Éter

Prólogo

Prólogo – Éter

Hay cosas que solo pasan una vez.
Y hay cosas que nunca pasaron… pero aún así te marcan como si fueran cicatrices verdaderas.

A veces me pregunto si fue real. Si de verdad estuvo aquí. Si esa risa que aún escucho en las madrugadas fue mía o suya, o de algún recuerdo que inventé para no volver a romperme.

Hay días en los que me convenzo de que todo fue un delirio. Que fue mi mente, mi trauma, mi forma desesperada de aferrarme a algo bonito cuando todo dolía. Pero hay otros en los que despierto con el olor a café en el aire, con una canción sonando que juro que él me enseñó, con esa flor que nunca planté creciendo en la ventana…

Y entonces ya no sé qué pensar.

No sé cómo contar esta historia. Porque no sé si hablar de él como se habla de los vivos, o de los sueños. No sé si decir nos enamoramos, o me salvó, o simplemente: me inventé a alguien que pudiera abrazarme sin que yo tuviera que explicar nada.

Pero lo voy a intentar. Porque alguien como él —real o no— merece ser contado.

Y porque hay verdades que duelen más cuando se guardan.

Así que si estás leyendo esto, prométeme algo:
no me preguntes si fue real. Solo si valió la pena.
Yo lo llamé Éter, porque nunca pude tocarlo… pero vivió dentro de mí como si fuera mi aire.




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