Estrellas Perdidas: la revolución de los mundos

Capítulo 01

Capítulo 01 — Miradas misteriosas.

 

 

Todos alguna vez nos hemos perdido en la luz de las estrellas, esa luz tan hermosa que no puedes apartar tu vista. Yo me perdí, y sigo sin encontrar la salida del porque veo a ese chico. Un chico con olor desagradable y apariencia extraña, un chico con rasgos hermosos pero aterradores.

Nunca imagine que entre mi vida existiera un mundo de fantasía donde los mitos son reales.

Para mi suerte esos mitos que leía con tanta frecuencia se hicieron realidad, pero no como lo espere. Todo comenzó un seis de octubre, cuando aún era una joven sin amargura.

— ¡Hey Lisa! —gritó Ahara, una nueva amiga. Mire el cielo antes de voltear cansada.

— ¿Alguna noticia? —cerré los ojos y ella sonrió.

— Realmente, sí —miró a todos lados sospechosa—, encontraron a una de las porristas con Venedict Blayer —susurró.

Arrugue el ceño y me comencé a preguntar de quién eres ese nombre tan extraño.

— ¿Quién es Venedict Blayer? —Ahara hizo un mohín y apretó mis mejillas dejándome sin aire.

— No me lo creo —echo una carcajada—, ¿en serio? Está en nuestra clase Lisa, de hecho creo que en todas —tocó su mentón.

— Nunca escuche su nombre. —volqué los ojos desinteresada.

Este era como muchos otros días, el más aburrido, era cierto que cursaba por mí penúltimo año en la universidad, pero aun así, todo era tan aburrido. La misma rutina todos los días sin parar.

Ahara me tomó por los hombros y camino con rapidez hasta los baños.

— Ven. —me indicó. La mire nerviosa.

— No haré nada, me quedaré afuera. —esbocé una pequeña sonrisa.

— Bien, pero no te vayas, eres mi única amiga. —bajo la mirada triste y solté una risita a veces podría ser fastidiosa pero tenía su lado tierno. Me acerqué a ella y la abrace.

— No me iré.

Ahara gritó « ¡yeii!», y entró a los baños haciendo un baile ridículamente gracioso.

— Esto es por ti nena —me guiño el ojo y un ligero gas se escuchó. No podía aguantar la risa que solté una sonora carcajada, seguro la escucho toda la universidad. Me miró avergonzada y abrió la puerta de un baño sin hacer ruido.

Menee la cabeza y recargue mi cuerpo en la pared de exterior de los baños. Un extraño sonido me hizo suspirar, no era horroroso pero tampoco lindo. Simplemente era misterioso, tan misterioso que mantenía mi interés. Sentía que conocía aquella melodía, pero no recordaba a quien.

— ¡Lisa! —gritó Ahara sacándome de mis pensamientos.

— ¿Escuchas eso? —le dije con la mirada en el cuatro de música.

— ¿Qué cosa? ¿Los pájaros? —apuntó a los árboles donde un pequeño pajarillo cantaba. Cerré los ojos y trate de escuchar esa misteriosa música—. ¿Qué te sucede? —me dijo preocupada. Alcé el mentón y la mire a los ojos.

— Estoy bien —solté un suspiro—, pero ¿de verdad no la escuchas?

— ¿Escuchar qué? ¿Segura que estas bien? Creo que deberíamos de ir a la enfermería. —tocó mi frente.

— Estoy bie...

— ¡Oh-por-dios! —me interrumpió.

— ¿Qué?

— Aquí viene.

— ¿Quién? —Ahara volcó los ojos, se puso justo detrás de mí, tomó mi cabeza y la giro hacía la entrada.

— Por allá.

Suspiré cansada y mire a todos lados, pero solo un punto en especial me dejo asombrada. Un chico de cabello castaño y ojos marrones, caminaba divertido por los pasillos de la universidad. Su vestimenta negra no era la que captaba mi atención, si no, ese anillo, un anillo diferente y hermoso. De nuevo sentí que conocía algo y ese anillo me hacía sentir escalofríos.

— ¿Quién es él? —le dije sin dejar de mirarlo.

— Venedict Blayer —dijo obvia y él chico volteó. Me miró como si fuera lo único que existiera. O más bien, como una presa, no me sentí atraída, me sentía incomoda, en mi interior quería huir pero no sabía por qué.

— Oh me está mirando —dijo Ahara con una sonrisa.

— Creó que deberíamos irnos —agarré uno de sus hombros nerviosa, presentía que algo malo pasaría.

— Espera quiero verlo —apartó mi mano.

Y volví a escuchar la música.

Mire al castaño de una forma extraña, un hormigueo que bajó por todo mi cuerpo sin parar, algo en sus ojos reflejaba maldad pura.

Ahara me tomó de las manos y suspiro enamorada. Casi hasta veía pajarillos que volaban alrededor de su cabeza. Dejé de mirar al chico y él siguió con su caminata sin prestar atención a las chicas que caían rendidas o más bien enamoradas.

— No puedo creerlo —suspiró—, es taaan guapo, a veces hasta siento que escucho su voz en dentro de mí cabeza, debo estar loca —se goleó ligeramente la nuca.

— No lo sé, creo que es algo... Sospechoso —carraspee.

— La sospechosa eres tú —esbozo una suave sonrisa con un toque de glamour.

La universidad nunca me fue divertida, como Ahara la ve es un universo de chicos guapos con orgullo. Pero yo realmente no veo a ningún guapo, solo veo a chicos llenos de prejuicios que crean tontos estereotipos.

De una u otra forma siento que esto forma parte de un desafío tomado por la vida y prevista por la injusticia de algunas personas. La escuela no fue hecha para todos, y para algunos es más que desastrosa.

Ahara es mi única amiga, o más bien dicho mi inicio de locura, nunca faltan las risas a su lado.

Caminamos bajo del gran toldo que cubre la mayor parte de la entrada, era increíble cuando pasábamos por aquí, Ahara nunca lo sentía, pero a veces, cuando no había ni un solo sonido podía sentir el viento acariciar mi rostro y susurrar la bellas palabras de mi abuelo «Hermosa, preciosa y maravillosa, esa eres tú, mi linda lisa. ¿Escuchas el viento? Vamos escucha lo que dice» simplemente, es paz instantánea.

Nunca pude encontrar las palabras de las que no abuelo tanto hablaba, escuchar al viento y escucharlo...

— ¿Qué no dijeron que haría mucho sol ahora? —pregunté. El cielo estaba despejado no había ni una sola nube y el sol se había escondido. Sentí lástima por este día, se ponía cada vez más aburrido.




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