Soundtrack: Complicated - Avril Lavigne
Agarro con fuerza la baranda metálica de la escalera, una llama cargada de rabia crece en mis entrañas mientras sus ojos avellana me observan.
Aquellos ojos que una vez me hacían suspirar. Qué tonta debí haberme visto ante todo el mundo, la ilusa enamorada del peor perro de esta maldita ciudad.
Desciendo las gradas que me faltan caminando rumbo a la entrada principal.
Mi hermano se voltea al notar mi presencia. — Emma, ve con Mad, yo soluciono esto.
— No, yo lo haré. — le digo terminando de cruzar el umbral de la puerta.
Ethan se mantiene callado, con sus ojos observándome lentamente, con detalle.
— Enana, no creo que sea buena idea. — me gruñe intentando hacer que entre en razón. — Harry puede… encontrarlos.
— No voy a hacer nada malo con este idiota, Alex. — le digo casi ofendida con sus palabras. — solo necesito aclararle un par de cosas que al parecer todavía no logra comprender.
Mi hermano suelta el aire lentamente y al final asiente dándose por vencido. — Bien, pero si me necesitas por favor llámame.
Asiento y me volteo para mirar al rubio. La puerta se cierra detrás de mí y tomo aire reuniendo toda la valentía para hablarle después de tres semanas.
— ¿Ahora qué quieres Ethan? — le digo en tono hostil. — ¿Acaso no te cansas de joderme la existencia?
El rubio baja la mirada y noto como tensa la mandíbula. Es la primera vez que me percato de la molestia, frustración y probable remordimiento en su expresión. Pero ya conozco bastante al chico frente a mí como para saber que todo esto puede ser parte de su bien orquestado teatro para verme la cara de idiota.
— Vine a traerte esto. — alza su mano y la abre mostrándome un artículo muy preciado para mí y que con todo lo que ha pasado durante estas semanas no me he percatado que no tengo.
— ¿Tú… por qué tienes esta pulsera? — lo miro con el ceño fruncido.
Ethan finalmente me mira y una pesadez me invade el pecho. Lo sombrío de su expresión me hace tensar como nunca antes.
— No lo sé, simplemente apareció en mi alcoba. — dice e insiste con la mirada a que la tome. Aunque yo no puedo salir de mi confusión ¿Cómo pudo terminar la pulsera que Harry me regaló en su habitación si yo nunca entré a su casa después de que él me la regalara? — ¿Vas a tomarla o simplemente la boto? No me apetece tener nada que me recuerde lo imbécil que fui al no darme cuenta de que ya te había perdido mucho antes de haberlo mandado todo al carajo ese día.
Cojo la pulsera sintiendo una extraña repulsión al tocar su piel.
— ¿Te refieres al día en el que arruinaste mi reputación y rompiste mi corazón como si no valiera nada para ti? — Ethan traga grueso. — Responde, cobarde.
Sonríe tristemente. — sé que de nada sirve decirte estas palabras, pero lo haré porque te juro que me estoy muriendo por dejar salir todo esto que me quema las entrañas y no me deja seguir adelante sin tenerte cada día en mis putos pensamientos. — un escalofrío me recorre cuando siento que da un paso más cerca, retrocedo por mero instinto, sintiendo que la repulsión que le tengo traspasa los límites de lo tolerable. Ahora sé que fue una mala idea hablar nuevamente con él. Pero es tarde, muy tarde. — ese día dije muchas mentiras Emma, empezando por el hecho de que solo quise jugar contigo desde un principio, joder eso… solo fue algo que inventé para parecer indiferente al hecho de que estabas con el chico que te destruyó la infancia, solo unas horas después de haber terminado nuestra relación. — exhala con pesadez. — fui un imbécil, me dejé dominar por la rabia y los celos y terminé diciéndote cosas que… mierda, Emma. Sé que me merezco todo el odio que puedas darle a una persona, pero solo me queda pedirte perdón; perdóname por no haberte valorado lo suficiente, por los malos momentos, por la traición, por el dolor que llegué a causarte, perdón por cada jodida cosa que hice y que no puedo reparar. Perdón.
Murmura una última vez y tiemblo con un nudo de lágrimas atorado en la garganta. Es que… lo odio tanto, solo mirarlo y saber lo cínico que puede ser al decirme todas estas cosas después de lo mucho que llegó a dañarme, es algo que no tolero.
Me acerco solo para mirarlo directo a los ojos y decirle las palabras que tanto he deseado decirle desde que vi ese video repugnante en el que se follaba a otra cuando se suponía que estaba perdidamente enamorado de mí.
— Nunca antes conocí a un hombre como tú ¿Sabes? — él me mira con expresión confundida. — un real imbécil capaz de actuar como un chico amable y encantador, cuando no eres más que un cabrón que solo busca poseer a una mujer sin importarle en lo absoluto lo que ella quiera. — el rubio se pone rígido, con los labios tensos en una fina línea. — déjame decirte Ethan O’Bryan que eres por mucho lo peor que me pudo pasar en la vida, no te mereces en lo absoluto mi cariño, ni mis lágrimas, mucho menos mi tiempo, así que te pido que hagas lo único bueno que llegarías a hacer por mí y es… desaparecer de mi existencia. Hazlo y no vuelvas a decir que me quieres, porque te juro Ethan que voy a perder los estribos, y no soy tan dulce como aparento cuando un pendejo me hace enojar.
Ethan parece demasiado impresionado por mis palabras, carraspea unos segundos después de parpadear mirándome como si no me reconociera.