⸞ Emma ⸞
El regreso a casa después de despedir a mi hermano en el aeropuerto es tan deprimente que nadie emite palabra alguna. Mi padre va serio en el asiento delantero, junto a mamá que se seca las lágrimas con un pañuelo. Lucas va abrazado a mi regazo, en tanto yo apoyo mi mentón en su cabeza.
La despedida había sido más difícil de lo que creí, terminé llorando mientras mi hermano me acariciaba la espalda repitiéndome que un año se pasaría volando.
Sí, como si 365 días, 12 meses y cuatro estaciones fueran nada.
Estoy deprimida, pero debo aceptar que no solo es por la partida de Alex. Tantas cosas han pasado en los últimos días que amenazan con acabar con mi estabilidad emocional; el enojo de mi mejor amiga al sentirse traicionada por haberle ocultado lo de mi hermano, la renuencia de mi padre a mi relación con Harry, que ya me ha dejado claro en algunas ocasiones que se encuentra en periodo de “prueba” y eso implica visitas restringidas y únicamente en la sala y como si fuera poco, y para darle un plus a su actitud sobreprotectora y tóxica, Harry solo podía venir cuando él estaba en casa. Debido a que su mejor amigo, o sea mi hermano, ya no sería un pretexto para que él entrara y saliera de su propiedad “como pedro por su casa”. Cito, textualmente, las palabras dichas por mi progenitor.
Sinceramente, todavía no entiendo su actitud hostil con el castaño, cuando Ethan se presentó en mi casa, a mi padre le bastó un par de horas conociendo al rubio para llevarse de maravilla. Sin ninguna conversación privada en su despacho. Y mucho menos ese dichoso periodo de “prueba”.
Aunque para ser sincera, mi relación con el castaño no está en su mejor momento, posterior a que me confesó lo que había hecho con su empleada, siento que algo entre los dos se fracturó.
Sé que no debería reprocharle absolutamente nada, cuando él estuvo con Mónica, yo me encontraba en una relación con el rubio. Harry no me debía fidelidad, no después de haber tomado la decisión de seguir con Ethan posterior a haberle prometido a Harry que iba a terminar mi relación para darme una oportunidad con él.
Sin embargo, eso no evita que mi pecho duela, más por el detalle de haberme ocultado algo tan trascendental, siendo que yo siempre fui sincera con él con respecto a Ethan. Y, aunque me asegure que para él no fue importante, sé que para la mujer no es así, se le nota de aquí a la luna lo enamorada que se encuentra de Harry, y eso me inquieta, ella vive bajo su mismo techo, se encuentran a diario, ella lo mira, lo anhela, esperando solo una pequeña oportunidad para volver a meterse en su cama…
Sé que estoy actuando infantilmente, que me estoy dejando dominar por mis celos e inseguridades. Pero no puedo evitar sentirme de esta manera, por más que el castaño me jure que tiene la situación controlada y que soy la única mujer en su vida, en su corazón y en sus pensamientos.
Suelto un suspiro al aire y mi padre carraspea sacándome de mis pensamientos. Nos encontramos en nuestra casa.
— Pueden entrar. Yo debo ir a recoger a Vladímir. Su vuelo llega en una hora.
Oh. Ese otro pequeño detalle para agregarle más drama al asunto. Hoy llegaba el estudiante de intercambio de Alemania, el cual mi familia tenía que acoger por todo un año.
Cosa que a mi padre todavía no le hacía gracia, principalmente porque tendrá que meter a un hombre desconocido en su casa, sin saber qué intenciones podía tener. Y Gregory siendo tan calculador y jodidamente protector con su familia, principalmente conmigo, ese era un asunto que lo tenía intranquilo. Pobre chico, no tiene idea a la casa del loco al que viene a parar.
No sé mucho sobre el tipo que vivirá en mi casa durante todo un año, solo sé que tiene veintiún años, procedente de Berlín, Alemania. Cursando el tercer año en idiomas en la Universidad de Humboldt. Todo un prodigio, según lo que sé.
Ya que, para ser poliglota, y saber más de siete jodidos idiomas, debe tener por lo menos el coeficiente intelectual de Einstein.
Todos asentimos y salimos del auto en completo silencio. Entramos a la casa y mamá nos sonríe a ambos. — óiganme bien, no se atrevan a irse de esta casa en lo que les reste de vida, ¿les queda claro par de criaturas? No soportaría un dolor como este de nuevo.
Nos señala a ambos y la miro condescendiente, sé que para mamá fue muy difícil dejar ir a su primogénito, ella siempre ha sido muy apegada a nosotros, nuestra mejor amiga y confidente, por ese mismo motivo fue que aun con su corazón doliendo convenció a mi padre de apoyar a Alex en esta descabellada decisión que había tomado.
Porque sí, ¡Era descabellada!
Maldito idiota, justo cuando me estaba encariñando con él, decide marcharse y dejar un desastre a su paso.
Ahora mi amiga no me habla ¡Por su culpa!
Intento calmar mi mal humor y miro a mamá con una sonrisa.
— Prometo no irme por lo menos hasta que te encuentres tan arrugada como una pasa y tus bubis caigan como cortinas sobre tu abdomen.
Mi mamá tuerce el gesto por lo que le digo, ella odia hablar sobre la vejez, ya que eso implica que su piel radiante y perfecta se arrugará y llenará de imperfecciones, sin hablar de su cuerpo que tanto se esmera por mantener firme con dos largas y extenuantes horas diarias de pilates.