Soundtrack: Dusk Till Dawn - Zayn ft. Sia
Tres semanas después
Los exámenes de mitad de año eran la peor pesadilla para cualquier estudiante que no fuera una come libros como mi mejor amiga.
Por ejemplo, yo.
Juro que intento comprender las complejas fórmulas exponenciales de este jodido libro de álgebra, pero por más que lo leo una y otra vez no logro comprender un carajo.
Debo decir que tengo a la mejor maestra que podría tener, mi mejor amiga intenta enseñarme hasta con bolitas y palitos lo que para ella es más que sencillo, pero que para mí representa el misterio jamás descubierto de la ciudad perdida de la Atlántida.
— Concéntrate, Em. — me dice golpeándome con el lápiz en la frente.
— Auch. — me quejo refregándome el área que comienza a arder. — eso intento, pero es que… ¡Es tan difícil!
Resoplo mis labios con frustración, siempre he creído que todos nacemos con un talento especial, no me considero especialmente buena en las artes científicas, lo mío es más el lado artístico, la literatura. Por otra parte, mi mejor amiga no puede dibujar un carajo, y mucho peor escribir algún verso literario, eso para ella es algo frustrante.
Por lo tanto, tenemos un pacto, yo la ayudo en todo aquello que a ella no se le da, y ella por su parte intenta sumergirme en el mundo de los números, las fórmulas y todas esas pociones que ella suele llamar química, para poder rescatar el último año escolar.
Sin embargo, y aunque he dado mi mayor esfuerzo siento que definitivamente la parte lógica de mi cerebro se niega a cooperar.
Ahora mismo me duele la cabeza, tengo sueño, frustración y una maldita hambre que hace sonar mi estómago haciendo que mi amiga abra la boca indignada.
— No puedo creer que todo este tiempo no hayas entendido nada de lo que te expliqué. — hago un puchero que la hace exhalar con fuerza. Cierra el libro y se quita sus lentes de lectura. — bien… tomaremos un descanso.
Una sonrisa complacida se extiende por mi rostro, ella niega divertida y se acerca a su mesa de noche, toma su teléfono y marca al primer piso. Segundos pasan y contestan. — Mónica, tráenos un par de emparedados y dos batidos de coco a mi habitación, gracias.
Cuelga el teléfono y me río. — esto parece un hotel cinco estrellas, con servicio a la habitación y todo. — me levanto de la silla del escritorio y estiro mis extremidades tensas. — yo tengo que gritarle a mi madre desde la segunda planta, esperando que de milagro me lleve la comida a mi habitación sin darme un sermón antes. En fin, como siempre el rico humillando al pobre. — bromeo y mi amiga niega divertida.
Pasan algunos minutos y la puerta de la habitación suena. — Adelante. — dice Mad y la chica aparece en nuestro campo de visión.
— Traje lo que me pidió. — dice mostrando la bandeja que lleva en las manos.
— Pasa, déjala en la mesa del balcón. — la chica asiente y camina por la estancia rumbo al balcón.
No puedo evitar mirarla más de la cuenta. Me pregunto, ¿Será latina? Tiene un muy buen cuerpo y piel morena y tostada. Una cabellera larga que mantiene sujeta en trenzas bien elaboradas y piernas largas y delgadas, que la mayoría del tiempo lleva descubiertas con faldas demasiado cortas.
No puedo evitar sentirme intimidada por su belleza. Pasa por mi lado y una tensión me recorre el cuerpo, algo me pasa con esta chica y todavía no puedo comprender lo que es. Probablemente sea el hecho de que sé a la perfección lo mucho que se muere por Harry, ella y yo nos habíamos declarado indirectamente la guerra, parece que la chica no se molesta en ocultar lo que le produce su jefe, y yo por mi parte tampoco oculto mi malestar al saber que ellos pasan mucho tiempo bajo el mismo techo.
Sé que es estúpida esta inseguridad que estoy sintiendo, pero solo al mirar a la chica que ahora coloca con cuidado cada cosa sobre la mesa no puedo evitar sentir este sentimiento que me molesta. Se pone derecha y voltea rumbo a la habitación nuevamente. Sin remedio nuestras miradas se encuentran y puedo jurar que siento como la tensión recorre nuestros cuerpos.
Ella aprieta los labios y sus manos sujetan con fuerza la bandeja contra su abdomen, camina y pasa nuevamente por mi lado. — provecho. — dice de manera tan desdeñosa que me produce un sinsabor en la boca del estómago.
— Te llamaré si necesitamos algo más. — le dice Mad y ella asiente.
— Con permiso.
Sale por la puerta principal y finalmente puedo soltar el aire retenido en mis pulmones.
— ¿Es mi impresión o el ambiente se puso demasiado hostil? — dice Mad mirándome con sus ojos entrecerrados.
Hago una mueca y evado sus ojos inquisitivos. — cariño, cuando te comenté del gusto que tiene nuestra empleada por mi hermano mayor no fue con el objetivo de que te lo tomaras tan en serio.
— Vamos, Mad. Es imposible que no me lo tome en serio, ¿La viste? Es preciosa. — sonríe de lado. — ni siquiera el chico más insensible y frío, como Harry Evans, por ejemplo, puede ser inmune a una belleza así.
— No seas tonta. — mi amiga se acerca y me sujeta por los hombros. — Me parece que todavía no te das cuenta lo mucho que mi hermano se muere por ti. — suelto el aire despacio. — cariño, no dejes que una mujer como ella te intimide, debes demostrarle quien es la puta ama en este lugar, ósea tú.