, pero su voz carecía de la firmeza que necesitaba. Sabía que había cometido un error al dejar que Nicola se acercara tanto. Pero lo peor no era el video. Era lo que había pasado después.

Ella lo miró con los ojos llenos de lágrimas, pero no eran lágrimas de tristeza; eran lágrimas de furia. —¡¿Cómo pudiste hacerme esto?! —gritó finalmente, toda la frustración acumulada explotando en ese momento.

Lucas se levantó, acercándose a ella, pero ella levantó una mano, deteniéndolo. —No te acerques, Lucas. No puedo soportar ni mirarte en este momento.

Él dio un paso atrás, sintiéndose impotente. —Yo no quería… Nicola… ella apareció de repente. No fue nada importante, te lo prometo. ¡Te amo, no a ella!

Pero sus palabras no hicieron más que encender la llama del dolor en ella. No se trataba solo de lo que había visto en el video. Era la falta de confianza que se había sembrado entre ellos. Era el miedo constante de que, siendo Lucas quien era, con miles de chicas a sus pies, siempre existiera la posibilidad de que ella fuera reemplazada.

—¿De verdad esperas que te crea? —susurró, su voz rota, mientras las lágrimas seguían cayendo. El dolor en su pecho era insoportable. Había entregado su corazón a Lucas, confiando en que él la cuidaría, pero ahora sentía que todo había sido una mentira.

—¡Por favor, créeme! —suplicó él, sintiendo que la estaba perdiendo con cada segundo que pasaba. Nunca había sentido tanto miedo de perder a alguien. Las demás chicas siempre habían sido una diversión pasajera, pero con ella era diferente. Ella lo había hecho sentir algo real.

—¿Y qué hay de Nicola? —preguntó ella, con una mezcla de rabia y dolor—. ¿Qué significa ella para ti ahora?

Lucas bajó la cabeza, incapaz de mirarla a los ojos. No podía negar que había habido algo con Nicola esa noche, algo que lo había hecho dudar. Pero en el fondo, sabía que su corazón pertenecía a la chica frente a él.

—Nicola es parte de mi pasado —dijo en voz baja—. No quiero nada con ella. Lo que quiero es arreglar las cosas contigo.

Ella lo miró, estudiando cada palabra, buscando algún rastro de verdad. Pero el video seguía repitiéndose en su mente, la imagen de Lucas con otra chica.

—No sé si puedo confiar en ti, Lucas. No sé si esto puede funcionar. —Su voz era apenas un susurro, pero el impacto de sus palabras golpeó a Lucas como un golpe en el estómago.

El silencio los envolvió, cargado de emociones, mientras ambos intentaban procesar lo que estaba sucediendo. Ella lo amaba, pero el dolor de la traición era difícil de ignorar. Lucas, por su parte, sabía que tenía que luchar por ella, pero también sabía que había cometido errores que quizás no podría corregir.




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