Dentro del castillo, en la habitación de la reina, descansan dos bebes en una fina cuna. Los mellizos duermen tranquilamente, ya tienen dos meses.
Taireas, la princesa de los Humales es mucho más activa que su hermano y tiene mucha energía, por lo que a menudo gatea y juega por todo el palacio.
Grugnil, el primogénito de Reynar y único hijo del rey Kaltiras, es muy tranquilo, gatea poco por el suelo, pero es quien más demuestra síntomas de lenguaje.
Se sabe que las hembras humales son mucho más activas en su niñez, mientras que los machos son más tranquilos, pero conformen van creciendo la situación se revierte.
La reina Iliras abrió los ojos de su placido sueño, llevaba puesto una bata blanca semitransparente que usa para dormir. Se levantó, dio un corto vistazo hacia la cuna de los bebes para asegurarse de que estén bien, y se desplazó al baño. Pasaron unos minutos y la reina salió envuelta en mantas para tapar su cuerpo desnudo, era el cuerpo de la mejor mujer guerrera de Reynar. Sus caderas pronunciadas, brazos y abdomen marcados con músculos definidos y fuertes, piernas largas y fuertes, mirada fuerte y ojos de color charoita, nariz pronunciada, orejas pequeñas y cabello negro como el carbón, sin dudas la reina Iliras era una de las más grandes guerreras de la nación y una de las más bellas también.
Iliras se dirigió a su closet, escogió la ropa que se iba a poner y se cambió, luego se dirigió a la cuna de los mellizos y tomó en sus brazos a los dos, tratando de no despertarlos, y con un paso rápido se dirigió al comedor del castillo.
Una vez llegó al comedor, pidió a una de las criadas que estaba cerca que le trajeran el desayuno y dos sillas para bebes.
La criada obedeció y se dirigió hacia la cocina.
Oh, ¿te despertó mamá, Grugnil? – preguntó Iliras, al ver bostezar al pequeño Grugnil.
La reina esperó a que trajeran las sillas para los bebes, mientras ella conversaba con el pequeño Grugnil. A la reina le gustaba mucho platicar con sus bebes, era una madre muy afectiva.
En la cultura de los Humales, las madres educan a sus hijos de una manera dura, cuando son bebes los dejan de hambre, cuando son niños les enseñan a pelear y cuando son jóvenes les dejan libres. Podría parecer cruel o indiferente pero las madres Humales saben el destino de los que son débiles y preparan a sus hijos desde pequeños para que se defiendan y luchen, solo algunas madres son más tiernas con sus hijos. También es común regalarles armas o armaduras en sus cumpleaños, la artesanía en los Humales consiste en pinturas en la piel o en tallado en madera, muy pocos Humales se dedican a tejer o coser.
El país de Reynar es habitado por tres razas (Humales, Altirianos y Enanos) Antiguamente estas tres razas combatían entre sí, pero después de una gran guerra en donde se perdió la vida de miles de guerreros las tres razas se hartaron de pelear y decidieron aliarse en busca de paz y prosperidad, así se fundó Reynar y sus tres castillos.
Los Altirianos son una raza de contextura delgada y cuatro brazos. Es una raza alegre y su mayor característica es su piel azul. Ellos actualmente son los mayores productores de tela en el país, además de sus fabulosos tejidos y costura, la reina de los Altirianos es toda una celebridad por sus vestidos.
Por otro lado, los enanos son una raza de poca altura, pero cuentan con una contextura fuerte y son muy inteligentes. Ellos son expertos en artesanía y extracción de minerales, también son muy curiosos y cada cierto tiempo lanzan al mercado un invento extraordinario. El rey de los enanos es una persona reservada y casi no participa en las juntas.
El equilibrio de poder político está inclinado hacia los Humales, por ser los únicos que defiendan las fronteras y ciudades. Sin embargo, sin los reyes Altiriano y Enano, los ciudadanos de Reynar no podrían vivir cómodamente.
Ya que los Humales resuelven cualquier conflicto a través de una pelea.
Muchos eran los rumores que decían que la reina de los Humales era una salvaje y que a diferencia de las reinas altiriana y enana, ella era la única que no utilizaba un vestido.
Este rumor solo era la mitad de una verdad, porque si bien es cierto que a la Reina Iliras no le gustan los vestidos, ella no es una salvaje, todo lo contrario, es la más recatada a la hora de mostrar su poder.
Hoy la reina Iliras, había llevado a sus hijos a su entrenamiento diario con la espada. La edad de los herederos de Reynar es de cuatro años.
Este día era muy especial, tanto la reina Iliras como el rey Kaltiras están presentes. Era el día en que los herederos de Reynar iban a comenzar con su entrenamiento de guerrero.
Taireas, Grugnil vengan aquí un momento – dijo la reina con una voz suave y agradable.
Los herederos de Reynar obedecieron al llamado de su madre, y se pararon al frente de la reina.
Mis queridos hijos, hoy es un día especial … - declaró la reina con una sonrisa.
¿Por qué es un día especial? – preguntaron los niños.
La reina se agachó y se puso a la misma altura que sus hijos.
Hoy comenzará su entrenamiento para ser grandes guerreros – dijo la reina
¿Grandes guerreros?... ¿Cómo papá? – preguntaron los niños.
Si, como papá – sonrió la reina
Los niños se alegraron por la respuesta de su madre y comenzaron a sonreír.
La reina volvió a su postura original y dijo:
“Según las tradiciones, el hijo varón será criado por el clan del padre y la hija mujer será criado por el clan de la madre”
Entonces el rey tomó la mano de la reina.
Sigamos las tradiciones y formemos a los grandes guerreros del futuro – dijo el rey Kaltiras.
Después como dictan las tradiciones, los mellizos fueron separados y enviados a los clanes respectivos de sus padres, donde recibirían el entrenamiento de un guerrero.