Estúpido y perfecto Evans

Capítulo 16| Cambios

Dos meses después

— Felices cinco meses, hermosa. — Ethan me coloca un collar con un bello dije color esmeralda.

Volteo y le sonrío. Acaricia el dije mirándome fijamente.

— Cuando lo vi pensé en ti, me recuerda a tus ojos. ¿Te gusta? — inquiere y asiento esbozando una sonrisa.

— Me encanta. — le doy un beso de agradecimiento.

Me abraza a su cuerpo y suspiro enredando mis manos en su espalda.

Habían pasado dos meses desde que decidí darme una oportunidad con el rubio, habían cambiado tantas cosas a mi alrededor. Nuestra relación era simplemente perfecta, Ethan volvió a ser el chico dulce y encantador de siempre, y me dio el espacio que necesitaba. No me ha presionado, y aunque hemos tenido oportunidades de pasar a otro nivel en nuestra relación, todavía tengo mis reservas, es como si mi corazón se estuviera resistiendo a entregarse por completo y salir lastimada.

Aún me estaba recuperando de lo sucedido con Harry, no era fácil renunciar a una persona que se empezaba a convertir en alguien importante en mi vida.

Lo cierto es que me resistí a dejarlo ir totalmente, aunque estaba en una relación no podía sacarlo de mi vida por completo, no era una opción para mí.

Así que ambos hicimos una especie de tregua, éramos amigos, así de simple.

Amigos que compartían ratos agradables.

Amigos que se contaban sus secretos o asuntos sin importancia, lo que importaba era escucharnos el uno al otro.

Amigos que decidieron guardar en un recóndito sitio de nuestros corazones el amor que tanto nos hacía daño.

Solo amigos.

Y estaba bien… nos evitábamos problemas innecesarios.

Él acababa de comenzar una relación con la rubia. Llevaba poco menos de un mes, y se los veía… felices.

No puedo negar que cuando lo supe lloré durante largas horas encerrada en mi habitación, el inicio de esa relación era sin duda el final de cualquier intento de una relación fuera de una amistad entre ambos.

Yo tenía a alguien y él también.

Ya no había nada más ahí. O eso quería pensar.

Ethan entrelaza nuestros dedos y mueve mi silla para que me siente. Me había traído a un bonito restaurante a las afueras de la ciudad para celebrar nuestro quinto mes de relación.

Hoy se veía especialmente apuesto. Llevaba puesta una camisa color vino y pantalones biege, su cabello rubio peinado hacia atrás, con esas bellas ondas que le daban un atractivo único.

Su rostro iluminado siempre con una amplia sonrisa que acentuaba esos pequeños hoyuelos en sus mejillas y sus ojos brillantes. Rebosantes de amor.

Él era simplemente hermoso, y era mi novio.

Llamaba la atención de las mujeres del lugar, era tan encantador que nunca podía pasar desapercibido. Ya me había acostumbrado al exceso de atención que siempre recibía, y no me molestaba, a menos que alguien quisiera acercarse, ahí si me transformaba.

Ethan se sienta frente a mí y me sirve una copa de vino.

— Gracias. — bebo de mi copa y él hace lo mismo. — este lugar es hermoso, ¿Cómo lo descubriste?

— Busqué durante largas semanas el lugar perfecto para esta fecha importante. — mi corazón se acelera en mi pecho. — sé que te encanta la naturaleza, no eres una chica de mucho alboroto, así que decidí traerte a un lugar tranquilo y relajante. Lejos del caos de la ciudad.

— Me encanta. — estiro mi mano para acariciar la suya, él acaricia el dorso de mi mano con sus dedos.

— Tú me encantas. — me muerdo el labio. — nena no sabes lo feliz que me hace tenerte a mi lado, te amo demasiado.

Le sonrío y miro mi plato.

Una deliciosa cena servida me hace ojitos. Él se ríe.

— Disfruta la cena, sé que amas la lasaña. — me río.

— ¿Acaso se te escapa algo Ethan O’Bryan? — inquiero juguetonamente.

— Espero que no, bonita. Quiero que te sientas feliz a mi lado.

— Lo soy, soy muy feliz contigo. — me sonríe y comenzamos a comer.

Pasa una hora en la que nos reímos y conversamos sobre temas de su universidad y mi colegio. Estaba en mi último año, y nos tenían llenos de proyectos y tareas.

No nos daban respiro, encima tenía que estudiar para el examen de admisión a la universidad. Decidí estudiar artes, Ethan asegura que soy increíblemente talentosa y que no debo desperdiciar mi talento.

Así que tomé la decisión, haría lo que tanto me gusta.

Me costó volver a pintar, llevaba muchos años sin hacerlo, pero cuando di la primera pincelada me sentí realmente plena.

Ethan por su parte seguía concentrado en su deporte y en su carrera.

La temporada estaba por terminar y era semifinalistas en todo el estado de California. En dos días jugarían el partido decisivo para ir a las finales, se lo notaba nervioso, entrenando casi todo el día, inclusive creí que hoy no haríamos nada especial, y no me hubiese quejado, sé que se está esforzando por esto.




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