⸞ Madison ⸞
El baile siempre ha sido mi pasión.
Mi ruta de escape de mi vida carente de una figura paterna. Siempre se dice que las hijas mujeres son más apegadas a sus padres, que te conviertes en la princesa de aquel príncipe azul que jamás te haría daño.
Lamentablemente mi historia es completamente diferente. Ya que mi padre nunca me vio como su princesa, al contrario, odió concebirme. Y jamás recibí su cariño y mucho menos su protección. Mi padre intentó abusar de mí, el muy hijo de puta me hubiera violado si mi hermano no lo hubiese detenido.
Ese momento de pánico se recrea en mi cabeza un sinfín de veces, recuerdo su espeluznante sonrisa perversa, sus ojos chispeantes de morbo y sus manos… sus asquerosas manos intentando tomarme de las piernas para someterme.
Es un trauma que cargo conmigo y que pesa sobre mis hombros. Cuando conocí la danza pude sentir como si ese sufrimiento se disipara. Cuando estoy en una pista de baile, moviéndome al ritmo de la música, dejando que mi cuerpo hable todo lo que mi subconsciente calla puedo sentirme realmente libre.
Amo el baile. Ha sido mi refugio y mi mayor inspiración.
Ahora que lo tengo a él todo es mejor. Puedo disfrutar más de mi pasión, le encanta verme bailar, es mi mayor admirador, y yo amo mostrarle mi arte, como justo ahora que le enseño mi rutina antes de mi presentación. Estamos en la parte trasera del teatro en donde sería el concurso.
Todo está lleno de concursantes que practican o se terminan de preparar junto con sus entrenadores o las personas que más quieren. Yo estoy con Alex, mi chico. El amor de mi vida y el mejor chico que pude encontrar.
Al principio tenía mis dudas sobre nuestra relación, sabía que lo amaba, de eso estaba segura, sin embargo, aún me mantenía recelosa por miedo a salir lastimada. Y es que recibir el amor de un hombre era algo tan nuevo para mí, aunque siempre tuve a mi hermano, que aún con la distancia mantenía contacto frecuente conmigo, me hacía falta alguien que me mirara como si yo fuera su mundo.
Y eso represento para Alex Wilson. Mi vecino de al lado, el hermano mayor de mi mejor amiga y el hombre con el que quiero pasar toda mi vida.
Si, sé que suena algo precipitado. Ambos estamos jóvenes y no llevamos mucho tiempo juntos, pero no puedo imaginar una vida sin él a mi lado, lo amo como nunca creí llegar a amar a alguien.
Termino mi última voltereta y aterrizo en la punta de mis pies. Escucho sus aplausos. Le sonrío y dejo que me rodee la cintura y me dé un delicioso beso.
— Eres increíble, nena. — acaricia mi mejilla y me mira con esa intensidad que me derrite como mantequilla en un sartén.
— ¿Te gusta? — inquiero jugando con los mechones del cabello de su nuca.
— Me encanta. — sonríe complacido. — soy muy afortunado de tener una novia tan talentosa, — mi corazón se acelera al escucharlo. — cuando bailas te conviertes en una diosa, es como si fueras alguien inmortal, mágica. Te siento tan inalcanzable cuando te veo bailar… — murmura con cierta tristeza y sujeto su rostro con ambas manos.
— Escúchame bien. Te amo y soy yo la afortunada de tenerte en mi vida, eres el mejor, Alex. Gracias por no darte por vencido conmigo. — lo abrazo y siento como su cuerpo se tensa. Frunzo el ceño y levanto la mirada a sus ojos. — ¿Te pasa algo? — inquiero.
Sus ojos me observan y niega rodeándome finalmente con sus fuertes brazos. — no es nada, quiero que te concentres en tu presentación, bloquea todo lo demás.
Entorno la mirada y asiento sin más remedio. Conozco a mi novio y sé que algo le pasa, pero por más que insista no me lo dirá, él es obstinado como su hermana menor.
— Concursantes prepárense, el programa está a punto de empezar. — uno de los organizadores se acerca informándonos a todos los que allí nos encontramos.
Me separo de Alex y decido hacer mis ejercicios de respiración para calmar mis nervios. Este concurso es fundamental para mi carrera. Hay muchos cazatalentos en este lugar, si logro hacerlo perfecto, sé que tendré mi oportunidad para ir al exterior y empezar a danzar profesionalmente.
— Nena, lo harás perfectamente, no te preocupes. Creo en ti. — escuchar esas palabras me inyectan una gran seguridad. Volteo y lo abrazo una última vez, recargo mi cabeza en su pecho y suspiro al escuchar los latidos de su corazón.
— Gracias por estar aquí. Gracias por amarme. — levanto el rostro y junto mis labios con los suyos. — te amo.
— Y yo a ti hermosa, eso nunca lo olvides.
Sus palabras suenan melancólicas, pero no decido indagar en ello, ya nos están llamando a todos para ubicarnos así que le doy un último beso y me separo de él para irme con el grupo.
Los minutos pasan y los nervios comienzan a hacer estragos en mi cuerpo. Los concursantes empiezan a pasar uno a uno, soy la concursante número seis, así que faltan dos posiciones más y será mi turno. Me asomo por un costado para observar el teatro. Mi boca se abre con asombro, el lugar está repleto, desde las primeras filas, hasta las sillas superiores.
Busco a mi familia y sonrío cuando veo a mi madre, mi hermano junto a Emma, y mi novio en la tercera fila.